“La Buenaventura”, uno de los primeros cuadro de Caravaggio se exhibe en México

Vida
/ 13 febrero 2018

La “Buenaventura” es un cuadro que Caravaggio pintó en Roma en 1596-1597, cuando tenìa entre 25 y 26 años, explicó Sergio Guarino, historiador de arte y curador de la pinacoteca de los Museos Capitolinos.

Es reconocido por todos como una de sus primeras obras. Un cuadro particularmente importante, porque se vuelve un cuadro revolucionario, que cambia el aspecto mental de la pintura como era entendida al final del siglo XVI”...

La “Buona Ventura” (La Buenaventura), uno de los primeros cuadros del pintor italiano Michelangelo Merisi, mejor conocido como Caravaggio (1571-1610), saldrá esta semana hacia la Ciudad de México, donde participará en una muestra en el Museo Nacional de Arte.

La “Buenaventura” es un cuadro que Caravaggio pintó en Roma en 1596-1597, cuando tenìa entre 25 y 26 años, explicó Sergio Guarino, historiador de arte y curador de la pinacoteca de los Museos Capitolinos, de cuya colección forma parte y que lo ha concedido en préstamo para la muestra mexicana.

“Es reconocido por todos como una de sus primeras obras. Un cuadro particularmente importante, porque se vuelve un cuadro revolucionario, que cambia el aspecto mental de la pintura como era entendida al final del siglo XVI”, dijo el experto en entrevista con Notimex.

El cuadro, resaltó, tiene como personajes a un joven bien vestido que es seducido por la sonrisa de una gitanilla que, con la excusa de predecirle el futuro, es decir, la Buenaventura, de hecho le está robando el anillo que apenas se puede ver en el dedo de su mano derecha.

“Este cuadro carece de toda connotación externa. No sabemos si la acción se desarrolla por la calle, en una casa, en una habitación, en un ambiente lujoso o no. Todo está concentrado en la mirada entre los dos personajes, una historia contada a través de las miradas, la sonrisa de la gitana, los gestos, los colores”, dijo Guarino.

Señaló que de esa manera Caravaggio se contrapuso en manera decisiva y radical a la pintura histórica de la época, a la pintura que podía contar un episodio bíblico o de la mitología antigua para relatar, en cambio, un pedazo de vida cotidiana.

“Es entonces un juego de seducción y de engaños, es un relato real que él vuelve aún más real a través de la pintura. No fue una casualidad que este tema, la Buenaventura, se volvió el preferido de todos los artistas que en los años sucesivos se pusieron de la parte de Caravaggio. Esta es la importancia histórica de la pintura”, refirió.

Explicó que la novedad de Caravaggio se ve en algunos pequeños detalles de la obra, por ejemplo, en las uñas sucias de la joven, algo que escandalizó a los estetas de la época, quienes en sus pinturas –incluso en las que representaban personajes negativos- eran perfectos, sin ninguna concesión a la vida cotidiana.

Caravaggio, en cambio, pintó a una adivina de la calle tal y como era en una época en la que no existía la higiene de nuestros días.

“Se ha escrito mucho de la mirada de seducción de la muchacha hacia el joven y esto ha llevado a ponerla bajo una luz negativa, como si fuera una prostituta que lo engaña. No tenemos ningún motivo para pensarlo: es un juego de seducción que se combina con el engaño. Una fuerte alegoría de todo lo que tiene que ver con el amor, con la seducción, el engaño, la juventud y la belleza”, anotó.

Dijo que será la primera vez que "La Buenaventura” de Caravaggio se expondrá en México y formará parte de una muestra que será inaugurada el próximo 22 de febrero en Museo Nacional de Arte de la Ciudad de México, al lado de otras obras que permitirán explicar como fue que esta pintura sugestionó el inicio de la búsqueda pictórica en la cultura mexicana.

Guarino explicó que ello ocurrió a a través del trámite de un pintor español, Sebastián López de Arteaga, que se formó en Andalucia, el área de España más sensible a la novedad caravaggiesca, y que se transfirió a vivir a México en torno a 1640.

“Este es el punto de referencia, porque este artista (López de Arteaga) fue el que sentó las bases de una búsqueda pictórica en México basada en el realismo y que tendrá en los tiempos contemporáneos un desarrollo clamoroso (con los muralistas)”.

Guarino recordó que el verdadero nombre de Caravaggio era Michelangelo (Miguel Angel) Merisi y que pese a su nombre no nació en Caravaggio, un pequeño centro en la provincia de Bergamo, en el norte de Italia, sino en Milán el 29 de septiembre de 1571.

“No sabemos casi nada de la parte inicial de su existencia, hasta su llegada a Roma en torno a la mitad de los años noventa del siglo XVI. Sabemos que estudió en Milán con Simone Peterzano, un artista muy orgullo de haber sido el último discípulo de Tiziano, el gran pintor del Renacimiento”, resaltó Guarino.

Entonces, dijo, una línea que casi se diluye en el tiempo lleva de Tiziano a Caravaggio. “Su formación con un pintor tan lleno de cultura pictórica veneciana puede explicar su procedimiento pictórico, su manera de pintar directamente sobre la tela, trabajar, como se decía entonces, a la primera”.

Llegado a Roma Caravaggio se volvió uno de los principales protagonistas de la vida pictórica de la ciudad. La misma “Buenaventura” fue pintada para un poderoso cardenal, Francesco Maria Del Monte, que era también uno de los principales coleccionistas de la época.

Al final del siglo XVI Caravaggio comenzó a pintar sus famosas obras públicas: el ciclo de San Mateo para la iglesia romana de San Luigi dei Francesi y dos telas con la caída de Pablo y la crucifixión de Pedro para la capilla Cerasi de la iglesia de Santa Maria del Popolo.

Seguirán otras obras fundamentales, como la Virgen de los Peregrinos para la iglesia de Sant’Agostino, hasta que en mayo de 1606 improvisamente la vida de Caravaggio dio un giro. Durante una pelea mata a Ranuccio Tomassoni, su enemigo, su adversario.

“Contra Caravaggio fue emitida la condena a la pena de muerte y debió dejar Roma para refugiarse y comenzar años de fuga y peregrinaje pictórico en toda la Italia del sur hasta la isla de Malta, para después regresar a Nápoles y de ahí a Porto Ercole, el puerto más cercano a Roma que no dependìa del Estado Pontificio, sino de la corona de España”, comentó Guarino.

Explicó que el pintor estaba por recibir el indulto para poder regresar a Roma cuando improvisamente murió el 18 de julio de 1610. “Por mucho tiempo se pensó que había muerto de enfermedad, de la Malaria que afectaba esa zona, pero recientemente ha salido a la luz el misterio todavía no resuelto de que Caravaggio pudo haber sido víctima de algunos sicarios que lo asesinaron”, concluyó.

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