El muro y la grieta. Coahuila 2019: hacia una distopía. La visibilidad es una trampa
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Hace unos días el Gobierno de Coahuila anunció la compra de más de mil cámaras con tecnología de reconocimiento facial, mismas que serían instaladas principalmente en las ciudades de Saltillo y Torreón, con el pretexto de una estrategia de “seguridad inteligente”, según palabras del propio Ejecutivo ¿Pero cuáles son las implicaciones de una medida como ésta? Un tema que ha sido más que explorado en la literatura, a través de autores como Orwell, Foucault y K. Dick
Vigilar y castigar
Según nota firmada por Armando Ríos (Vanguardia, enero 23) el gobernador planteó que a través de estos dispositivos se “permitirá dar de manera inmediata con personas que pudieran cometer un delito”, es decir, una tecnología centrada en el rastreo de “posibles infractores”, con la que sólo cuentan cuatro ciudades en la dictadura de la China comunista, y a su vez sería pionera en todo el territorio mexicano. Pero antes, un par de preguntas ¿Cuál es la pertinencia de una tecnología de tales alcances en ciudades como Torreón y Saltillo, que no llegan al millón de habitantes? ¿Es tan alto el índice delictivo en nuestras ciudades como para justificar una tecnología de esta naturaleza? ¿Quién nos garantiza que la misma no sería utilizada con fines de espionaje y seguimiento a opositores, o que a su vez ésta no sea susceptible de ser infiltrada por grupos delincuenciales, como ya se ha señalado ante estrategias anteriores de similar intención? ¿Por qué ninguna cámara del sistema de más 400 que se impusieron en el espacio público de la capital coahuilense pudo registrar e impedir -o ya digamos a resolver- las decenas de balaceras, asesinatos, secuestros ocurridos en la última década? En los reportes oficiales, siempre estaban “apagadas”, o miraban para otro lado.
Minority report
Con un costo de medio millón por unidad, el sistema de cámaras de reconocimiento facial linda dilemas éticos, de convivencia social, injerencia en la privacidad personal, opacidad, extralimitación de labores de vigilancia en el espacio público y un acotamiento mayor de la libertad individual, temas antes abordados a través de ciertas obras literarias: en “Minority report”, relato escrito por Phlillip K. Dick en 1956, se narra la paradoja implicada en la premisa de una fuerza policial encargada de detener a los autores de los crímenes antes de que estos ocurran. Mucho antes, en 1947, George Orwell perfiló en su obra cumbre la terrible opresión resultante de la vigilancia omnisciente de El Gran Hermano, un sistema de pantallas-ojos mediante los cuales un régimen totalitario se encargaba de controlar de forma absoluta la existencia, pensamientos y acciones de sus ciudadanos. El universo tiránico de 1984 buscaba de toda forma despojar de significados al lenguaje, sustituyendo al mundo real por falacias. Es por ello que el primer acto de rebeldía del héroe Winston Smith es esconderse del ojo sempiterno de la cámara.
Vernos la cara
Otras obras que han estudiado los nocivos alcances de la obsesión por la vigilancia en la vida del hombre han sido Un mundo feliz, de Huxley, Himno, de Ayn Rand, Nosotros, de Zamyatin, Logan´s Run, de William F. Nolan o la popular Neuromancer, de William Gibson: en los mundos dibujados en estas obras el índice de criminalidad es tan alto, que la única forma de controlarlo es que el Estado considere como potencial enemigo a todo individuo. Yendo dicha vigilancia acompañada de una supresión de la individualidad. Lo dijo mejor Michel Foucault en Vigilar y castigar: “El poder disciplinario se ejerce haciéndose invisible; en cambio impone a aquellos a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio. El pretexto de la delincuencia constituye un medio de vigilancia perpetuo sobre la población: un aparato que permite controlar, a través de los propios delincuentes, todo el campo social.”
Es decir, ante el frío pensamiento del algoritmo, ante el ubicuo ojo de la cámara –hasta que se demuestre lo contrario- todos seríamos presuntos culpables.
alejandroperezcervantes@hotmail.com
Twitter: @perezcervantes7