Efectivamente, como bien señala Raymundo Riva Palacio, en el juicio al alto funcionario del gobierno de Felipe Calderón, responsable de la seguridad pública, de por medio está no sólo él y el presidente al que sirvió sino que, en el empeño de condenarlo con o sin sentencia y por el efecto de los testimonios, en el imaginario colectivo del país vecino México se vuelve un país de delincuentes en el que policías y criminales son lo mismo.