¿Cómo es que los ‘me gusta’ para publicaciones con mensajes de odio en las redes sociales generan más mensajes?

- Redes Sociales
/ 13 diciembre 2023

Actualmente, debido al incremento desaforado en los mensajes de odio en publicados en las redes sociales, se está convirtiendo en una calamidad en una sociedad cada vez más infundida por la tecnología

Joseph B. Walther, quien es académico visitante en la Universidad de Harvard y profesor distinguido de comunicación en Universidad de California, hace un análisis sobre el impacto que tiene en la sociedad los mensajes de odio publicados en las redes sociales.

En su artículo “Online ‘likes’ for toxic social media posts prompt more, and more hateful, messages”, publicado en The Conversation, señala que tanto el racismo, como la homofobia, así como la xenofobia e inclusive los ataques personales a personas que tienen la valentía de no estar de acuerdo con respecto a la opinión política de otra persona, son ejemplos de formas de odio en publicados en línea que retratan “un lado feo de la humanidad”.

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Un ejemplo de esta situación es el estudio realizado por Pew Research Center “Partisan Antipathy: More Intense, More Personal”, publicado el 10 de octubre de 2019, en el que hace referencia a la campaña presidencial estadounidense de 201, que se llevó a cabo en un “contexto de intensa división y animosidad partidista”. Y que el nivel de la segmentación, así como de la animadversión, “incluidos los sentimientos negativos entre los partidarios hacia los miembros del partido contrario” se hicieron más que profundos.

B. Walther, precisa que los mensajes de burla en las redes sociales aparece en términos despreciables e ignorantes “a la vista de todos”. Teniendo como único objetivo “publicar mensajes de odio en línea es acosar y dañar a las víctimas”, añade el profesor de la Universidad de California.

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De acuerdo con el estudio “Social media and online hate”, que fue publicado en junio de 2022 en la revista Elseiver realizado por B. Walther; las redes sociales acogen “mensajes de odio dirigidos a individuos y grupos, amenazando el bienestar psicológico y físico de las víctimas en grados alarmantes”.

Asimismo, “los enfoques tradicionales del odio en línea a menudo se centran en los rasgos de los perpetradores y sus actitudes hacia sus objetivos”, detalla Walther y continúa explicando que “tales enfoques descuidan la dinámica social e interpersonal que ofrecen las redes sociales mediante la cual los individuos obtienen la aprobación social de amigos con ideas afines”.

En opinión del profesor de la Universidad de California, tomando como base una teoría del odio en línea que tiene su soporte en la aprobación social, propone que las personas redactan “mensajes de odio” con el propósito de recibir recompensas gracias a su “antagonismo hacia objetivos mutuamente odiados, brindándoles amistad y apoyo social que mejora el bienestar de los perpetradores y al mismo tiempo profundiza sus prejuicios”.

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Si bien, ver comentarios de odio que sin indiscutiblemente inquietantes, una nueva investigación señala que hay una razón distinta en cuanto a por qué las personas publican mensajes de odio, y que es para “llamar la atención y obtener la aprobación social de usuarios de redes sociales con ideas afines”, indica Walther.

Así también, indica Walther, que es “una actividad social” que es “estimulante ser el más desagradable o el más sarcástico y recibir muchos aplausos o corazones. La evidencia anecdótica respalda la base social del odio en línea, y nuevas investigaciones empíricas lo respaldan”, y agrega que “parece que la misma dinámica que puede hacer que algunas relaciones en línea sean intensamente positivas también puede alimentar sentimientos amistosos entre quienes se unen en línea para expresar enemistad hacia grupos de identidad y objetivos individuales. Es una “fiesta del odio”, más o menos”.

EL ODIO EN REDES SOCIALES ¿ES UN FENÓMENO SOCIAL?

Cuando observamos o leemos mensajes de odio en las redes sociales, se suele ver que, en la mayoría de las veces, estos impulsores del odio publican este tipo mensajes entre sí, “no a aquellos a quienes sus mensajes implican y denigran”.

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En este sentido, Walther da un ejemplo, “los supremacistas blancos y los neonazis a menudo incluyen códigos y símbolos que tienen un significado compartido para el grupo interno, pero que son opacos para los de afuera, incluidas las mismas personas a las que sus mensajes vilipendian. Incluir “88” en el mensaje, hashtag o identificador es uno de esos códigos; El léxico de símbolos de odio de la Liga Antidifamación explica que la octava letra del alfabeto es H. Y 88, por lo tanto, es HH, o Heil Hitler”.

Además, Walther considera que el odio es para las personas que aborrecen su manera de visualizarse, y que “ha pasado de las principales redes sociales a sitios marginales que se han vuelto tan odiosos e inquietantes que es difícil imaginar que algún miembro de un grupo objetivo quiera examinar esos espacios”.

En este tipo de sitios, se definen como promotores la libertad de expresión ilimitada en línea; sin embargo, al hacer esta definición, suelen atraer a los “usuarios que escriben publicaciones que son ampliamente inaceptables y que no durarían ni un minuto en sitios convencionales con estándares comunitarios y moderación de contenido”, asevera Walther.

APROBACIÓN SOCIAL

Por otra parte, continúa Walther, otras investigaciones sugieren que las personas que odian “buscan la aprobación social mutua”. En este sentido, los investigadores de Internet Gianluca Stringhini, Jeremy Blackburn y sus colegas han estado estudiando lo que denominan como “incursiones” multiplataforma durante una década.

Siendo así como funciona, precisa Walther, “un usuario de una plataforma recluta a otros usuarios para atacar y acosar a alguien en otra plataforma (por ejemplo, el creador de un vídeo específico en YouTube). La publicación del autor contiene un enlace al video de YouTube y una descripción de alguna cuestión de raza o género de la cual aprovecharse, inculcando la necesidad de actuar entre los posibles cómplices. Los seguidores se dirigen a YouTube y se acumulan, llenando la sección de comentarios con mensajes de odio”.

Siendo así, que da la impresión de que el blanco del ataque es “antagonizar a la víctima” en vez de erigir “vínculos entre los antagonistas”. Dando como resultado que “los efectos en la persona objetivo pueden ser devastadores”.

Después “los atacantes regresan a la plataforma donde se organizó el complot”; en donde se presumen “unos de otros de lo que hicieron”. Los usuarios “publican capturas de pantalla de la página de YouTube para mostrar sus actos denigrantes”. Felicitándose entre ellos. Finalmente, “era para llamar la atención y la aprobación, en consonancia con la teoría de la aprobación social del odio en línea”.

Un estudio reciente que fue llevado a cabo por Julie Jiang, Luca Luceri y Emilio Ferrara hizo un análisis a los usuarios de X, anteriormente conocida como Twitter, y qué se originó “cuando recibieron señales de aprobación social por sus tweets xenófobos”, indica Walther. Una vez que los tweets tóxicos de los usuarios consiguieron sumar una cantidad inusitadamente elevada de “me gusta” por parte de otros usuarios, “sus mensajes posteriores fueron aún más tóxicos. Cuanto más retuiteaban sus mensajes otros, más carteles redoblaban con un odio más extremo”, menciona Walther.

Por último, no obstante, a que de acuerdo a la teoría de la aprobación social del odio en línea, no da una explicación sobre cómo es que las “personas llegan a odiar a otros o a volverse intolerantes en primer lugar. Sí proporciona una nueva explicación de la expresión del odio en las redes sociales y de cómo las gratificaciones sociales alientan el flujo y reflujo de esta práctica problemática”, concluye Walther.

Con información de The Conversation.

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