Lars von Trier, el director danés más admirado y odiado, cumple 60
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La angustia y las depresiones pesan mucho en la vida de Lars von Trier, pero pese a ello, ha vuelto a rodar. "The House That Jack Built" será terminada este año.
Polémico, brillante, extremo: hay pocos cineastas que levanten tantas pasiones contradictorias como Lars von Trier, que afirma haber escrito la mayor parte de sus obras borracho. A sus 60 años, que cumple hoy, prepara una nueva película y no se da por vencido.
A finales de 2014, el director grabó un video en el que se arrancaba de la boca una cinta adhesiva, un símbolo de que ya no quería seguir callando. Aunque nadie lo había obligado a ello, él mismo se había impuesto el castigo después de haber sido expulsado del Festival de Cannes en 2011 por hacer declaraciones pronazis.
Durante tres años, el director danés opta por callar en público en vez de provocar, protestar y rebelarse, como es habitual en él. Al final rompe su silencio y relata en una entrevista con el diario "Politiken" que es alcohólico y que tiene miedo de no poder volver a rodar películas estando sobrio.
La angustia y las depresiones pesan mucho en la vida de Lars von Trier, pero pese a ello, ha vuelto a rodar. "The House That Jack Built" será terminada este año, anunció el director en su página de Facebook.
Es el primer proyecto del cineasta desde "Nymphomaniac", un drama sexual en dos partes que fue el primero cuyo guión no escribió bajo los efectos del alcohol y las pastillas. A causa de ello tardó dos años y medio en terminarlo, pero, al menos, quedó refutada su afirmación de que sólo es capaz de crear alcoholizado.
Porque la historia de una ninfómana es intensa, embriagadora y una de las mayores obras de arte que ha creado Trier a lo largo de su carrera, que comenzó con "The Element of Crime" (1984). En Dinamarca fue un gran éxito su serie televisiva "El reino" y su film "Los idiotas" (1998), realizado siguiendo las propuestas del movimiento Dogma, conmocionó por la presencia de desnudos explícitos, pero también llamó la atención de la crítica.
Le siguieron la elogiada "Breaking the Waves" y por "Dancer in the Dark" (2000), protagonizada por la cantante islandesa Björk, obtuvo la Palma de Oro en Cannes. También fue muy premiado el minimalista "Dogville" (2003), rodado como si fuese una obra de teatro y protagonizado por Nicole Kidman.
Más tarde, el inquietante thriller psicológico "Anticristo" (2009), filmado en medio de una grave depresión de Von Trier, obtuvo críticas muy dispares en Cannes. Durante el festival, el cineasta, que antes se había autocalificado del "mejor director del mundo", dijo que rodó la película de terror para sí mismo y no para el público.
Von Trier es tan reconocido como genial director y renovador del cine como polémico como persona. Sobre todo desde aquel Festival de Cannes de 2011 en el que frente a toda la prensa internacional aseguró que entendía a Hitler y en alusión a su padre biológico, que era alemán, añadió: "Soy un nazi". Más tarde declaró respecto del escándalo: "Era la primera conferencia de prensa en la que estaba sobrio y al parecer esto es un riesgo mortal".
Incluso los diarios de su propio país criticaron en duros términos al director, al que calificaron de "desenfrenado" en sus palabras y "megalómano" incluso aunque Von Trier se disculpó de inmediato y dijo que todo había sido una broma de mal gusto.
Los daneses tienen una relación de amor-odio con su "enfant terrible". Por una parte es uno de los daneses más famosos del mundo y ha influenciado como ninguno el cine del país, no sólo por el movimiento Dogma, pero por otra sus desplantes van muchas veces demasiado lejos incluso para un país acostumbrado a un humor extremadamente sarcástico.
Sin embargo, ninguno pensó de verdad que fuese antisemita. Su padre adoptivo era judío, y enterarse por su madre al hacerse adulto de que él mismo no era de origen judío fue para Von Trier un trauma. "En el corazón, yo soy judío", afirmó en "Politiken" a finales de 2014.
En el momento de la entrevista iba a diario a las reuniones de Alcohólicos Anónimos para mantenerse sobrio, todo por amor a su mujer y a sus hijos. Pero pese a ello al final su matrimonio se rompió y el año pasado Lars y Bente Trier, que tienen dos hijos mellizos, anuncian su separación. Para el cineasta es el segundo matrimonio que acaba en fracaso tras su relación con la directora danesa Cæcilia Holbek, con quien tuvo dos hijas.