¿Es posible que una hormiga altere la vida de un león africano? Un nuevo estudio demuestra que sí
Una especie diminuta de hormiga invasora está cambiando la cubierta arbórea en una zona silvestre de África oriental, afectando a los leones, considerado el depredador más emblemático del mundo, la caza de su presa favorita, la cebra
WYOMING- Los detalles de esta investigación, que abarca estudios que fueron realizados tres décadas en el parque Ol Pejeta de Kenia, fueron publicados en la revista Science, en un artículo que firman, entre otros, expertos de la Universidad de Wyoming y de Florida.
De acuerdo con un comunicado de la Universidad de Wyoming, los investigadores lograron descubrir que la invasión de las hormigas cabezonas en Ol Pejeta Conservancy en Kenia están provocando que los leones sean menos efectivos al momento de matar cebras; esto se debe, prosigue la nata de la universidad, a que estos insectos invasores matan a las hormigas acacias que son nativas de ese lugar y que protegen al árbol de la espina silbadora de los elefantes, así como otros herbívoros, ocasionando menos cobertura arbórea para que los leones logren embosquen a las cebras.
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“Demostramos que un pequeño invasor reconfigura la dinámica depredador-presa entre especies icónicas”, precisan los investigadores en el comunicado, liderados por el Ph.D., el estudiante Douglas Kamaru, que es parte del grupo de investigación del profesor Jacob Goheen en el Departamento de Zoología y Fisiología de la Universidad de Washington,
Sindo así, que estos diminutos invasores están modificando al ecosistema africano, decidiendo quién es devorado y en dónde, indica Todd Palmer, ecólogo y profesor del departamento de Biología de la Universidad de Florida.
“Para nuestra sorpresa, descubrimos que estas pequeñas hormigas sirven como defensores increíblemente fuertes y esencialmente estabilizaban la cubierta arbórea en estos paisajes, haciendo posible que las acacias persistieran en un lugar con tantos grandes mamíferos herbívoros”, explica Palmer en una nota publicada por la Universidad de Florida.
Para conseguir llegar a sus conclusiones, los investigadores usaron una combinación de cámaras trampa ocultas, además de leones con collar rastreados por satélite y modelos estadísticos; el trabajo muestra la enrevesada red de interacciones entre hormigas, árboles, elefantes, leones, cebras y búfalos.
ALTERACIÓN EN LAS ACACIAS DE OL PEJETA CONSERVANCY
Por otra parte, la Universidad de Florida sela en un comunicado que la alteración inicia en las acacias de Ol Pejeta, que es una reserva natural africana que está ubicada en el centro de Kenia.
Desde hace mucho tiempo, estos árboles han estado protegidos de los animales devoradores de hojas por una especie de hormiga que vive en las espinas bulbosas de este tipo de árbol.
Estos pequeños insectos defienden encarnizadamente los árboles de grandes devoradores de plantas, tales como, elefantes, jirafas y otros herbívoros, siendo un ejemplo de lo que los ecologistas denominan mutualismo.
En estudios que fueron publicados a comienzos de la década de 2000, Palmer empezó a descifrar la complejidad de esta relación, no obstante, en la última investigación, él y su equipo lograron verificar que la llegada de la hormiga cabezona (“Pheidole megacephala”) originó una serie de acontecimientos que provocaron un cambio en el comportamiento depredador-presa.
Según comunicado de la Universidad de Florida, si bien las hormigas cabezonas son pequeñas, también son voraces cazadoras de insectos, destruyendo las colonias de hormigas protectoras de los árboles, sin embargo, no defienden a los árboles de los animales más grandes. En consecuencia, las acacias están siendo arrasadas por los elefantes.
“A menudo, descubrimos que son las pequeñas cosas las que gobiernan el mundo”, aseguró Palmer y continúa explicando que “estas pequeñas hormigas invasoras aparecieron hace quizás 15 años y ninguno de nosotros se dio cuenta porque no son agresivas con los bichos grandes, incluidas las personas. Ahora vemos que están transformando paisajes de maneras muy sutiles pero con efectos devastadores”.
“Demostramos que la propagación de la hormiga cabezona, uno de los invasores más extendidos y de mayor impacto ecológico del mundo, ha provocado una reacción ecológica en cadena que reduce el éxito con el que los leones pueden cazar a su presa principal”, señalan los investigadores en la nota publicada en la Universidad de Wyoming.
“A menudo descubrimos que son las pequeñas cosas las que dominan el mundo”, afirmó Palmer, quien detalla que estas pequeñas hormigas invasoras aparecieron hace alrededor de 15 años y nadie se dio cuenta, debido a que no son agresivas con las grandes criaturas, incluyendo a las personas, y añade ahora, “vemos que están transformando los paisajes de forma muy sutil, pero con efectos devastadores”.
“Estas hormigas están en todas partes, especialmente en los trópicos y subtrópicos. Puedes encontrarlos en tu patio trasero en Florida, y son las personas las que los mueven”, expresó Palmer, y concluye diciendo, “estamos trabajando con administradores de tierras para investigar intervenciones, incluido el cercado temporal de grandes herbívoros, para minimizar el impacto de las hormigas invasoras en las poblaciones de árboles”.
“La buena noticia es que la población de leones no ha disminuido desde la invasión de insectos, probablemente porque los leones han cambiado su dieta de cebras a búfalos africanos, que corren el mismo riesgo de ser depredados por leones en las áreas invadidas”, señala la Universidad de Wyoming.
“Para sacar lo mejor de una mala situación, los leones están dirigiendo su atención a los búfalos. Sin embargo, los búfalos son más grandes que las cebras y pasan el rato en grupos, lo que los convierte en presas mucho más formidables” explica Palmer.
Esta investigación fue liderada por “el candidato a doctorado y científico keniano de la Universidad de Wyoming, Douglas Kamaru. Así como Palmer, Jake Goheen, de la Universidad de Wyoming, y Corinna Riginos, de The Nature Conservancy, fueron co-investigadores principales de la subvención de la Fundación Nacional de Ciencias que financió el trabajo”, precisa el comunicado de la Universidad de Wyoming.
Con información de la Agencia EFE, Universidad de Wyoming y de Florida.