Nicole Kidman rompe tabúes en su nueva película ‘Babygirl’

La estrella protagoniza una película erótica dirigida por Halina Reijn, que viene a romper estándares sobre cómo se presentan y producen este tipo de filmes

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/ 20 abril 2025
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Habiendo sido nominada al Globo de Oro como Mejor Actriz, Nicole Kidman sorprende con las realistas actuaciones eróticas de ‘Babygirl’, en el personaje de una madura ejecutiva que fantasea con un empleado más joven, mientras parece mantener la vida más perfecta aunque las fantasías sexuales amenazan con destruir la estabilidad familiar. Y en una época donde el mundo del cine prefiere evitar las incomodidades sexuales de Hollywood, por el movimiento #MeToo, Nicole Kidman recupera un estilo de cine que parecía haber quedado en el pasado. La gran diferencia: esta vez, la dirección y el guion de las escenas eróticas más osadas, fueron creadas por una mujer.

En los últimos siete años trabajaste con quince mujeres directoras diferentes, que incluso no eran tan conocidas en su momento ¿Qué te lleva a abrir tantas puertas en Hollywood?

Supongo que trato de usar todo el poder que conseguí en estos últimos años para compartirlo o recibirlo con directoras que cuenten con la oportunidad que antes no tenían. Es emocionante. Hasta hice una serie menos conocida, ‘Raw’ donde solo trabajaron mujeres, para abrir esa misma puerta. Me encantaría tener mucha más energía porque podría hacer mucho más, pero tengo mis límites donde más allá del trabajo también tengo mis hijos y una pareja. Solo trato de utilizar las oportunidades que también me dieron a mí.

¿Es tan diferente la dinámica de un rodaje cuando estás frente a una mujer como directora?

Supongo que con ‘Babygirl’ era necesario contar con una mujer como la directora Halina Reijn. Incluso un estilo de mujer diferente no hubiera sido igual, porque ella es bastante traviesa y sexual. Y sin ser demasiado extrovertida es también muy puritana. Fue como un juego entre una mezcla cruda de honestidad radical en términos de la sexualidad femenina. Eso es lo emocionante del tema, como actriz, no solo como mujer. No veía la hora de analizar esta visión sin censurarme ni esconder mis propias inhibiciones que solemos imponer también los actores. Como actriz, no quiero limitar ni censurarme por mis propias limitaciones o mi forma de pensar.

¿También genera más confianza filmar escenas eróticas cuando del otro lado de la cámara había una mujer como Halina Reijn que también escribió el guion de esas mismas escenas que dirigió?

Es lo que también me parece tan original, abrirme a las manos de otra mujer, con un material tan profundo, compartido con tanta libertad. Obviamente, el tema pasa por el sexo y los deseos, los pensamientos internos, los secretos y el matrimonio, la verdad, el poder, el consentimiento... El lenguaje del sexo es demasiado complicado, porque en este caso es la historia de una mujer, contada por una mirada particular.

¿Cómo fue la conversación detrás de cámaras con la directora? ¿No dudaste en ningún momento o pediste al menos que no se filmara cierta escena de desnudo en particular?

Tuvimos bastantes conversaciones sobre la psicología del personaje, pero brindándome abiertamente. Es algo que hice siempre con todos los directores. A veces funciona y otras veces no, pero no conozco otra forma. Jamás podría tratar de protegerme o preocuparme en el ambiente de trabajo. Simplemente digo “Ok ¿Qué quieren que haga? Y en este caso, todo lo que hicimos lo afronté con un nivel artístico, sin fijarme en los detalles. Solo me preocupo por darle lo que pueda a un personaje, sin censurar tampoco nada. Por eso también es importante sentirse segura en ese sentido, porque sino estaría abandonando la historia o la naturaleza del personaje que me toca representar. Quiero decir que no pienso en el cuerpo, trato de poner atención en la historia, como pueda ayudar en la visión que ella pueda tener y como llegar a ese punto.

¿No fueron para nada incómodas las primeras conversaciones en privado para elaborar las escenas más subidas de tono?

Con Halina, compartimos muchos secretos, intimidades, fantasías... sentadas en una habitación, como si estuvieras con tu mejor amiga, contando lo que nunca le contarías al resto del mundo. Y nos dimos cuenta que también sentíamos algo parecido. Cosas así, nos acercó muchísimo.

¿Hubieras filmado la misma historia si el director hubiera sido un hombre?

No sé... Al menos, con una mujer así me sentí explotada. Al contrario, siento que es la historia que quise representar, la historia que quise contar. Me comprometí en todo. Pero me sentí cuidada, protegida y auténtica también.

Hasta ahora, por el #MeToo, parecía que había desapareciendo el sexo en el cine de Hollywood ¿Crees que vuelva el estilo de ‘Nueve Semanas y Media’ que recupera ‘Babygirl’?

Espero que sí. Yo crecí con ese cine. Siempre me gustó ese estilo de arte. Vi ‘Nueve Semanas y Media’. Siempre me gustó, aunque fuera correcto o incorrecto. No me importa. Siempre me gustó verlo.

Si volviéramos atrás en el tiempo, resulta imposible evitar las comparaciones de Babygirl con la influencia más erótica del acoso sexual de Demi Moore en ‘Disclosure’ o las fantasías sexuales de Kim Basinger en ‘Nueve Semanas y Media’ o ciertas escenas de Sharon Stone en ‘Instinto Básico’, con roles inversos donde el hombre esta vez actúa como Glen Close en ‘Atracción Fatal’. La gran diferencia es el realismo del placer sexual que interpreta Nicole Kidman, donde hasta cuesta creer que engaña a un marido tan perfecto como Antonio Banderas, amenazando la estabilidad de una familia (donde la hija en realidad, es Esther Rose McGregor, la verdadera hija de Ewan McGregor... la mismísima estrella de Star Wars que detrás de cámara bien puede decirle tal cual como Darth Vader “I am your father’, pero de verdad). Y el gran debate que genera, más allá del cine, es saber si un matrimonio estable puede sobrevivir al engaño en la pareja.

¿Qué piensas a nivel personal sobre tu personaje Romi y la infidelidad en un matrimonio estable?

Yo no quiero juzgarla. Las interpretaciones de la gente pueden ser totalmente diferentes. Si salimos a preguntar a la calle, te aseguro que las reacciones van a ser distintas. Por mi lado, solo quiero examinar al ser humano, la mujer que aparece en una pantalla de cine. Quiero examinar lo que significa ser humana, en todas las facetas, en ese laberinto donde también me expone en forma vulnerable, aunque sea con miedo.

¿Qué crees que hubiera pasado con la historia de tu personaje, si se hubiera sentado a hablar con su esposo sobre las frustraciones sexuales que la llevaron a engañarlo?

¿Si hubieran discutido las frustraciones, antes, en el matrimonio? Por eso pasa todo lo que pasa. Es una crisis. Pero yo también creo que el personaje de Antonio dice “Aquí estoy, soy tuyo”. Él está disponible a solucionar los problemas, en pareja.

¿Cómo fue el encuentro con el actor joven que interpreta tu amante, Harris Dickinson?

Nos encontramos primero en Nueva York, en una sala de ensayo. No teníamos demasiado tiempo para el rodaje y por eso necesitábamos ensayar. Había demasiado texto, también, con muchas vueltas. Y nos sentamos durante seis horas con la directora, donde solamente hablamos. Ya nos habíamos conocido antes por zoom... no me acuerdo cuando. Pero en cuestión de trabajo, nos sentamos a hablar y compartir historias sobre nosotros, como una buena forma de acercarnos entre actores, compartiendo experiencias de a poco. La directora, Halina también es actriz y en la sala de ensayo interpretó todos los roles muy pero muy bien. Fue fascinante, porque nunca antes había experimentado nada parecido.

¿Y con Antonio Banderas?

Cuando llegó Antonio, nos preocupamos en construir rápido nuestra relación. Fue muy extraño porque él también es muy abierto a nivel emocional y con su vida personal, por las experiencias que vivió que son tan públicas. Y desde la primera vez que nos vimos, nos sentamos a hablar durante tres horas, los dos solos.

¿Hubo lugar para la improvisación en las escenas eróticas o tuvieron que hacerlo todo como estaba en el guion?

Hubo muchas escenas que se cambiaron. Todo fue evolucionando. Esa es la belleza de haber tenido una directora que también había escrito el guion, porque podía volver a la casa y adaptar la historia de nuevo. Yo podía llamarla a las once de la noche para contarle una idea, porque las dos somos obsesivas. Y fue un empuje constante, donde tuvimos libertad total para improvisar, pero también filmamos siempre las escenas con todo el diálogo que estaba escrito, jugando solo dentro de esa estructura.

¿Si filmaras una segunda parte, qué crees que pueda llegar a pasar con la historia de tu personaje y el matrimonio con Antonio Banderas de la ficción?

Yo creo que el final de la historia muestra la transición de una relación, pero creo que la pareja va a funcionar. Una larga relación requiere verdad pero también necesita encontrar a alguien donde sea que esté, sin esperar como se comporte, si realmente se quiere a alguien. A mí me parece encantador. También hablamos de placer. Es como el momento final donde Romi experimenta placer... no es común en el cine. Por lo general, en casos así, la pareja se termina. Pero yo creo que es el principio de una siguiente etapa en la vida de ellos, juntos, sí.

¿Realmente crees que un matrimonio estable puede sobrevivir una infidelidad?

Sí, cuando hay una aceptación, es un alivio también. Pretender ser otra persona no es tan fácil como suena... a lo mejor hay gente que pueda esconderlo durante 50 o 60 años. Pero yo creo que en este caso probablemente los acerca todavía más. Es una crisis existencial para esta mujer y la relación. Hay quienes dicen que lo que mostramos en el cine puede llegar a ser solo una completa fantasía. Semejante idea suena interesante, también. Y me encanta que se pueda interpretar todo de una forma diferente. Obviamente es la perspectiva de una mujer, pero no necesariamente tiene que ser un género determinado. Lo que decimos es que la vergüenza, los secretos y el deseo o la forma en que se utiliza el poder y el consentimiento, pueden excitarte... o no.

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