PlayStation 4 tendría un sistema "anti-renta"

Tech
/ 28 septiembre 2015

    Sony limitaría el uso de los videojuegos a una sola consola. La medida antipirateo acabaría también con el mercado de segunda mano y los alquileres.

    Un nuevo informe sacado a la luz en los foros NeoGAF habla de una patente recién adquirida por Sony que limitaría el uso de los videojuegos a una sola consola, etiquetando la partida a una cuenta determinada y no haciendo posible jugar a ese título en otra máquina con otra cuenta de usuario. Esta medida erradicaría con fuerza la piratería y los juegos compartidos online pero también con el importante mercado de segunda mano y los alquileres.

    Según la patente, esta herramienta podría usarse en "futuras consolas de la compañía" y sería "igualmente aplicable a diversos tipos de contenido electrónico, tales como un paquete de contenidos concretos, imágenes, o música". Recientemente han surgido rumores que hablan de que la hipotética PlayStation 4 va a utilizar un sistema de protección y vinculación de software así.

    Jack Tretton, CEO de Sony Computer Entertainment America, ha confesado en público que está en contra de la idea de implementar un bloqueo de juegos de este tipo, según una conversación citada por el analista Michael Pachter.

    Para Pachter, Tretton ve que los juegos usados y de segunda mano ??son "también para los consumidores", y bloquearlos así sería una medida "anti-consumidor". Sin embargo, se observó que éstas son sólo sus opiniones personales, y que es muy posible que Sony Japón, que por lo general tiene la última palabra, opine todo lo contrario. Empleados de los algunos estudios, como Crytek o EA DICE, han dicho también que están abiertos a esta polémica medida antipiratería.

    Todo esto, por supuesto, todavía no confirma que Sony vaya a implementar ya esta herramienta ni que se introduzca en las máquinas sucesivas. Por el momento solo se ha adquirido la patente de la herramienta de programación y reproducción limitada.

    TEMAS

    COMENTARIOS

    Selección de los editores