Desarrolla CINVESTAV un nuevo cemento más durable y de bajo impacto ambiental

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/ 22 septiembre 2015

    Este material está hecho a base de geopolímeros, que reducen hasta en 80% las emisiones ambientales y en 50% el consumo de energía para su elaboración

    Ciudad de México. El cemento es el segundo producto más empleado después del agua en el mundo, debido al crecimiento demográfico que en muchas ciudades exige el desarrollo de infraestructura, edificios y viviendas, un asunto muy benéfico para la industria cementera, pero que va en detrimento del medio ambiente, el cual está siendo bombardeado con grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) que se producen al elaborar dicho material.

    Preocupados por esta situación, científicos del Centro de  Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Saltillo, trabajan en el desarrollo de varios tipos de cementos alternativos, entre ellos uno a base de geopolímeros (polímeros sintéticos inorgánicos), con mayor resistencia, durabilidad, de bajo impacto ambiental  y económico.

    José Iván Escalante García, titular del proyecto, señaló que  desde hace 13 años se han dado a la tarea de producir nuevos materiales cementosos que dañen lo menos posible el medio ambiente y así sustituir el cemento tipo Portland que es el más utilizado por la industria de la construcción. Tan sólo en 2010 la producción de vivienda en México creció 16%, al registrarse 313 mil inicios de obras.

    El investigador explicó que por cada kilogramo de Portland que se produce, se genera la misma cantidad de CO2, es decir, al año se fabrican 2 mil 500 millones de toneladas a escala mundial, lo que representa más de 8% de las emisiones contaminantes generadas en el mundo.

    Escalante García detalló  que en la elaboración del cemento se produce CO2,  por el uso de combustibles para calentar en el horno la piedra caliza hasta una temperatura de 1450°C para obtener la cal, ingrediente  base del cemento, y por la descarbonatación de la caliza (CaCO3); lo cual da como resultado la emisión a la atmósfera de esta sustancia en cantidades dañinas para los seres vivos.

    Por ello, fabricar este cemento a base de geopolímeros beneficiaría en gran medida al medio ambiente, ya que se reducen hasta en 80% las emisiones ambientales, además que este tipo de material no emplea carbonato de calcio en su elaboración, destacó Escalante García.

    Además, estos cementos alternativos se procesan a una temperatura de 750°C, casi la mitad de lo que requiere el tradicional; adicionalmente se puede incorporar en su elaboración desechos industriales como cenizas de plantas termoeléctricas, escorias metalúrgicas y otras materias primas que no requieren procesamiento térmico alguno. 

    Para el investigador, el poder fabricar este tipo de materiales traería consigo tres principales ventajas: las tecnológicas, debido a que los geopolímeros pueden formularse para obtener materiales con mayor resistencia y durabilidad; las económicas, al ser materiales que pueden ser procesados a una menor temperatura comparados con el cemento tradicional, el ahorro en consumo de energía se reduce en 50% aproximadamente.

    Y las ventajas ecológicas, porque los geopolímeros, al utilizar desechos, contribuyen a la preservación de recursos minerales  naturales y se evita la acumulación de desechos industriales en los tiraderos.

    Para José Iván Escalante, existen muchas aplicaciones donde se pueden utilizar los cementos base geopolímero, pero las barreras culturales que asocian el desconocimiento de tecnologías y la desconfianza por aquello en lo que no se tiene experiencia, representan un lastre que vuelve aún más complicado el poder desarrollar y aplicar este desarrollo, expresó.

    Finalmente, los científicos pretenden pasar en breve de las pruebas de laboratorio a las de campo, donde esperan obtener mejores resultados que los conseguidos en los experimentos. Asimismo se buscará realizar pruebas análogas para otros cementos alternativos.

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