La melatonina, nuestra defensa natural para mitigar los efectos del COVID-19

Bienestar
/ 25 julio 2020

Daniel Cardinali nvestigador superior emérito del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) sostiene la hipótesis de que la melatonina, la hormona reguladora del sueño, podría ser una de las herramientas más útiles para combatir el COVID-19.

Reside en la mismísima base de la vida, actúa como "manecilla" del reloj biológico y podría ser una de las herramientas más útiles para combatir el COVID-19: es el caso de la melatonina, la hormona reguladora del sueño cuyos efectos sobre el sistema nervioso central ayudarían a mitigar las peores consecuencias de la enfermedad.

Esta es la hipótesis que maneja Daniel Cardinali (Buenos Aires, 1943), investigador superior emérito del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y uno de los más célebres científicos del país, para quien esta molécula tendría dos aplicaciones fundamentales: una como antiviral y otra como alivio de las secuelas que deja el coronavirus sobre los pacientes más graves.

"Por un lado, (la melatonina) podría ser un agente preventivo de la reinfección y, por otro lado, nos acompaña en esta realidad que estamos empezando a objetivar, que es la lesión neurológica residual", asegura por videoconferencia a Efe el doctor, especialista en esta sustancia desde hace más de 50 años.

 

¿QUÉ ES LA MELATONINA?

 

Para trazar los orígenes de la melatonina hay que remontarse a los inicios de la vida como tal, al ser, en palabras de Cardinali, "una sustancia tan vieja como el código genético".

Sin embargo, y a pesar de convivir con ella a lo largo de toda nuestra evolución, no fue hasta 1958 que un dermatólogo estadounidense, Aaron B. Lerner, certificó la existencia de esta molécula producida por la glándula pineal, un pequeño órgano del tamaño de una lenteja situado en el cerebro.

Desde entonces no cesan los estudios en torno a esta sustancia, conocida por sus funciones como hormona del sueño, puesto que es la máxima responsable de notificarle a nuestro organismo cuándo debe irse a dormir y cuándo despertarse tras una noche de descanso.

Pero esta no es la única cuestión por la que ha suscitado un enorme interés en las últimas décadas: la melatonina también actúa como un poderoso antioxidante, "el más particular que se conoce", por su capacidad de transformarse en otros antioxidantes todavía más potentes.

"Desde el momento que incorporamos la respiración con oxígeno, aparece un daño potencial en nuestra fábrica de energía, que son las mitocondrias. Los primeros seres unicelulares desarrollaron mecanismos, si bien no tenían mitocondrias todavía, para frenar ese daño oxidativo", explica el doctor.

"La melatonina -agrega- no solo neutraliza los radicales libres del oxígeno, sino que se transforma en antioxidantes cada vez más potentes. Este hecho, que parece muy técnico, ha sido central para proteger a la mitocondria, por eso las mitocondrias son el sitio de origen y acción de la melatonina".

 

¿POR QUÉ USARLA PARA FRENAR EL COVID?

 

Ahora bien, ¿qué tiene exactamente que ver la melatonina con el SARS-CoV-2, el virus responsable de una enfermedad, la COVID-19, que ha causado más de 600.000 muertes en todo el mundo, 2,500 de ellas en Argentina?

La respuesta radica en el fundamento mismo de esta patología: aunque en un primer momento se consideró una enfermedad pulmonar, la COVID-19 es una "inflamación sistémica" del cuerpo que afecta a todos los órganos, entre ellos el cerebro, produciendo alteraciones neurológicas en muchos pacientes que salen de la terapia intensiva.

Es este uno de los campos en donde entraría en juego la melatonina, aplicada por Cardinali durante años en numerosos pacientes con Alzheimer para prevenir el deterioro cognitivo de la enfermedad.

Así, del mismo modo que la melatonina ayuda a los enfermos con Alzheimer, también puede aliviar las secuelas que deja la COVID-19 en el sistema nervioso central de quienes lo padecen.

"Estamos muy seguros, y hay en este momento información, de que la melatonina es un muy poderoso conservador de la integridad del sistema nervioso central. Tan importante que uno se atrevería a decir que, pasado cierto momento de la vida, todos debiéramos recibir melatonina de una u otra manera", asevera el investigador.

No menos importante es la capacidad antiviral de la melatonina, que como agente "antioxidante, antiinflamatorio e inmunoestimulante" supone una defensa formidable frente a la reacción inmunitaria tan agresiva que desencadena el coronavirus, impidiendo, a su vez, que entre en el organismo.

En ese sentido, un estudio con cerca de 12,000 personas publicado por la revista científica Chest sugirió que aquellos pacientes que habían tomado melatonina, normalmente por motivos de sueño, tenían menos probabilidades de infectarse, lo que implica "un aspecto citroprotector no menor", según Cardinali.

Por todo esto, el doctor apuesta por administrar la melatonina tanto a los COVID positivos, por su capacidad de reprimir la tormenta de citoquinas responsables de las lesiones sistémicas de la enfermedad, como a la población en su conjunto de manera preventiva.

"Creo que si quisiéramos actuar debiéramos tener alimentos, como por ejemplo tenemos yogur con Omega 3, en los cuales administramos la melatonina en las cantidades suficientes como para prevenir el COVID", señala.

 

¿SE ESTÁ INVESTIGANDO CON ESTA SUSTANCIA?

 

Hasta ahora, se han puesto en marcha algunos estudios con melatonina en países como España y Filipinas, en donde se han comenzado a suministrar dosis altas de esta molécula a enfermos graves por COVID.

Su bajísima toxicidad es la que permite aplicarla de forma tan amplia: al encontrarse de forma natural en nuestro organismo, la melatonina puede consumirse hasta los 100 miligramos, como mínimo, sin provocar efectos adversos.

"Es una sustancia prácticamente atóxica. Yo no he podido en 50 años de trabajo matar a un animal administrándole melatonina. La dosis letal 50, que está para todos los medicamentos que podemos conocer, con la melatonina no se da precisamente por esta particularidad tan ubicua", afirma Cardinali.

Otro punto a favor es su precio. Desde 1995, la melatonina es un medicamento de venta libre en Argentina, de modo que no hay ninguna empresa que tenga su patente ni pueda sacar beneficios por su comercialización.

Sin embargo, ese factor económico es uno de los que explican el bajo interés que ha suscitado la melatonina en las investigaciones en torno al coronavirus, centradas en el caso argentino en el suero hiperinmune, cuyo principal problema es la provisión de cantidades suficientes.

"Acá hay un compuesto aprobado para venta libre, que no ha tenido ningún estudio de toxicidad demostrable y que lo que queremos es aumentar la dosis, porque esta es una situación en la cual no podemos, por la gravedad, hacer los estudios que quisiéramos hacer (...). Si no intervienen los gobiernos en esto, no se va a poder solucionar", lamenta el doctor.

Por lo pronto, tanto Cardinali como algunos de sus colegas están trabajando para obtener la aprobación de las autoridades sanitarias y así iniciar una "prueba de concepto" en varios hospitales de Buenos Aires, que consistiría en suministrar melatonina y placebo de forma alternada durante dos o tres meses.

Dicha prueba permitiría certificar si la melatonina tiene o no efectos beneficiosos sobre los pacientes con COVID, una eventualidad que abriría las puertas para su aplicación, si bien no para el momento del "pico" de la pandemia, sí para las siguientes oleadas de infecciones que podrían estar por venir.

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