Niños que se enojan

Bienestar
/ 30 julio 2019

Los berrinches, las pataletas, los caprichos, las indisciplinas y cómo corregir todo eso

Por: OMNIA

Casi todos hemos sido testigos de infantes que expresan su ira por medio de berrinches y rabietas. Los expertos le llaman ‘episodios de enojo exagerado’, y se trata de un cuadro que manifiesta una frustración o un deseo del niño de ser tomado en cuenta.

Es posible que, desde el punto de vista del adulto, el niño que manifiesta ese comportamiento no esté mal atendido ni descuidado, pero de todos modos, el hecho de que reaccione de esa manera, refleja que algo no está bien desde el punto de vista del infante.

Cinco causales

No se puede citar un solo factor como responsable de ese tipo de conducta, por el contrario es muy probable que obedezca a la sumatoria de varios elementos desencadenantes. Y entre las causas probablemente se encuentren las siguientes.

1. Desarrollo del ego

Los berrinches y cuadros de enojo exagerado suelen originarse de un choque entre la voluntad de los padres y la personalidad (en desarrollo) del niño.

En su intento por comportarse a su manera, de llamar la atención o de manifestarse como ser independiente, el niño recurre a esas tácticas, y más aún si ve que le dan resultado.

De hecho, el infante capta con rapidez los beneficios que puede obtener por ese comportamiento, a fin de lograr que sus padres lo tomen en cuenta o le cumplan sus deseos.

Pero esas reacciones no tienen como base la maldad, sino la búsqueda de una satisfacción.

2. Inseguridad

La inseguridad generada por cualquier circunstancia, es otra de las causas que producen los episodios de rabieta. También la sobreprotección o una disciplina muy rígida.

 Los berrinches se ven con más frecuencia en niños sobreprotegidos que no son sometidos a una adecuada disciplina. Pero cuidado, la disciplina muy estricta también puede ser la causante. Por eso debe buscarse un equilibrio entre proteger, guiar y educar al niño. Este equilibrio se logra siendo firmes, pero no rígidos, en el trato con el pequeño.

3. El titubeo de los padres

Si un padre prohíbe algo y el otro lo permite, el niño recibe un mensaje confuso que no ayuda para nada en la definición de su personalidad en desarrollo. Si los padres no demuestran seguridad el niño se siente confundido, y esto lo induce no sólo a los berrinches sino al comportamiento agresivo.

4. tratan de imitar

 El niño que ve a sus padres tirar objetos y golpear puertas, tiene un ejemplo a seguir.

5. lo hacen para mostrar sus habilidades

Los berrinches pueden ser la primera demostración de que el niño ha comenzado a adquirir nuevas habilidades como parte de su desarrollo. Lo que pasa es que el niño desea asumir su propio protagonismo, y si los padres lo condicionan esto puede afectar el orgullo del pequeño y llevarlo al enojo y la frustración.

Qué hacer

Sea cual fuere la causa de los ‘episodios de enojo exagerado’, las pautas a seguir incluyen las siguientes reacciones:

No pierda el control

 Si un niño hace una rabieta, mantenga la calma. Si usted se mantiene tranquilo/a el niño se calmará con más facilidad.

No intente darle un sermón ni hablarle demasiado, ya que en esos momentos él no le escuchará.

Muestre firmeza pero no dureza

A fin de que el niño regrese a la normalidad dele tiempo para que se recupere.

No le dé lo que pide

Bajo los efectos de una rabieta, no le conceda al niño lo que pide, ya que si procede de esa manera el niño lo asociará con una recompensa a su proceder. Pero puede darle la oportunidad de elegir opciones que sean propuestas por usted. De este modo el niño no se sentirá impotente. Si usted le ofrece una alternativa a lo que pide, atenuará sus sentimientos de frustración.

Háblele con afecto

 Al niño se le debe hablar con afecto, pero sólo una vez que haya pasado el episodio. En ese momento no lo recompense con “premios” (golosinas o juguetes). Pero puede hacerlo más adelante si el niño se porta bien. Esto es muy importante para no confundirlo y hacerle caer en el círculo vicioso de “si hago un berrinche me dan un premio”.

Muévalo a otro lugar

 De continuar con la rabieta y el llanto descontrolado, opte por llevar al niño a otro lugar cercano, hasta que se calme. Si los padres son pacientes, sensatos y con buen tacto, los berrinches y rabietas se convertirán pronto en hechos aislados. Es necesario repetir que las rabietas son patrones de conducta normales en los niños pequeños, y que en realidad ayudan a forjar su personalidad y su carácter. Todos los niños necesitan ser guiados en sus pautas, para que alcancen un grado de socialización adecuado. Recuerde que los padres son los encargados de enseñar al niño a comportarse.

El niño caprichoso

Está usted en la calle o en el centro comercial y su hijo, ante su negativa de comprarle algo o no permitirle ir a donde él quiere, se enoja en forma exagerada: grita, llora y se tira al piso.

Las rabietas y las crisis de llanto son habituales en niños pequeños. Estos patrones de conducta se relacionan con la etapa de la vida en la cual el infante comienza a sentirse más independiente, con deseos de autonomía y marcado egocentrismo (“yo soy lo más importante”).

Ocurre en la etapa en que el niño está en pleno desarrollo de su ego (su yo), que es cuando manifiesta el negativismo (todo o casi todo es negación).

Es muy importante que los padres se pongan de acuerdo sobre cómo manejar las rabietas del infante, de manera que ambos actúen de forma similar ante esos episodios.

 Esto le hará ver al niño que él es quien está equivocado. La actitud que asuman los padres en esos momentos determinará en gran parte cómo se comportará el niño en el futuro.

El castigo

El castigo corporal leve, digamos un pellizco o ‘jalón’ de orejas, es todavía una forma de disciplinar a los niños. De todos modos, este tipo de reacción no debe causar lesiones al pequeño, y es mejor no usarlo porque aún esa forma de castigo puede dejar secuelas negativas en el niño.

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Valore estos tres puntos

 1. Los niños suelen desarrollarse mejor cuando los adultos se interesan por lo que hacen y los estimulan a participar en las actividades propias del hogar y de la familia.

2. Mantenga en el hogar una estrategia para el aprendizaje permanente. Por ejemplo, que a la hora de comer siempre haya un tema de conversación que sirva para orientar a los pequeños.

3. Defina un sistema de disciplina que evite el castigo físico y las frases hirientes que dañen la personalidad del niño.

Con el castigo físico el niño se atemoriza, pero no aprende el comportamiento que se le desea enseñar. El castigo debe limitarse a retirarlo de la mesa o recluirlo en su recámara. pero siempre con la explicación correspondiente del porqué y el hasta cuándo.

El lLanto espasmódico

¿Por qué algunos niños muestran su enojo con episodios de llanto acompañados de cortes en su respiración?

>> Los episodios de llanto espasmódico comienzan por lo regular después del sexto mes de vida y tienden a desaparecer antes del tercer año.

>> El ataque puede presentarse con interrupción del ritmo respiratorio e incluso con pérdida de la conciencia o convulsiones. Uno de cada 15 niños presenta este cuadro.

>> La base psicológica y emocional del niño y de su familia es lo que condiciona la presencia de los ‘espasmos del sollozo’, que por lo regular obedecen a una sobreprotección de parte de los padres.

>> El “espasmo del sollozo” es una patología que desaparece de manera espontánea y sin consecuencias, pero si los episodios son persistentes hay que recurrir a terapias psicológicas para tratar de esclarecer las causas.

(Selector de Vanguardia)

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