Formas fantasma en Parque Centro
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La obra del escultor Alejandro Fuentes Quezada se inaugura en Parque Centro, en el marco del Festival Internacional de las Artes Julio Torri
En el marco del Festival Internacional de las Artes Julio Torri el escultor Alejandro Fuentes Quezada inauguró su pieza “Murmullos desde el vacío” en Parque Centro este domingo.
La obra se trata de una escultura monumental compuesta por 25 pilares recortados por una esfera imaginaria, inspirada por el fenómeno de la astrofísica pero con connotaciones humanas de acuerdo a cada uno de los espectadores.
Durante la ceremonia inaugural la titular de la Secretaría de Cultura, Ana Sofía García Camil, expresó que “otorga una dimensión del arte a través de la presencia de la materia imaginada. ¿Qué es el vacío?, se pregunta el artista en su pieza, ¿cuál es la naturaleza de este concepto cuyo referente inmediata se encuentra en el universo en formas de hoyos negros?”
Ubicada junto al edifico Maia, la escultura está acompañada por una placa con un código QR que al escanearlo dirige a un sitio donde un modelo de realidad virtual de la misma permite observar el orbe imaginario que sostienen los pilares y que desde nuestra percepción solo es visible a través de los cortes que realiza en estos.
“Murmullos desde el vacío” vio la luz en la Plaza Mayor de Torreón en noviembre del 2018 como parte del proyecto Esculturas en Espacios Públicos que la SC de Coahuila impulsó el año pasado y que trajo piezas de artistas mexicanos a sitios como la Plaza Coahuila y el mismo Parque Centro.
Asimismo, Carlos Gutiérrez, representante del Grupo Davisa, expresó que “El arte y por ende la belleza son bastiones inequívocos de esperanza en nuestro país. Prueba de ello es la obra que hoy admiramos de nuestro artista saltillense Alejandro Fuentes Quezada, que además nos hace ver que lo que se hereda no se hurta”.
“Sus manos contribuyen a la alquimia al convertir su imaginación en verbo activo, en espacios silenciosos que atraen, seducen y atrapan”, agregó.
Por su parte el autor agradeció a las autoridades su apoyo y expresó que “la interpretación cada quien la tiene que buscar. El vacío es una sensación, sentimiento, idea, muy cercana al ser humano”.
Expresó que el nacimiento todos experimentamos algún tipo de vacío; la sensación de hambre, una ruptura amorosa, el luto y nuestra propia ausencia al morir “y este concepto del vacío es muy cercano, muy humano, y sin embargo es un concepto muy universal porque empezamos a entenderlo como un fenómeno que puede suceder a escalas cósmicas”.
“Estos paralelismos de lo que nos sucede a nosotros como humanos, seres en este planeta y lo que sucede a un nivel incomensurable para nosotros me resulta muy interesante. Pero sobre todo detonar la reflexión y el pensamiento”, agregó.
Alejandro Fuentes Quezada comenzó su carrera como diseñador para compañías de post-producción en Canadá, de animación y modelado digital cuya escuela formó su educación visual con formas poligonales.
Al ingresar como colaborador en el taller de su padre, el escultor Alejandro Fuentes Gil en algunas comisiones a principios de la década pasada, el joven se dedicó en su momento sólo a apoyarlo en estas instancias, hasta que decidió desarrollar su propio lenguaje artístico.
Primero lo intentó con una mezcla entre el trabajo escultórico de su padre, enfocado en la fauna naturalista, y su propio bagaje, con una serie de esculturas animales hechas de manera poligonal, pero luego de descubrir que ya había otros artistas explorando el mismo terreno continuó por otro camino.
Esto lo llevó hacia el estudio de las ciencias, en específico la física y astrofísica cuyos fenómenos le inspiraron a crear obras en acero inoxidable de grandes proporciones, volúmenes hechos con láminas que dependiendo del ángulo en que se miren revelan su forma o la ocultan o se convierten en algo más.
“Murmullos desde el vacío” se desprende de esta misma práctica y la puedes visitar todo el mes en Parque Centro.
¿Quién es Alejandro Fuentes Quezada?
Durante casi 15 años se dedicó expresamente a apoyar en la producción de las piezas de su padre y fue hasta 2016 que dio vida al cuerpo de obra por el que actualmente se le conoce y que vio la luz en 2017, primero en Cozumel y a finales de ese año en la rectoría de la UAdeC en la capital coahuilense.