Abacus, la supercomputadora más potente de AL, es hoy una realidad
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Proyecto elaborado por el Cinvestav para impulsar investigación científica de alto nivel
Abacus, la supercomputadora más importante en América Latina, es ahora una realidad y se encuentra en México.
Sus características sorprenden: posee una capacidad similar a la que tendrían 25 mil computadoras portátiles operando al mismo tiempo; es decir, puede almacenar 6 mil veces todos los libros (220 mil volúmenes) que se encuentran en la Biblioteca de México José Vasconcelos y transferir, en un parpadeo, el contenido equivalente a 13 discos en formato devedé.
Se trata de una nueva herramienta para impulsar programas de investigación científica especializados de alto nivel en el país. Uno de sus proyectos más relevantes, que se encuentra ya en marcha, es conseguir por vez primera un modelo fiel de los procesos neuronales del cerebro.
Abacus comenzó a operar hace dos años en el Laboratorio de Matemáticas Aplicadas y Cómputo de Alto Rendimiento Cinvestav-EdoMex, que será inaugurado formalmente en algunas semanas por el presidente Enrique Peña Nieto.
Su política de uso también la hace muy importante, porque dará acceso a gran poder de cómputo a especialistas de todo el país que trabajen en investigaciones de resonancia nacional y mundial, mediante la postulación de proyectos de investigación en convocatorias nacionales semestrales.
A la fecha, son más de 70 proyectos los que han utilizado a Abacus.
En 2011, el gobierno federal lanzó la convocatoria abierta para buscar propuestas que aumentaran la infraestructura científico-tecnológica de México, por conducto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través de su fondo mixto, en colaboración con el gobierno del estado de México.
El Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) ganó con un proyecto elaborado por especialistas de su departamento de matemáticas, encabezados por el doctor Isidoro Gitler.
El sueño en ese momento era construir una "casa para los matemáticos", cuya parte medular sería una supercomputadora capaz de solucionar problemas complejos, con certeza y velocidad.
Luego de seis años, la realidad supera ahora las expectativas, explica Gitler en entrevista con La Jornada. Abacus tiene una capacidad de cómputo que excede los 400 teraflops, equivalentes a 400 millones de millones de operaciones aritméticas por segundo, con una capacidad de almacenamiento de 1.3 petabytes (un petabyte equivale a 10 a la 15 bytes), y procesadores de una velocidad de 40 gigabits por segundo.
Con esa máquina, destaca el matemático, México entra de lleno a la investigación científica y tecnológica de alto nivel internacional, para participar en temas de salud, energía, genómica, evaluación de seguridad nuclear, comunidades microbianas, dinámica de fluidos y sus aplicaciones en ciencia e ingeniería, diversidad biomolecular, farmacología, polímeros e inclusive fenómenos financieros y sociales.
Además, se ha promovido la participación del país en investigaciones globales relacionadas con eventos climatológicos extremos.
Por ejemplo, añade, “la tecnología actual ha permitido tener corazones artificiales a partir de modelos matemáticos bastante precisos; en la actualidad el gran reto es hacer lo mismo con el cerebro. En Abacus hay especialistas que ya trabajan en el estudio de las redes neuronales”.
Un trabajo de 150 años reducido a días
Esta supercomputadora es el proyecto tecnológico más ambicioso que se ha llevado a cabo en nuestro país en los recientes 30 años. Contó con una inversión inicial de 130 millones de pesos. Baste imaginar que el trabajo que una computadora normal podría realizar durante 150 años sin apagarla, haciendo una única tarea, se puede reducir a semanas o días con Abacus, que además tiene la capacidad para soportar el funcionamiento de varios programas a la vez, todos de libre acceso.
Si bien México ya ha tenido experiencia en supercómputo –por ejemplo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el propio Cinvestav–, Gitler narra que ésta había quedado relegada, respecto del avance tecnológico, pues “los equipos de trabajo no tenían una herramienta a la altura de lo que el talento científico hace en México. Cuando se instalaban las supercomputadoras no estaban dedicadas plenamente a proyectos de gran impacto o estaban atomizadas y su acceso era limitado.
“Nuestro objetivo principal es tener trabajando simultáneamente a investigadores, programadores, científicos de varias áreas y, posiblemente en algún momento, a especialistas de la industria, para lograr un verdadero cambio en el ámbito científico nacional. Hay que entender lo que viene en el futuro. Abacus es el sueño de muchos, no el fin, sino apenas la punta de un iceberg que nos pondrá en la vanguardia tecnológica para cerrar la brecha que nos separa de naciones europeas, asiáticas o de Estados Unidos.
“Imagino un panorama en que las universidades comiencen a tener supercomputadoras de 100 teraflops, para que los jóvenes, desde sus carreras, o antes, vayan entrando a este mundo. Esa es la estrategia nacional que es urgente consolidar.
"México requiere crear una plataforma muy bien pensada de supercómputo a escala nacional, pero tiene que ir totalmente en mancuerna con una red de carreteras informáticas robustas, que conecte a todos los centros generadores de conocimiento y tecnología, a las escuelas por delante. Ese es el siguiente paso", concluye el matemático.