El amor y el sexo en tiempos de Tinder

Crónica de una periodista millenial en busca del amor en Saltillo

Vida
/ 14 febrero 2017
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“Lo que mucha gente llama amar, 
consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, 
como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”.
Julio Cortázar, Rayuela

Por Quetzali García
Ilustraciones: Federico Jordan
Edición: Kowanin Silva
Diseño: Edgar de la Garza

Un día de enero. Tienda de novias Ajuar, Saltillo. Patricia, revisa los precios de los vestidos de novia antes de probárselos. Pasa de las etiquetas caras con una cara estoica porque tiene claro su presupuesto. Se sabe observada, suelta una carcajada y me dice “¡Ya sé que estás pensando! Le di like a Daniel sin querer", me confiesa -meses antes de llegar al altar- que está escogiendo su vestido con más detenimiento que a su futuro esposo. Al fulano lo encontró en la comodidad de su Smartphone. Ella es física matemática y él, trailero. Sus posibilidades de encontrarse eran mínimas sin la intervención de esta aplicación, que ha revolucionado el amor en 196 países. ¡Tinder les hizo el milagro!

Me descubro distraída de la historia de amor. Titubeo sobre bajarla o no. ¿Qué puede salir mal? ¿Será buena idea en Saltillo? ¿Y si en un par de likes estoy en la tienda probándome estos vestidos tan chulos? ¿y si mi reputación queda más que reputada?... Patricia sigue contándome lo difícil/ fácil que ha sido su relación mientras, disimuladamente, se instala la app en mi teléfono. El caso de ella parece de éxito y coincide con lo encontrado en "Citas en línea: un análisis crítico desde la perspectiva de la ciencia psicológica" de  Eli J. Finkel, Northwestern University  que concluye: "Las citas en línea ofrecen acceso a socios potenciales a los que es poco probable que la gente se reúna por otras vías", concluye el documento, "y este acceso genera nuevas posibilidades románticas".

Patricia, su futuro esposo y yo somos “Millenials”, título con el que se conoce a quien nació de 1980 a 2005. El rasgo característico que distingue a nuestra tribu es que nos ponemos nerviosos si no revisamos el celular cada x minutos y tenemos una doble vida. La vida online y la material. Nos hemos vuelto adictos a lo inmaterial, a los filtros, a los “me gusta” de terceros y le hemos dado una vuelta al lenguaje, somos capaces de mantener una conversación en pictogramas, Emojis (caritas del celular) y expresar nuestros sentimientos a través de memes. Somos los mentados activistas de Facebook. Tenemos acceso a comida, transporte, amistades, entretenimiento, pornografía y hasta parejas poniendo el dedo en el lugar correcto de nuestras pantallas.

En 1987, cuando surgió el término, algunos autores consideraban que ésta sería la “Generación Perfecta”. El panorama daba para eso: tuvimos acceso a educación, conciencia, responsabilidad social, creatividad, capacidades de emprendimiento y autoestima. Nuestros papás creyeron tal potencial de sus creaturas y se dejó el poder coercitivo de “la chancla” – con la pena, BabyBoomers- para casos extremos y con el correspondiente cargo de conciencia. Se nos inculcó que podríamos cambiar al mundo. Que éramos la esperanza, el futuro, los nativos digitales. ¡Los que podemos arreglar el internet cuando se va en la casa! (Nota: apagamos y desconectamos el módem). Y, precisamente ahí está el detalle, chatos… el internet. Como Millenial reconozco que vino a desgraciarnos la vida. Pero ojo, no somos nosotros, son Netflix y la carita de perrito en Snapchat.

Somos 46 millones de Mexicanos Millenials (según el censo poblacional de 2010), casi el 40 por ciento de la población. Los pobres angelitos que fuimos, “poke-evolucionamos” en una mezcla terrible de un capítulo de Black Mirror (una serie futurista que te deja temblando por días), las peores proyecciones de Zygmund Bauman y habitantes, que digo habitantes, derechohabientes, votantes de Leonia, una de las ciudades de Italo Calvino que Bauman usa como referencia para esta modernidad líquida. En esta ciudad invisible sus habitantes gozan disfrutar de cosas nuevas cada día. Al día siguiente la basura llega para llevárselos. Así transcurre día con día, con el deseo de la novedad y al mismo tiempo el riesgo de que toda la basura se caiga sobre su ciudadanía vestida al último grito de la moda. “Tanto que uno se pregunta si la verdadera pasión de Leonia es en realidad, como dicen, gozar de las cosas nuevas y diferentes, y no más bien el expeler, alejar de sí, purgarse de una recurrente impureza.”

Tinder le da la posibilidad a los usuarios de todo el mundo de crear nuevas conexiones que de otro modo nunca habrían sido posibles. Desarrollamos productos que unen a la gente”

Si todavía no has oído hablar de Tinder, permíteme explicarte. Es una aplicación gratuita que puedes descargar en un clic de un smartphone. Utiliza el GPS (localización) de tu teléfono para localizar a otros “solteros” en tu área. Creas un perfil con información importada de Facebook y tras elaboración de un perfil donde te describes (o no) y empiezan a caer las caras de gente como tú. Calificas a los perfiles que encajan en tu búsqueda. Una tacha si el individuo en cuestión no te agrada o un corazón verde si es de tu agrado. Una vez que ganas agilidad entiendes que con un golpe de tu dedo hacia la derecha es sí o hacia la izquierda, no. Descartas, te descartan. Aceptas y te aceptan. Si esto sucede haces ¡Match! Y se puede establecer comunicación con el otro usuario. Es fácil y conveniente. A diferencia de Candy Crush, el juego no termina en puntos o niveles; puede seguir con una cita en la vida real. Pero cuidado… puede ser igual de adictivo.

2012: "La búsqueda de un compañero: la subida de Internet como intermediario social", el estudio de  Michael J. Rosenfeld, de la Universidad de Stanford, es un análisis de datos de una encuesta nacional representativa de más de 4 mil adultos estadounidenses, Rosenfeld concluye que Internet está comenzando a desplazar lugares de reunión de la vieja escuela, como escuelas e iglesias, como un lugar para las presentaciones románticas. "Si uno cree que la salud de la sociedad depende de la fuerza de las instituciones tradicionales locales de la familia, la iglesia, la escuela primaria y la vecindad", escribe, "entonces uno podría estar razonablemente preocupado por el desplazamiento parcial de esas instituciones tradicionales por la Internet." Rosenfeld no encontró diferencias en la calidad de la relación o la fuerza entre las parejas que se reunieron en línea y las parejas que se conocieron por amigos o en la vida real.

Saltillo y sus clósets con doble fondo

Los saltillenses somos unos hipócritas con doble moral, roperos con esqueletos y dobles fondos; que nunca nos ponemos sarapes y no comemos pan de pulque porque engorda”

Tinder es la evolución natural de las citas y los rituales de cortejo. Antes de que el Saltillo mocho se acelere a juzgar que las cosas no eran así antes, que se ha perdido la decencia y cuanta cosa puedan recriminarnos a los usuarios de esta red, tienen que leer la perspectiva histórica de nuestro SaltiYork o Saltirranch.

“El qué dirán” y la “doble moral” están instalados en la idiosincrasia saltillense desde su centro. Literal. Y esta versión me la ofreció sin remordimientos el cronista más culto y alternativo que pueda tener esta ciudad: Jesús de León. El club de las buenas conciencias jamás sospecharía de él, pero es el único que detecta algo sutil pero certero en cuanto a la mentalidad cerrada de los saltillenses. Sentencia el escritor: Aquí cuando se toca una puerta, no se escucha un “Pásele a lo barrido”, sino un: “¿Qué se le ofrece?”.

Hace algunos años en una conferencia, el escritor comenzó con una profecía terrible como sólo él, alertando a los presentes: “la vida cotidiana está a punto de convertirse en fósil e irse a exhibir al Museo del Desierto. Por una sola razón: la sociedad actual convierte a los hombres en seres “vigilados, desamparados y expuestos”. A casi cinco años, sus palabras se cumplen de manera inexorable.

Cementerios de la memoria colectiva
En Saltillo la casa donde nació Julio Torri, pasó a ser un establecimiento de Pollo Frito y hoy, tras ser reducida a escombros es parte de un estacionamiento. La casa donde nació Manuel Acuña tiene sólo un letrero amenazador de “No estacionarse”. “Es decir que ni la propia Rosario podría aparcar su coche, pues la grúa se lo llevaría o le poncharían las llantas gratis”. El propósito de enmienda que propone el cronista es defender y disfrutar la intimidad. Las reliquias obsoletas, afirma, serán un tesoro próximamente “cuando ya no exista un adentro ni afuera, cuando dé lo mismo que las puertas estén abiertas o cerradas”.

El cronista y aclamado escritor recordó cómo en la reconstrucción de la Casa de la Cultura, se descubrió que, en sus cimientos, uno de los clósets tenía doble fondo con salida a la caballeriza. Algo muy útil para salir sin que la gente hablara. Los secretitos de estos edificios emblemáticos nos hacen aceptar “que los saltillenses somos unos hipócritas con doble moral, roperos con esqueletos y dobles fondos; que nunca nos ponemos sarapes y no comemos pan de pulque porque engorda.” Otra cosa sería, añade, si los saltillenses valoraran lo ordinario.

Y si al “club de las buenas conciencias” no les basta con eso, Martin Monto, de la Universidad de Portland publicó en 2013: "¿Un nuevo estándar de comportamiento sexual?¿Están las reclamaciones asociadas con la "cultura de conexión"” apoyada por datos representativos ¡Monto no discute las citas en línea en absoluto! Pero esa omisión es lo que hace que su trabajo en la cultura de la conexión sea valioso. Monto encontró que los jóvenes no son mucho más promiscuos que las generaciones pasadas. De hecho, los estudiantes universitarios contemporáneos tienen un poco menos sexo, y ligeramente menos parejas, que los estudiantes que datan antes de la aparición de citas en línea y Tinder.

Yo, en plan Monto: Millenial solitaria. Mi cama. Viernes en la noche. No tengo ningún plan que me convenza y elijo algunas fotos donde me vea real y bonita. Empiezo a dar me gusta a gente con la que creo tendría un momento agradable. Todo va bien hasta que me encuentro al esposo de una amiga. Me estremezco. Luego al novio de alguien que conozco. Me siento terrible. No sé qué hacer. Borro la aplicación y dejo el móvil en la cama como si quemara. Creí que iba a encontrar tipos solitarios que tenían ganas de salir o que eran muy tímidos, pero encuentro muchos rostros conocidos y gente que está haciendo las cosas mal ¿Ellas lo saben? ¿Debería decirles?

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Estudios realizados en Reino Unido afirman que un 46% de los usuarios tienen pareja. L compañía ha refutado las cifras argumentando que los parámetros del estudio y la muestra es muy pequeña comparada con las bases de datos. Pero, en todos lados se cuecen habas.

Alejandra es la historia que no quisiera contar. Es una chica preciosa de veintitantos. Actualmente es usuaria activa de Tinder, pero dice que lo usa más para divertirse que para buscar algo serio. Su pasado con la aplicación todavía es algo que le cuesta platicar. Tenía una relación de seis años y tres meses con Guillermo, novios desde el primer semestre de la facultad de Jurisprudencia. Estaba dispuesta a aceptar los daños colaterales que implicaba irse de su casa sin casarse “tipo bien”. Los retos económicos para graduarse y vivir juntos eran pequeños al lado del amor que habían construido. “Me sentía segura de su fidelidad. Estábamos siempre juntos, hacíamos planes a futuro. No tenía ni sospechas de que me fuera infiel y yo tampoco necesitaba ni sentía.”

Nada la preparó para lo que una mañana le dijo sin titubear su mejor amigo: “Te están poniendo el cuerno”. Esperaba una foto con otra mujer o algún audio, un video. Pero sólo vio una captura de pantalla con el perfil de Guillermo y su descripción: “Músico. Lo que se dé. No traigo instrucciones…”, es más, me dice “ni me acuerdo qué chingados decía en su perfil pero era evidente que estaba buscando sexo.” Ella no sabía de la existencia de esta aplicación. No sospechaba nada. Él le dijo que era una broma entre amigos. Pero algo se rompió ese día. “No sé qué me duele más, si el engaño en sí o el que todos supieran y nadie me dijera nada. Creo que es que me estuviera viendo la cara de pendeja, que me exhibiera y la desconfianza, pues a partir de ahí aunque lo intentamos, no fue igual. Corrí a hacerme un Papanicolaou, pruebas de sida, todo”. Ha pasado un año desde que lo descubrió. Ahora no quiere nada serio. “Si pudiera regresar el tiempo, le pediría a mis amigas que me lo dijeran. Por respeto a mí.”

La psicóloga Jaqueline Hernández, dice que este tipo de situaciones son complicadas: “El común en México es establecer  la monogamia como la norma y hay un trauma cuando una de las partes rompe ese acuerdo. Una comunicación saludable y los acuerdos que establezca cada pareja son válidos. Por otra parte, si alguien sospecha de estas situaciones el primer paso es hablarlo. Y si se descubren engaños por redes sociales se debe en medida de lo posible mantener la calma y evitar acciones que perjudiquen a otra persona”. Evaluar con mucha honestidad la situación y discernir qué considera el individuo correcto y no seguir la línea de la violencia, a través de la venganza o actos perpetúen la violencia.”

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Ya las chavas nada más quieren coger, de perdido tú quieres platicar. Este fin de semana salí con cuatro guapísimas y ninguna quiere algo serio"

Tinder se desarrolló en un laboratorio de puesta en marcha financiado por IAC / InterActiveCorp, la compañía estadounidense que también posee los fenomenalmente exitosos sitios match.com y OkCupid. Era un nicho vacío. Los empresarios dijeron que un número cada vez mayor de personas está entrando a esos sitios web a través de sus teléfonos inteligentes. Además, la investigación de mercado demostró que los millenials estamos más ocupados buscando con qué mantener nuestros vicios: Spotify, Netflix y el cafecito (orgánico o no) del diario. Somos la generación de citas ocasionales y noches de pisa y corre. Tinder tiene un límite de edad, a partir de dieciocho y hasta 50+.

Tinder utiliza las mismas capacidades de GPS que Grindr, aplicación de conexión gay, pero requiere que cada usuario tenga una cuenta de Facebook, lo que le da un aire más seguro. Esto da gran beneficio de realidad, pues las personas tienen menos probabilidades de crear varias cuentas y es fácil detectar -si se usa el sentido común- quién está fingiendo. Aunque un caso muy curioso y cierto es el del artista Zac Efron, quien generó su perfil como cualquier mortal y no obtuvo matches porque la gente lo descartaba pensando que se trataba de una estafa. Yo sí le hubiera dado like. Creo.

Ésta es otra manera en la que la aplicación mejora en la experiencia de sitio web de citas, donde a través de un perfil “real”, que muestra el trabajo, la cuenta de Instagram y los amigos en común, se diluye esa posibilidad de que escriban los “trolls”, “bullies” o “pervertidos”. Los requisitos de estas nuevas plataformas excluyen poco a poco la posibilidad de escribir desde el anonimato. El gran pero de otras páginas de citas es que las mujeres son a menudo inundadas con comentarios sexuales de pretendientes no deseados. Aunque tengo 15 mensajes que tardaron 3 respuestas en decirme “¿Quieres coger?”. Los misterios de la vida.

“La gente que conocemos cambia nuestras vidas. Un amigo, una cita, un romance, o incluso un encuentro fortuito puede cambiar la vida de alguien para siempre. Tinder le da la posibilidad a los usuarios de todo el mundo de crear nuevas conexiones que de otro modo nunca habrían sido posibles. Desarrollamos productos que unen a la gente.” Es el modo en el que la empresa se publicita. Precioso. Mágico. Te atrapa. Antes de volver a las andadas puse una foto de Peña Nieto para seguir “chismeando a gusto”. Un montón de tipos me bloquearon y otros cuantos me reclamaron. Cabe aclarar que hice una considerable cantidad de matches con la foto de nuestro señor presidente.

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La placita. Comedor del Periódico. Entre un panini de pollo y chocolates para aguantar, le pedí auxilio a Arián Esquivel, un reportero joven y audaz que me ayudara a hacer un perfil agradable porque el que hice “a lo pendejo” no había conseguido match de gente que acabara de convencerme. Tomó mi Smartphone y lo hizo “Men friendly”(amigable para los machos alfas, pelo en pecho, lomo plateado, hombres, pues). No sólo eso. Se tomó el tiempo de ver quién me convenía y quién no. Sus manos, tan ágiles para escribir, rindieron un fruto misterioso: lograron mostrarme los secretos de la visión masculina. De pronto, tuve un éxito descomunal e inesperado.

Cinépolis Sendero. Tengo a mi mejor amiga siguiendo mi ubicación vía Whats app, porque no vaya siendo que sea un Zeta, psicópata o peor que me haga mala cara y necesite su apoyo para salir intacta. No soy la única que piensa eso antes de tener una cita por este medio. Soy bastante predecible, encajo con los resultados de una encuesta citada en el documental “Cuando los extraños hacen Click: Cinco Historias de Internet”. De acuerdo con HBO, el principal miedo en las mujeres es que el otro sea un asesino y los hombres que su cita sea gorda. La psicóloga Jaqueline Hernández, entrevistada por este medio, afirma que estos miedos reflejan una cultura de violencia normalizada a la mujer, por el contexto de feminicidios y abusos que se vuelven esperables. Por otra parte, el hombre discrimina en base a prejuicios estéticos y estímulos visuales primarios.

No era un Zeta ni asesino ni nada. Al contrario un muchacho divertido, platicador y con una sonrisa bonita. Ya estaba planeando nuestra boda y pensando que a nuestro labrador le pondríamos “Julio”, cuando a mitad de la película me dedicó unas caricias indeseables y torpes. Chale. No teníamos nada en común. Bloquear.

Segunda cita. Cena en  Carls Jr. Burócrata con ingeniería. Interesante. Fue muy dulce. Nos reímos e incluso me ayudó con algo de mi otro trabajo, a pasar datos. Todo fue genial. Unos besitos tiernos y promesas bonitas. Al día siguiente le dejé en visto un mensaje. No me insistió y pensé que no valía la pena. Bloquear.

La tercera no fue la vencida. Fue con un viejo amigo de la preparatoria. Nos fumamos un cigarro después de no vernos en casi cuatro años. Ni siquiera lo tengo en Facebook. Lo vi y sin pensar le dediqué un SÚPER LIKE. No entiendo bien cómo funciona pero cuando alguien me da uno a mí me sube diez puntitos de autoestima. Necesito la perspectiva de los hombres. Alex está muy triste “ya las chavas nada más quieren coger, de perdido tú quieres platicar. Este fin de semana salí con cuatro guapísimas y ninguna quiere algo serio”, me dice acongojado. Pero siento que él tampoco quiere algo más. Me encojo de hombros. El que esté libre de pecado que aviente la primera piedra.
Alonso, un ingeniero civil culto, trabajador, responsable y amable. No le digan, pero creo que es mi definición de hombre maravilloso, me dijo cuando le conté del reportaje “Pon mi historia, por favor”. Asumí que iba a contarme que se casaba. Dice, antes de soltar una carcajada: “Nadie me dio Like”. Tuvo la aplicación 6 meses. Nos reímos. “Ya ves, tú y yo deberíamos formalizar. Tenemos eso en común, nadie nos pela.”

Tras la exhaustiva investigación de campo y teórica descubrí que existen un montón de aplicaciones para esto. Tinder tiene competencia fuerte y especializada. Entre las aplicaciones -además de Grindr- se encuentran AdoptaunChico, Happn, Hater y un sin fín. Cada una tiene su público y diferente nivel de aceptación en México. Y bajé todas, creo que Tinder tiene la interfaz más sencilla e incorpora elementos infantiles y sencillos.

Y la pregunta de "¿Ella qué busca?" comenzó a llenar mi mente. Un amigo, un amante, un escape al aburrimiento. Después sabría que buscaba un reportaje”

AdoptaUnChico.com.mx es una red social que surgió en Francia como AdopteUnMec.com. Es un concepto innovador en el cual las mujeres tienen el control para conocer personas de una forma dinámica. En Francia, esta plataforma ha supuesto un fenómeno social y cultural, alcanzando más de 15 millones de  usuarios a nivel mundial. El sitio está diseñado como una tienda virtual, donde las chicas son «clientes » y los chicos « productos ». Generando una burla del consumismo actual e imaginando una vida virtual donde podríamos adoptar al chico ideal con solo colocarlo en el carrito. Actualmente la marca cuenta con una fuerte presencia en Europa y Latinoamérica (Colombia, Argentina, Brasil y México).

Podría extenderme mucho en las implicaciones de género entre la realidad francesa y mexicana, pero me conformo con comentar que Simone de Beauvoir publicó en 1949 “El Segundo sexo”. Cuatro años antes de que se reformara el artículo 34 Constitucional Mexicano para reconocer la ciudadanía de las mujeres. Un pilar de su estudio aborda la siguiente perspectiva: "La mujer que no quiere ser esclava del hombre, no huye de él en absoluto; más bien trata de convertirlo en instrumento de su placer. En circunstancias favorables -que dependen en gran medida de su compañero- la idea misma de competición desaparece y se complace en vivir en su plenitud su condición de mujer como el hombre vive su condición de hombre".

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Esta aplicación es muy simpática. Me fue fácil obtener intercambios, porque una es la que manda. Me puse a “adoptar” y encontré a muchos usuarios de Tinder que ponían descripciones divertidas de sí mismos. Con un sistema de búsqueda que se realiza a través de la geolocalización y de hashtags, que ofrece a los usuarios la posibilidad de encontrar a personas afines, de acuerdo a su ubicación y a una gama enorme de características, gustos y estilos. Está disponible para Apple y Android. Concreté una cita por aquí, con diez mensajes ya tenía una cita. Apliqué la vieja confiable de “vamos al cine” y el fulano no llegó. Que porque se fue a pasear con un primo. Bloquear.

A mitad de este experimento me di cuenta que tenía 476 matches y que resultaba aburrido no encontrar a alguien ni para ir a ver La la land. Algunos estudios señalan que en segundo lugar, tras los amigos en común, la gente antes utilizaba estos lugares, bares o antros para que al calor de la música y el baile surgiera esa chispita. Contacté a Javier Vega, encargado de Relaciones Públicas del Bar “La Malquerida” para ir a arrasar al antro. Yupi.
 
La vida real
Le dije que la noche del sábado me esperara, que iría sola para platicar y que me enseñara algunos tips. Empecé mal desde mi outfit. No supe qué ponerme. Me puse los tacones más cómodos que encontré. Un vestido bonito y cortito. Delineado de ojos estilo Amy Winehouse. Y por supuesto, toda la actitud. Luces, banda norteña en vivo. Canté a todo pulmón “Adiós amor/ me voy de ti/ y esta vez para siempre”. Ay, nomás de escribirlo me dan ganas de estar otra vez en la Malquerida. Gorras tejanas, calorcito, puro macho alfa. Otra canción, de Arnulfo Jr. “Soy de la calle”. “Congelaré cada sonrisa sexy/ y mataré toda esperanza en ellas/ para que sepan que no soy de nadie/ yo soy de la calle/”. Aush. Estaba extasiada de esta postal hermosa de lo que somos como norteños.

Pero cuando empezó el “Pasito Perrón” me di cuenta que seguía sola. Indignante. Nadie me cargaría como niño dios ¿Por qué si 476 hombres me avalaban en el mundo de Tinder, había adoptado 10 chicos y me habían mandado 12 hechizos en Happn? Mientras esperaba a Vega se me acercó un chico. Le di entrada con la sonrisa. Aunque en general no era una sonrisa, era una mueca de auxilio, ¡Sácame de este laberinto de la soledad! Primera pregunta: ¿Te puedo invitar a bailar? Sí. Segunda pregunta: ¿Eres “darks” o como “tipo gótica” verdad? No. Pobre, lo ahuyenté con mi cara de tristeza. Ni todo mi esfuerzo. Eso sí, me recordó dónde estaba su mesa. La esperanza muere al último. Corrección: murió con la consabida manoseada “inocentona”. ¿Es parte del cortejo moderno invadir el espacio personal?

Vega llegó a salvarme. Me regañó por mi outfit. Terrible. Hizo algunos arreglos a mi vestido para que luciera más sexy y menos cortina de abuelita. Sus mandamientos son los siguientes: “A ver, la onda va de pasar varias veces frente al que te vas a ligar y sonreír. Verlo y cuando te sorprenda viéndolo, hacerte la despistada, pero sonriendo. Pedirle encendedor con el cigarro ya en la boca para que se ofrezca a prenderlo, abrazarlo por atrás diciéndole otro nombre ya famoso "Ay, te confundí": ese nunca falla. Un consejo: Cuando el tipo está bebiendo y en su mesa no hay botella…¡corre! Evita al típico que trata de ligar a todo el antro, van con un cigarrillo y una bebida, por lo general son guapos y de buen ver, pero siempre van a los antros a tomar y fumar de gratis. Son los peores.”

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A ver, la onda va de pasar varias veces frente al que te vas a ligar y sonreír. Verlo y cuando te sorprenda viéndolo, hacerte la despistada, pero sonriendo. Pedirle encendedor con el cigarro ya en la boca para que se ofrezca a prenderlo...”

El tercer hombre de la noche me preguntó ¿Quién es tu artista favorito? Juro, por todo lo sagrado que me queda que mi respuesta fue automática “Van Gogh”. Ah la ¿oreja de Van Gogh? Y yo. No, es un pint… “Pinche vieja mamona”. Pensé que mi pasado como reportera cultural engreída me perseguía. Pero no. Atrás de él su “¿novia?” , amenazaba con golpearme. Le estaba bajando al querubín. Pedí el Über y le prometí a Vega que la próxima vez iría con todo el flow norteño. Pero no sé si sea una promesa que esté segura de cumplir.
 
El otro
Estaba a punto de cerrar este reportaje, pero le pedí a mi quinta cita que hiciera una breve crónica masculina de nuestro encuentro.

"Era una noche de invierno cuando una notificación de Tinder hizo vibrar mi celular.  Entré a la aplicación, como abrir un regalo sorpresa, y un sonriente "hola" aparecía en mi chat. Una sigilosa mueca se dibujó en mi sonrisa, la cual se iluminaba por la luz de mi lámpara de cama. No es algo común que una chica en Tinder dè el primer paso, así que esta sorpresa aguardaba algo que podía ser interesante. Alguien que rompía los "lineamientos formales" de las chicas de un pueblo aparentemente conservador.

"Mi curiosidad por esa chica de gran sonrisa e intenso comportamiento me hizo saludarla al día siguiente, intercambiando nuevamente alegres saludos. Pasaron un par de días, nos conocimos dando inicio de algo que rompió con todos los protocolos de conocer a alguien en forma tradicional. Mi sonrisa se iluminó por saber que podía encontrar personas distintas en Saltillo. Gracias Tinder. Y la pregunta de "¿Ella qué busca?" comenzó a llenar mi mente. Un amigo, un amante, un escape al aburrimiento. Después sabría que buscaba un reportaje".

Este ejercicio no intenta ser una visión etnológica de experiencias individuales, ni una tesis irrefutable, quemar en leña verde a los cursis, ni promover ninguna clase de ligue. Tampoco son las cincuenta sombras de quien esto escribe.
 
What happn?
Bajé Happn sin entenderle muy bien. Esta app recomiendo usarla en los “No Lugares” que sería el hit de Marc Auge, el sociólogo de la sobremodernidad. Pareciera que esta aplicación es un alivio a esa pregunta que se hace el investigador: “¿Acaso hoy en los lugares superpoblados no era donde se cruzaban, ignorándose,  miles de itinerarios individuales en los que subsistía algo del incierto encanto de los solares, de los terrenos baldíos y de las obras en construcción, de los andenes y de las salas de espera donde los pasos se pierden, el encanto de todos los lugares de la casualidad y del encuentro en donde se puede experimentar furtivamente la posibilidad sostenida de la aventura, el sentimiento de que no queda más que “ver venir”?”. Yo cometí el error de bajarla en mi casa. La aplicación te dice con quién te has cruzado y cuántas veces. En el pecado llevo la penitencia, al menos dos vecinos que antes saludaba con un hola desde el auto, saben que “soy reportera y que busco algo normal, para salir y ver qué pasa.” Pasamos y nos desentendemos.

Me propuse salir con alguien de Happn. Y antes de salir de casa, me prometí que sería la última cita. Y que seguiría mis reglas normales. No beber, pagar a la mitad todo y procurar no enamorarme. 
Llegué al restaurante, ya llevábamos platicando dos semanas o más. Quedamos en ir a cenar. 
Salvo por la timidez inicial, ambos estábamos pasándola bien hablando de la ciudad y sus contrastes. Todo iba normal y había una química interesante. Después del Applebee´s fuimos a unos tacos, empezó a contarme que tiene un proceso penal abierto, por algo relacionado con armas. Pausa, voy al baño dijo. Después de ese chispazo de honestidad, pasamos tres horas, compartiendo historias, miedos, críticas. Hasta que cerraron la taquería. Fue de todas las citas el único que me mandó un mensaje para saber si llegué bien a casa.

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¿Qué es el amor?
Faltan unos días para el catorce de febrero y mi status en Facebook sigue siendo soltera (ese es el que vale). Y necesito una charla con el buen Jesús de León, esta vez más como amigos. Interrumpe su trabajo editorial y me confiesa que le dice a un amigo que se quiere enamorar: “Lo que tú necesitas es que alguien se enamore de ti. ¿Cómo chingados vas a estar pensando que quieres que alguien se enamore de ti? Siempre estamos tirados en ese tema, consecuentando ese tipo de sentimientos, esos arrebatos cursis, bastante mamucos: nos planteamos las cosas exactamente al revés”. El también guionista de un drama sobre el día de los enamorados, me dice: “No sé si pueda hablarte del amor, porque en eso soy un fracaso.

¿Pero qué es el amor para el maestro? “Una abstracción. Decimos muchas tonterías y vivimos en una etapa en que la gente es totalmente ignorante. Es una cuestión de confianza condicionada. Interviene una de mis palabras favoritas, la palabra fe. La fe es sin condición. La gente cree en Dios y ya. Ante otros seres humano impones condiciones…salvo cuando estás enamorado. Borges dice que “amor es tenerle fe a un dios que es falible”.  ¿Cómo te puedes enamorar de alguien que se va a morir? ¿Fe ciega en algo que no es Dio ? Crees en alguien, te decepcionas y atacas lo que creías. 
Hay otros, los que siguen creyendo en ese Dios aunque les haya fallado. El concepto y lo que entendemos por amor es peligroso. Nos puede matar el amor. Sobre todo, cuando lo confundimos con deseo. El amor eterno dura seis meses si bien te va”.

Me recomienda leer “La llama doble” de Octavio Paz.  Y recuerda las sabias palabras de su padre  “no confundas el amor con las ganas de cagar”. No. No. No. Tú quieres tener sexo. Me provoca ansiedad estar hablando de conceptos.

Si alguien entra a tu cuarto y te trae un jugo de naranja: eso es amor. Si te lleva algo de comer. Si te aguanta el mal aliento”.

Respecto a la mentalidad lamentable de nuestra ciudad, afirma: “Tienes que parapetarte en tu diferencia y luego combates con esa diferencia. No hay equidad de género. No hay igualdad. Si te ven que eres un viejo solo sin pareja no eres bien visto. No te sacrificaste y toda tu vida para ser proveedor de una eterna mantenida. Vas a ser mal visto. Ninguneado. No eres igual a los demás. Todos somos personajes atribulados con lo que nos fijan. ¿Por qué chingados tienes que adecuarte a esto? Ahora que están construyendo todo este lío con Trump, quisiera decirle a los que lo apoyan:
 ¡Tú eres el que está del otro lado del muro, ese gran símbolo del prejuicio! Ante esto, se pregunta: ¿Cómo vamos a querer ser unos seres sanos? ¿Cómo vamos a ser honestos? ¡Si nos estamos siempre cuidando del otro! ¡Si hay una guerra en la calle! Esa guerra nos deja amedrentados, golpeados, dañados. Gente que se da golpes de pecho y discrimina en nombre del amor, de un concepto que ni siquiera manejan. ¿Cuál amor? Mentira.

Lo que yo propongo cuando se trabaja con conceptos es que se hablen de hechos concretos. Si alguien entra a tu cuarto y te trae un jugo de naranja: eso es amor. Si te lleva algo de comer. Si te aguanta el mal aliento. Cuando alguien dice: “Ay, me diste el cuerpo y no el amor”. Yo le contestaría: No te preocupes pendejo, por algo se empieza.”

Insisto con el amor y me dice el autor de “Afuera hay un mundo de gatos”: No creo poder hablarte sobre esto. Conoces el amor a través experiencias afectivas. Relaciones interpersonales. El amor te lleva a realizar actos trascendentes. El amor es un estado de crisis, después del cual terminas cometiendo una pendejada como la aceptación de puesto o la elaboración de una revista horrenda...
Amar es aguantar el aliento por la mañana, soportar a su familia. Todas esas madres. Por eso, por el amor, no sales corriendo. No nos enseñan a querer a los demás. Las personas que escribimos nos quedamos solos. Esa persona te pide el primer lugar y uno ama a la literatura. Pues ya, te chingaste y te quedas solo. La pareja se larga; las parejas de los escritores.

Yo prefiero amar algo que no se va a morir o algo que no me va a fallar, como es mi oficio o mi trabajo. Porque sé que no se va a morir. La literatura nunca me va a dejar solo. Es un amor desinteresado. Ni premios ni becas. Ojo, no hay que confundir el amor a las becas y a los premios, a los reconocimientos que los artistas. Sí se pueden hacer cosas, había literatura en los ochentas, sin apoyo de ninguna naturaleza. ¿Ganar un premio? Para qué te sirve, si no te leen en tu pinche casa. ¡Mueran los amores interesados! Que por lo mismo siempre van a ser mal correspondidos.

Mira, mi hija: el único amor real y creíble es el que se tiene a uno mismo. Lo demás, es demasiado sórdido; rebaja a la más pura y cruda relación sexual.

Tinder en #
 
1.4 billones de perfiles 
vistos al día
 
26 millones de parejas 
por día
 
Opera en 196 países
 
Adopta un chico revela que sus usuarios son:
 
Sexo
• 52% mujeres
• 48% hombres
 
Edad
• 36% tiene de 26 a 35 años
• 57% tiene de 18 a 25 años
• 7% tiene más de 35 años

 

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