Este libro revela los trucos de los supermercados para “picarnos los ojos”

Vida
/ 11 julio 2024

El etiquetado de los productos alimenticios se ha convertido en una herramienta poderosa para manipular la percepción del consumidor.

En la actualidad, la industria alimentaria ha perfeccionado el arte de la ilusión en sus productos. Sopas de pollo con apenas un rastro de pollo, galletas digestivas que no son más que galletas comunes, y croquetas “caseras” que provienen de una fábrica: estos son solo algunos ejemplos de lo que Laura Caorsi denomina “Comida Fantástica”. En su libro homónimo, Caorsi se propone desenmascarar estos engaños y educar a los consumidores para que no sean víctimas de las trampas del marketing alimentario.

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El etiquetado de los productos alimenticios se ha convertido en una herramienta poderosa para manipular la percepción del consumidor. Según Caorsi, las imágenes y descripciones en los envases suelen estar diseñadas para crear una versión idealizada del producto. “Hay mucha fantasía y postureo en el frontal de los envases”, explica la periodista y divulgadora, destacando que esta estrategia busca captar la atención del cliente desde el primer vistazo en el supermercado.

$!Libro “Comida Fantástica” de Laura Caorsi.

El problema radica en que los consumidores, a menudo, no tienen el tiempo ni los conocimientos necesarios para descifrar las complejas etiquetas de los productos. La información en los envases está diseñada para destacar los aspectos positivos y ocultar los negativos, haciendo que el comprador no siempre sea consciente de lo que realmente está adquiriendo.

Caorsi revela algunos de los trucos más comunes utilizados en la publicidad de alimentos. Desde la utilización de plastilina y hielo falso en la fotografía publicitaria hasta el uso de términos vagos y promesas exageradas, la industria alimentaria se esfuerza por presentar sus productos de la manera más atractiva posible. “Ni el súper es un sitio especialmente cómodo para ponerse a leer ni la información que encontramos en los envases invita a la lectura”, señala la autora.

Uno de los ejemplos más sorprendentes es el de un aceite promocionado como “sin grasas” en Estados Unidos. Debido a las diferencias en la legislación, las cantidades de nutrientes se pueden expresar por ración en lugar de por cada 100 g o 100 ml, lo que permitió a los fabricantes jugar con las cifras para hacer afirmaciones engañosas.

$!El etiquetado de los productos alimenticios se ha convertido en una herramienta poderosa para manipular la percepción del consumidor.

Para Caorsi, la solución a estos problemas pasa por tres grandes líneas de trabajo: ofrecer educación alimentaria a toda la ciudadanía, presentar la información de manera más clara y afinar la legislación para reducir los engaños. “Es crucial que los consumidores aprendan a leer las etiquetas y a desconfiar de las promesas alimentarias”, afirma.

La legislación también juega un papel fundamental. Aunque la industria alimentaria se regula bien en términos de seguridad, las normas sobre el etiquetado y la publicidad son a menudo insuficientes. Caorsi defiende la necesidad de una regulación más estricta para equilibrar la balanza entre el marketing y la realidad.

Además, explicó que, el término “ultraprocesados” se refiere a alimentos que han sido sometidos a múltiples procesos industriales y contienen ingredientes artificiales. Sin embargo, ella ha identificado una nueva categoría que denomina “ultraperpetrados”: productos que combinan ingredientes de diferentes marcas insanas para crear una sensación de novedad. Ejemplos de esto incluyen helados con sabor a galleta y pizzas con crema de cacao.

$!La información en los envases está diseñada para destacar los aspectos positivos y ocultar los negativos.

“Estos productos no suelen presumir de cualidades nutricionales, pero perpetúan la idea falsa de que tenemos muchas opciones”, explica Caorsi. Aunque estos ultraprocesados honestos no fingen ser saludables, no dejan de ser perjudiciales para la salud.

La “Comida Fantástica” de Laura Caorsi es una llamada de atención sobre los engaños de la industria alimentaria y la importancia de una mayor transparencia y educación. Los consumidores deben aprender a leer entre líneas y a desconfiar de las promesas alimentarias, mientras que las autoridades deben trabajar para crear una legislación que proteja mejor a los compradores. Solo así podremos tomar decisiones informadas y saludables a la hora de hacer la compra.

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