Ante las desgracias, los mexicanos acuden a explicaciones fantasiosas, dice Juan Villoro

Vida
/ 24 septiembre 2018

Los capitalinos se quedan en la urbe por un sentido de "pertenencia", pero a su vez existe "una cierta fantasía que nos permite suponer que las desgracias no son un anuncio de algo que va a venir, sino el resultado de algo que ya pasó”.

La Ciudad de México es "inhabitable", pero sus habitantes tienen "explicaciones fantasiosas para la desgracia que permiten sobrellevarla", afirma el escritor Juan Villoro, con motivo de la presentación de su libro "El vértigo horizontal”.

"Hay contaminación, hay inseguridad, es demasiado grande, ecológicamente es inviable, hay terremotos, deslaves, el aire es impuro, etc. Y sin embargo, queremos seguir aquí", destaca el escritor (Ciudad de México, 1956) en una entrevista con Efe.

Los capitalinos se quedan en la urbe por un sentido de "pertenencia", pero a su vez existe "una cierta fantasía que nos permite suponer que las desgracias no son un anuncio de algo que va a venir, sino el resultado de algo que ya pasó”.

En su libro, un compendio de ensayos que dan una visión poliédrica de la ciudad, Villoro escribe que los datos, "por duros que sean", no asustan a los "chilangos", como se les dice coloquialmente.

"No entendemos los signos de la tragedia como un 'esto se va a poner peor, vámonos antes de que llegue la catástrofe', sino al revés: pasó algo difícil, estuvo duro, pero la libramos", asevera el autor.

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En el caso de la violencia en la capital, el escritor apunta que "siempre ha estado presente" en barrios considerados como "problemáticos" o en otras zonas "oscuras" donde las autoridades no actúan o lo hacen en complicidad con grupos delictivos.

Sin embargo, "en los últimos años se ha exacerbado; la violencia de grupos del narcomenudeo se ha hecho cargo de muchos lugares de la Ciudad de México que antes no habían sido tocados", agrega, poniendo como ejemplos el campus de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM).

También menciona el reciente ataque ocurrido en la turística Plaza de Garibaldi, donde unos sicarios vestidos de mariachis tirotearon a los clientes de un restaurante, lo que dejó un saldo de seis fallecidos.

"Eso parecía una de las fantasías mas desaforadas del cine mexicano", comenta Villoro, haciendo alusión al filme "Gángsters contra charros" (1948) de Juan Orol.

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El autor defiende que esta situación de "ingobernalidad" se agudiza por el periodo de transición política, pero confía en que "las cosas puedan volver a su cauce", porque también "tenemos una ciudad extraordinariamente solidaria", como se vio con el terremoto del 19 de septiembre de 2017.

La tragedia, que dejó 228 muertos en la ciudad, tuvo como respuesta una multitudinaria ola de ayuda ciudadana que Villoro reflejó en "El puño en alto", un texto que se hizo viral en los días posteriores al temblor y que ahora utiliza para cerrar su nuevo libro.

"Yo hubiera pensado que en esos momentos la gente no tenía ni tiempo ni ganas de leer nada, pero fue todo lo contrario"; los lectores lo "hicieron suyo" y ese es "el mejor destino que puede tener la literatura", relata.

Villoro recuerda que la falta de respuesta gubernamental en el sismo del 85 hizo que "a partir de ese momento el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no volviera a ganar una sola elección en Ciudad de México”.

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Y en este caso, argumenta, los resultados de las elecciones del 1 de julio expresaron el "descontento muy grande" que había con el Gobierno tras los temblores de septiembre de 2017, lo que desembocó en "un auténtico tsunami que favoreció al candidato percibido como el más inconforme", Andrés Manuel López Obrador.

Ahora, el líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) "está haciendo patinaje artístico para sortear las muchas demandas y los muchos obstáculos que tiene", valora.

En "El vértigo horizontal", Villoro hace un repaso por algunos de los lugares y situaciones comunes de los capitalinos, echando mano de su propia experiencia personal.

Así, relata cómo la pequeña tienda del barrio era en su niñez el "ágora" para pensar la ciudad, lo que cambió cuando empezó a frecuentar los cafés, en los que aspiraba no a escribir poemas, sino a "vivir poéticamente”.

No obstante, este tipo de espacios de reunión ahora han cedido el paso a las redes sociales, donde "todo el mundo tiene la libertad de convertirse en policía, en atacar a una persona, y hay una sustitución de la experiencia" real.

Y agrega que, físicamente, los centros comerciales, espacios "enclaustrados" que se oponen a la idea de la ciudad, también se han transformado en puntos de encuentro para los habitantes.

Lo que demuestra, asevera Villoro, que "la gente está tan cansada de la ciudad que necesita esta burbuja para aislarse".

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