No podía pasar, pero pasó

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Posiblemente su muerte no fue accidental: pocos días antes de morir la artista había añadido una cláusula a su testamento
Decía el gran filósofo Cuco Sánchez: “Hay cosas imposibles que sin embargo suceden”. He aquí algunos extraños sucesos espigados aquí y allá. (Y acullá).
Varios artistas han acabado su vida en forma extraña. Dos famosos actores de Hollywood murieron de ataques al corazón mientras jugaban póquer. Al Jolson, que actuó en “El Cantante de Jazz”, la primera película sonora en la historia del cine, murió en un cuarto de hotel en San Francisco, California, el 23 de septiembre de 1950. Estaba jugando con sus amigos, y le llegó una mano con 4 ases. La sorpresa le provocó un infarto. Por su parte, Buster Keaton, compañero de Chaplin en la película “Candilejas”, cayó muerto en su casa de Beverly Hills después de ganar una partida en la que había apostado esa espléndida residencia contra la de su vecino, un rico agente de artistas.
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Janis Joplin, cantante norteamericana de rock, murió en 1970 a consecuencia de una sobredosis de heroína. Posiblemente su muerte no fue accidental: pocos días antes de morir la artista había añadido una cláusula a su testamento en la cual dejaba 2 mil 500 dólares a un grupo de sus amigos, encargándoles que con ese dinero organizaran una gran borrachera después de su muerte. La última voluntad de Janis fue cumplida: después de la ceremonia en la cual sus cenizas fueron dispersadas en el mar, los amigos de la cantante se entregaron en su memoria a una peda –perdón por el culteranismo– que duró cuatro días con sus noches.
El año de 1952 una mujer de Nueva York de nombre Cristina Sizemore buscó ayuda siquiátrica. Había descubierto que estaba viviendo dos vidas muy distintas. En la mañana era una mujer ordenada, laboriosa y llena de religiosidad. Por la noche se transformaba en una aventurera que se vestía y maquillaba escandalosamente, y que gustaba del alcohol y el sexo con hombres. El psiquiatra que atendió a Cristina logró curarla de esa rara forma de esquizofrenia. El caso fue llevado al cine en la famosa película “Las tres caras de Eva” (1957, con Joanne Woodward y Lee J. Cobb. Ella ganó el Oscar a la mejor actriz por su actuación en ese film).
James Lews y James Springer, de Ohio, Estados Unidos, son gemelos idénticos que fueron separados poco después de su nacimiento y adoptados por dos matrimonios que vivían en ciudades muy distantes una de la otra. 40 años después los gemelos se reunieron por primera vez en 1995, y descubrieron que medían y pesaban exactamente lo mismo; que los dos se habían casado con sendas mujeres que se llamaban Linda, muy parecidas entre sí; ambos habían bautizado a sus hijos con los mismos nombres; los dos tenían la misma profesión, disfrutaban el mismo hobby y vacacionaban en la misma playa de Florida.
En la tarde del 3 de diciembre de 1926 la famosa escritora inglesa de novelas policíacas Agatha Christie se enteró de que su esposo había pasado el fin de semana con una amante. En ese momento la autora salió de su casa y desapareció. Durante tres semanas fue objeto de una de las mayores búsquedas en la historia de Scotland Yard, la policía de Londres, búsqueda a la cual se unieron 15 mil voluntarios. Por fin Agatha Christie fue localizada en un sitio de descanso en Yorkshire. Víctima de un ataque de amnesia provocado por la noticia de la infidelidad de su marido, la escritora había olvidado quién era.
El año de 1159 el Papa Adriano IV estaba diciendo un virulento sermón contra el emperador Federico I. En ese momento un abejorro se le metió por la boca y al parecer se le atoró en la garganta. Adriano ya no pudo respirar. Tras unos momentos de angustia rodó por las escaleras y quedó muerto al pie del púlpito. Los partidarios del Papa dijeron que aquel abejorro había sido entrenado por agentes del emperador para causar la muerte del pontífice.
Todo lo que he narrado hoy parece imposible y, sin embargo, sucedió.