Benjamin Black gana el XI Premio RBA de novela negra con su novela “Pecado"
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En "Pecado", una oscura historia, Benjamin Black vuelve a sumergirse en la Irlanda de los años cincuenta.
Benjamin Black, el alter ego del escritor irlandés John Banville, ha ganado esta noche en Barcelona la XI edición del Premio Internacional RBA de Novela Negra, dotado con 125,000 euros, con "Pecado", una oscura historia en la que vuelve a sumergirse en la Irlanda de los años cincuenta.
Con la obra, Black inicia una nueva serie, con su habitual estilo y "su don para crear ambientes", de la mano de un nuevo personaje, el inspector Strafford, un joven policía protestante, desgarbado y abstemio, que ubica en las afueras del pueblo en el que nació él, Wexford.
La acción se sitúa en el año 1957 y se inicia una "cruda mañana de invierno" cuando aparece el cadáver de un cura católico en la biblioteca de Ballyglass House, la casa solariega de los Osborne, de la antigua baronía de Scarwalsh, en un guiño a las novelas de Agatha Christie, que leía de joven y que, igual que las que protagonizaba Sherlock Holmes, le acababan aburriendo porque las veía como "un crucigrama", según ha reconocido en rueda de prensa.
Hasta esa casa solariega el comisario jefe Heckett de Dublín envía al inspector Strafford, quien con la ayuda de un oficial llamado Jenkins, pronto se dará cuenta de lo delicado del caso, puesto que la iglesia católica domina Irlanda con "puño de hierro".
El miembro del jurado y escritor, Lorenzo Silva, ha opinado que se trata de una obra diferente a otras del autor irlandés, aunque en ella "está presente la calidad de página y también su mirada sobre la condición humana, así como el sentido de la intriga, el misterio y cómo deben desvelarse".
Banville, sorbiendo de una copa de cava rosado, ha indicado que siempre que escribe novela negra intenta que sean "plausibles, que traten sobre personas reales" y, en esta ocasión, ha optado por un protagonista que pertenece a una minoría, puesto que en Irlanda el 95 por ciento de la población es católica y él es protestante.
A su juicio, ha acabado siendo una historia "muy oscura, muy negra, ambientada en la Irlanda de los cincuenta y trata sobre acciones profundamente oscuras llevadas a cabo por un sacerdote y por las personas que lo encubrían y lo que éstas tuvieron que sufrir, aunque hay una venganza final".
Todavía sin saber si continuará con el personaje policial en otras obras, el novelista ha dicho que lo desconoce y no ha tenido reparo en decir que ha llegado a una etapa de su vida "en la que ya no tengo ni idea de lo que voy a hacer a continuación, pero me parece un personaje interesante".
Por otra parte, ha confesado que en la actualidad escribir una novela lo ve "casi como un ejercicio onírico, es como soñar, es como una sopa en la que se mezclan y flotan distintos retazos de nuestra vida".
"Cuanto más mayor me hago -ha agregado posteriormente- más siento que escribir ficción es como un ejercicio onírico, como si estuviera hipnotizado".
Tampoco ha dejado pasar que los escritores, muchos de los cuales se quejan de tener una vida dura, en realidad, "tenemos la gran suerte de nunca sentirnos solos porque siempre tenemos la mente llena de esos pequeños monstruos que inventamos".
Sin ser una novela autobiográfica, "Pecado", que llegó a las librerías el 11de septiembre, tiene que ver con la infancia del escritor. "Me parece muy divertido, muy gratificante profundizar en esos recuerdos que tengo de aquel lugar y de aquella época y ver lo que puedo extraer, especialmente, en mis largas noches de insomnio".
En su intervención, ha dejado claro que nunca planifica cómo serán las novelas que escribe y que lo hace de una forma "un poco aleatoria, según me lleve el viento ese día, según el ánimo con el que me despierto, de alguna manera, soy seguidor de Kafka", ha apostillado.
Riéndose de sí mismo, ha señalado que cuando está en público tiene la mala costumbre de decir cosas muy poco apropiadas y ha cargado contra herramientas como twitter, que ha destacado que nunca utiliza, porque igual que "otras tecnologías e inventos son un obstáculo terrible a la libertad de expresión, porque ahora ya no tienes el enorme placer de malhablar de tus colegas en público".
En este punto, ha aseverado que un comentario suyo puede convertirse en viral y acabar siendo motivo de un artículo en 'The New York Times'.
El novelista suma su nombre al de Francisco González Ledesma, ganador de la primera convocatoria del premio en 2007, y a otros como Andrea Camilleri, Philip Kerr, Harlan Coben, Michael Connelly, Lee Child, Don Winslow y Ian Rankin, quien se impuso el año pasado con "Perros salvajes".
La entrega del galardón es considerada como la fiesta con la que se abre la temporada literaria de otoño en Barcelona, con la asistencia de personalidades del mundo de la política, como José Montilla y Artur Mas, y del ámbito cultural.