¿Cómo reaccionar cuando tu ex pareja tiene una nueva esposa?

Vida
/ 26 enero 2018

Entablar una relación madura y respetuosa con la madrastra de tus hijos es vital por el bien de todos.

Vivimos una época donde todos somos testigos o participantes de la transformación de la familia. A pasos agigantados hemos presenciado cómo la familia tradicional de mamá, papá y los hijos ha cambiado hasta las formas que hoy conocemos; familias constituidas donde ambos padres tuvieron matrimonios previos con hijos y hoy se casaron y conformaron una familia donde cada quien tiene sus hijos y luego procrean los propios.

Las personas cambian y las sociedades evolucionan según esas personas viven y organizan sus vidas.

En el pasado, se esperaba un matrimonio para toda la vida, el divorcio no existía y solamente a la muerte de uno de los padres, permitía un segundo matrimonio y con el aparecía la repudiada figura del padrastro o la madrastra. Cuando el divorcio comenzó a popularizarse, la temida y odiada figura de los padrastros también se volvió muy popular pero con el viejo estigma de algo malo y temido.

Particularmente, las mujeres que tardan más en casarse frente a los hombres quienes pronto vuelven a contraer nupcias. Esto suele generar celos y hasta cierto resentimiento hacia la segunda esposa, lo que se vuelve peor cuando esa mujer se comienza a relacionar con los hijos de la primera. La idea de la madrastra malvada de los cuentos se perpetúa, paradójicamente, por muchas de las mismas mujeres.

Si es tu caso el de ser madre y que tus hijos pasen tiempo con la nueva esposa de su padre, ya sean las tardes, fines de semana, las vacaciones o inclusive si ella es quien está criando a tu hijo y esto es un serio problema para ti, seguramente leer la carta que una mujer en tus mismas circunstancias le escribió a la madrastra de su hija, te ayudará mucho.

Por qué no se me ocurrió publicó esta carta que ha dado la vuelta en las redes sociales generando todas las reacciones que te puedas imaginar, pero sobre todo, nos ha dado mucho en qué pensar y reflexionar.

Entiende que la situación es extraña e incómoda también para ella Ambas son mujeres y cada una seguramente tenía sus propios sueños e ilusiones, así como tú nunca pensaste en separarte y dejar a tus hijos con otra mujer, ella tampoco quiso criar a los hijos de otra. Sin embargo, la vida y las decisiones que todos tomaron los llevaron a este momento y ahora hay que comportarse a la altura de las circunstancias.

Tu enojo, celos y hasta odio son comprensibles Nadie podrá cuestionar lo que sientes desde que ella pareció en tu vida. Como mujer, esposa y madre, tú vives la historia desde tu perspectiva y lo que sientes es comprensible. Las formas pudieron no haber sido las mejores pero ahora lo que importa es tu salud, tu superación personal y el bienestar de tus hijos, así que entonces te conviertes en responsable de lo que sientes y de lo que haces con esos sentimientos.

Reconoce todo lo bueno que ella hace Cambia tu perspectiva y ponte en modo positivo, no busques lo malo, no critiques ni juzgues, busca lo bueno. Hazlo por ti, o los malos sentimientos acabarán contigo; luego hazlo por ella y por todos, tu actitud puede hacer a gran diferencia en estas circunstancias.

Trabaja en el respeto y trasmítelo Respeta a tu ex pareja, a su nueva pareja, su relación y sobre todas las cosas, respétate a ti misma y no te rebajes a algo menor a ti. Entonces tus hijos serán respetuosos y sobretodo respetados y protegidos.

Atacar a la segunda esposa o madrastra solo hace más daño Le hace daño a ella, al padre tus hijos, a tus hijos y a ti, mi querida amiga. El odio no da ningún fruto dulce.

Honestidad, respeto y madurez Vivir esta situación requiere de estos tres valores para que todo funcione y sea para bien. Sé honesta en tus sentimientos y tratos, entabla canales de comunicación respetuosos y desarrolla la madurez para no ofenderte por todo y jamás tomar nada personal.

Si hay algo que no te gusta háblalo con respeto y tomen decisiones con madurez priorizando el cuidado y crianza de los niños.

Al final del día recuerdo esto: A nadie le quitan su lugar, uno lo entrega o lo pierde por su conducta y forma de proceder.

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