‘La región salvaje’, película que retrata al México “más monstruoso”, es presentada en el país

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/ 21 octubre 2016

Tras haber sido premiada con el León de plata en Venecia, la última cinta de Amat Escalante se proyecta por primera vez en Latinoamérica, en la ciudad donde fue concebida y rodada

Guanajuato.- El México violento, machista y homófobo queda retratado en La región salvaje. La última cinta de Amat Escalante presenta a una sociedad víctima de una moral estricta y conservadora. En ella, los personajes huyen. Escapan de sí mismos. Tratan de escabullirse de la opresión y alejarse de aquello que coarta su libertad.

“Son personajes a los que les cuesta estar dentro de sí mismos. Por culpa de la moral y la religión no han podido aceptarse como son. No pueden mostrar su verdadera naturaleza. En ellos surge la frustración porque no tienen un lugar al que escapar”, cuenta Escalante.

Premiada en el festival de Venecia con el León de plata a mejor dirección, La región salvaje ha llegado este jueves a Guanajuato, el lugar en el que fue concebida y rodada. Esta ciudad del centro de México, donde el conservadurismo está fuertemente arraigado, ha sido la primera urbe latinoamericana en la que se ha proyectado la cinta, cuyo estreno oficial en el país se realizará el próximo lunes en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

Se ha presentado ante su gente, en plena calle, en las escalinatas de la universidad, que durante el Festival Cervantino se han convertido en una improvisada sala de cine al aire libre. Llegaba así la cinta a la capital de un Estado donde el matrimonio homosexual es fuertemente criticado y en el que impartir educación sexual a los adolescentes causa grandes polémicas.

Es también la ciudad en la que creció Escalante y fue en ella donde el cineasta vio nacer esta película. Aquí se topó con una de esas publicaciones amarillistas, en la que los titulares vienen cargados de homofobia y machismo. “Muere jotito ahogado”, rezaba el titular de una de estas revistas que acaparan buena parte de los quioscos. En ella se relataba, con abundantes dosis de burla, la muerte de un joven, “que fue trabajador del hospital, pasó su vida ayudando a los demás y acabó asesinado por su preferencia sexual”, relata.

“La película es cien por cien guanajuatense. No podría haberse hecho en la Ciudad de México o en Madrid. Tenía que rodarse en una ciudad como esta, donde la moral y la iglesia han dañado a la sociedad. Un lugar donde por no impartir educación sexual a los jóvenes, hay un gran número de embarazos no deseados”, defiende.

Una película, que llegará a los cines en 2017, en la que el sexo aparece de forma explícita en multitud de escenas. En ocasiones es opresor, otras libera y también hay veces que, como el homosexual, es socialmente inaceptable. Las relaciones gais son encubiertas y se camuflan tras matrimonios cargados de problemas. “La cinta habla de cómo ocultamos lo que realmente sentimos. Hay una región de nuestro ser que no sale a la luz y tiene mucho que ver con lo sexual. No podemos ser realmente libres”, comenta Edén Villavicencio, cuyo personaje sufre en carne propia la homofobia.

Con esta cinta, Escalante se estrena en el género de la ciencia ficción. Incorpora a una criatura que libera a los personajes de la opresión, les proporciona el placer más básico y se acaba convirtiendo en su escapatoria ante la amenazante realidad que les rodea. Una criatura tentacular, al más puro estilo del cine de terror, que provoca en los protagonistas continuos orgasmos y los sentimientos más puros que recuerdan.

“El monstruo permite contar lo que no se puede explicar. En México hay una realidad que no se ve, que existe pero no se muestra. Los casos no resueltos de mujeres asesinadas, los estudiantes desaparecidos,... pareciera que un monstruo se los está llevando”, defiende el cineasta.

Abrumado por la realidad del país, Escalante retrata en esta película la homofobia y el machismo que soporta México. Plasma sobre el celuloide la violencia y esa “conciencia monstruosa” de quienes irradian odio. Pero incluso quienes se comportan como verdugos son, en realidad, víctimas de una moral que no les permite ser libres.

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