Consejos para recuperarse después de hacer ejercicio
Lo que hacemos después de un ejercicio intenso es tan importante como el ejercicio propiamente dicho. A continuación, algunos consejos para recuperarse mejor
Yo fui una embarazada diligente, de modo que investigué cada aspecto de la experiencia para estar segura de cuidarme a mí misma y a mi hija por nacer. Estudié meticulosamente todos los métodos de alumbramiento para poder hacer la elección acertada para mí. Fui a clases y leí casi todos los libros en existencia.
En el ascensor del hospital, cuando nos dirigíamos a la sala de partos me di cuenta de que no tenía idea de lo que debía hacer al volver a casa. Tomé conciencia de que al hospital llegaba una familia integrada por dos pero que a la salida seríamos tres. Lágrimas y pánico. Y todavía ni siquiera había visto la aguja de la epidural.
Lo que necesitaba en esos días confusos con una recién nacida eran consejos reales. No consejos de libro sino pistas salidas de la boca de madres que habían vivido la vida. ¿Qué hacían para que sus bebés durmieran? ¿Cómo manejaban la lactancia? ¿Qué pensaban secretamente mientras amamantaban en mitad de la noche? ¿Cómo, cómo encontraban tiempo para darse una ducha?
Esa época quedó en el pasado, pero he descubierto que cada nuevo esfuerzo me convierte en una verdadera detective de la vida. Quiero que me digan las cosas directamente. Puedo aceptar la verdad.
Muchas veces me preguntan los socios del gimnasio cómo manejo mis ejercicios y mi entrenamiento pese a dar clases toda la semana. Una palabra –recuperación.
Me llevó años descubrir qué me conviene y probablemente a usted le llevará años hacer lo mismo. Lo que aprendí es lo siguiente.
1. Escuchar al cuerpo. Somos únicos. Ninguna revista, ningún libro ni artículo online nos conoce mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos. Si su plan de entrenamiento incluye una carrera continua y a usted le parece que en realidad se siente como si la hubiera atropellado un camión, haga los ajustes como corresponde. ¿Siente una molestia en la rodilla? Pase la carrera larga de hoy a la semana próxima y haga ejercicio con máquinas. Entrénese con más inteligencia, no con más intensidad. Recuerde, estamos en esto para el largo aliento, no para el corto plazo.
2. Estar en actividad. Esperar a enfrentar un problema cuando se convierte en emergencia quizá le permita ahorrar dinero ahora pero le costará muchos mañanas. En la actualidad, me aseguro de darme un masaje médico todos los meses. Vale la pena sacrificar algunos almuerzos afuera para cuidar que mis músculos estén alineados y blandos. Sé que eso me permitió correr más fuerte en estos últimos meses, lo cual también hace felices a todos en casa.
3. Amigarse con el rodillo de goma-espuma. Todas las noches, paso 15 minutos estirando y contrayendo las piernas. Cada noche. Puede resultar difícil encontrar 15 minutos pero yo de todas maneras los encuentro. Soy muy buena rodando y leyendo con mis hijos. Experta, incluso. Estoy tan ocupada como cualquier mamá, pero hemos tomado conciencia de que mis necesidades son tan apremiantes como las de mi familia. Tomarme 15 minutos no es una negligencia, es una necesidad.
4. Darse un baño. Hay quienes disfrutan con los baños helados. En una época yo también. Cambié por los baños con sales de Epsom. No sé a ciencia cierta si me ayudan con mi recuperación, pero son fantásticas. Me gusta hacer algunos estiramientos después de que el agua me calentó los músculos, sobre todo mis pantorrillas. A veces, ese baño es también la zanahoria en el palo para hacerme salir a correr.
5. Hacer entrenamiento con máquinas. Los buenos corredores corren. Los grandes corredores corren, andan en bicicleta, nadan, boxean, hacen yoga y levantan pesas. El entrenamiento con máquinas tiene tantos beneficios que merece un artículo propio. Fortalece los músculos, evita el aburrimiento y contribuye a crear un atleta completo. El entrenamiento con máquinas de bajo impacto estimula el flujo sanguíneo hacia los músculos lo cual a su vez permite una mejor recuperación. Mi entrenamiento con máquinas favorito es la clase de spin. Hago mi rutina con una buena sesión de transpiración sin los saltos.
6. Tranquilizarse. No todos los días el ejercicio tiene que ser agotador ni llegar al vómito. Francamente, una sola vez me descompuse después de hacer ejercicio y resultó que tenía gripe. Los ejercicios fuertes son fundamentales para fortalecerse, pero mucha gente se equivoca pensando que los avances sólo se logran si se trabaja hasta las náuseas. No es cierto. Correr para recuperarse es correr para recuperarse. No tiene que convertirse en una carrera continua por muy tentador que resulte acelerar cuando otro corredor nos pasa en la senda. Las carreras de recuperación no complican el entrenamiento. Permiten enfrentar los ejercicios más duros con más fuerza, mejorándonos a la larga.
7. Dormir. Si el entrenamiento con máquinas es una de mis locuras, con el sueño soy totalmente fanática. Irme a dormir temprano me vale muchas bromas, pero sentirme bien después de dormir ocho horas bien vale hacer el ridículo. Durante el sueño, el organismo repara los daños del día. Dormir bien durante la noche hace que resulte más fácil tomar buenas decisiones, a nivel nutricional y otras. Prefiero sacrificar la televisión antes que sacrificar mi sueño reparador.
Sobreviví los primeros días de la maternidad y por suerte también los pasaron mis hijas, pero no sin algunos rasguños y lastimaduras. Lo mismo podría decirse que me pasó corriendo. He corrido pasando por todas las heridas, desde esguinces a fracturas, con la visión nublada por la obstinación a corto plazo. Me harté de sentirme mal. Es bueno sentirse bien. Tomando conciencia de que la recuperación es parte integrante del entrenamiento del mismo modo que una carrera larga es un paso esencial para convertirnos en el corredor que queremos ser.