James Bond, el largo camino del 007

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/ 9 noviembre 2015

Este fin de semana llegó la película número 24 de James Bond sin un atisbo de cansancio ni por parte de los productores ni de los espectadores. Diferente es la postura del realizador, Sam Mendes, y del protagonista, Daniel Craig, que aseguran estar cansados tras dos y cuatro películas sobre 007

LONDRES.- Salido de la pluma de Ian Fleming en 1952, el personaje de James Bond saltó al cine diez años después en “Dr. No”, de la mano de Sean Connery, al que muchos consideran el mejor 007 de cuantos han interpretado al agente al servicio de su majestad.

Tras él, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig, el protagonista de las últimas cuatro entregas -“Casino Royale”, “Quantum of Solace”, “Skyfall” y “Spectre”-.

Con Craig, las películas de James Bond han llegado a la vigesimocuarta entrega. Sam Mendes ha realizado las dos últimas, pero tanto él como el actor han asegurado que esta será su postrera participación en la saga, por lo que el siguiente proyecto podría ser un nuevo comienzo. 

No hay noticias al respecto pero, por si acaso, los títulos de crédito de “Spectre” rinden homenaje a algunos de los personajes que han aparecido en estas últimas entregas, desde el villano Silva (Bardem), a la superjefa M (Dench), o el gran amor de Bond/Craig, Vesper Lynd (Eva Green).

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EL PASADO SIEMPRE VUELVE

Y es justamente la sombra de M/Dench la que planea por la nueva entrega de 007, ya que un vídeo en el que encarga una última misión a Bond es el que desencadena toda la acción de “Spectre”.

Una aventura que pondrá a prueba, no solo la capacidad física de Bond, al que en varias ocasiones achacan ser demasiado viejo para ser un superagente especial, sino su fortaleza mental, ya que tendrá que enfrentarse a capítulos no cerrados de su pasado.

Si en “Skyfall”, Bond regresaba al hogar de su niñez en Escocia, en “Spectre” se encuentra con alguien que creía muerto y que reaparece no precisamente con buenas intenciones.

Con una profundidad visual y narrativa mayor de lo habitual en las películas de Bond, Mendes construye una aventura en la que no faltan los elementos habituales de la saga, pero en la que la vulnerabilidad del agente queda más patente que nunca.

El nuevo M (Fiennes) le cuestiona después del fracaso de una operación para la que no tenía autorización y que se desarrolla en México, en una colorista jornada del Día de los Muertos, el perfecto escenario para dar comienzo a una aventura que, como suelen todas las de Bond, le lleva por todo el mundo.

En este caso, México D.F., Londres, Marruecos, Austria o Roma, con una espectacular persecución en coche por las calles romanas en una espléndida noche, rodada con preciosismo por Mendes y con una espectacular fotografía del holandés Hoyte Van Hoytema.

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MADELEINE, RUBIA Y FRANCESA, ¿LA DEFINITIVA?

En Roma es donde Bond se encuentra con la primera chica de la saga, que es nada menos que la italiana Monica Bellucci, que se convierte así en la actriz de más edad en encarnar a una chica Bond -ella prefiere que la llamen “mujer Bond”- aunque su aparición sea más breve de la que sus admiradores querrían.

Porque la verdadera chica Bond de “Spectre” es la francesa Léa Seydoux, una actriz que combina a la perfección su trabajo en producciones espectaculares, al estilo de “Mission Impossible: Ghost Protocol”, junto a Tom Cruise; o “Inglorious Basterds”, de Quentin Tarantino, con cine de autor como “Midnight in Paris”, de Woody Allen, o historias íntimas y provocadoras como “La Vida de Adèle”.

Seydoux sustituye a su compatriota Bérénice Marlohe, que fue la chica de “Skyfall” y comparte a Bond con Naomie Harris, la Moneypenny de las dos últimas entregas.

Otra francesa -tras Sophie Marceau o Carol Bouquet, entre otras- para tratar de ocupar el frío corazón del agente, quien sabe si definitivamente.

Aunque nada es definitivo en el universo Bond, que cambia de chicas pero también de protagonista sin despeinarse, y sin que ello afecte al resultado en taquilla de las películas, que siempre ha ido en aumento con cada entrega, aunque la de mejor resultado, si se ajustan los precios a la inflación, ha sido “Thunderball”, protagonizada por Sean Connery allá por 1965.

¿EL ÚLTIMO BOND DE CRAIG Y MENDES?

Así que si este, como parece, es el último Bond de Daniel Craig, no será el fin de la saga , sino simplemente el comienzo de una nueva etapa.

Aunque todo está en el aire. Porque el actor británico ha repetido en los últimos meses que dejaría el personaje -su contrato era por cuatro películas-, e incluso llegó a afirmar que se “cortaría las muñecas” antes de volver a encarnar al agente secreto. Pero en el estreno mundial de “Spectre”, en Londres, aseguró a Efe: “todavía no se si abandonaré a Bond”. 

Más o menos las mismas dudas que manifiesta Sam Mendes, que un día dice estar harto y al siguiente es menos tajante.

“He hecho las películas que habría querido ver como aficionado. Espero que sirvan de aliento para que, en el futuro, buenos realizadores sigan esa estela, que tengan personalidad, que no les preocupe agradar a los demás, sino a sí mismos y que se arriesguen. Si eso fuera mi legado, sería bonito”, explicó en una reciente entrevista con Efe.

Lo que está claro es que las dos entregas en que estos dos británicos han coincidido en la saga Bond, son dos de las mejores películas de las 24 en las que 007 ha hecho disfrutar a millones de espectadores con esa mezcla de espectáculo, glamur y aventuras, en las que los personajes están, conscientemente, basados en estereotipos.

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CHRISTOPH WALTZ EL VILLANO

Como los malos, que no dejan de ser caricaturas llevadas al extremo, tanto en sus características físicas como en su comportamiento.

Villanos de Bond han sido actores como Telly Savalas, Christopher Lee, Christopher Walken, Benicio del Toro, Sean Bean, Mads Mikkelsen o Javier Bardem en la entrega anterior, “Skyfall”.

En “Spectre” el turno es para el austríaco Christoph Waltz, que desde que bordó el papel de malo en “Inglorious Basterds”, parece ser el villano por excelencia del cine y repite esa caracterización en la saga Bond.

Dos Óscar avalan las interpretaciones de malo de Waltz, que en “Spectre” muestra su mejor risa maléfica al servicio del gran enemigo de Bond, a la cabeza de una organización que ya apareció en películas anteriores, como “Dr. No” o “Diamonds are Forever”. 

Un malo de categoría, como lo son otros de los elementos que nunca pueden faltar en las películas de 007. 

Por un lado, los coches, espectaculares y deportivos. En “Spectre”, Bond conduce un Aston Martin DB10 -un automóvil conceptual del que se fabricaron diez unidades, ocho para el rodaje y dos para ser subastados con fines benéficos- en una persecución que va, desde la plaza del Vaticano, hasta las orillas del Tíber, tratando de escapar de otro de los malos de la historia, Hinx, al volante de un Jaguar C-X75. 

 Y por otro, la música, en concreto la canción que en cada largometraje acompaña la acción. Tras el éxito de Adele en “Skyfall” -primer Óscar para un tema Bond, el cantante es ahora Sam Smith, el artista que ha batido récords en Reino Unido y que ocupa un puesto que anteriormente fue de cantantes como Shirley Bassey, Tom Jones, Nancy Sinatra, Duran Duran, Tina Turner, Alicia Keys y hasta Paul McCartney. 

Todo un despliegue de fuerza y de medios para que Bond siga siendo el superagente más en forma, pese a que nació hace ya 63 años. 

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