"Me avergüenzo de ser israelí”, afirma Barenboim

Vida
/ 24 julio 2018

El Parlamento israelí aprobó la semana pasada una controvertida ley que define al país como patria de los judíos y degrada el árabe, que deja de ser una lengua oficial.

El pianista y director de orquesta Daniel Barenboim consideró que la nueva ley que define Israel como un Estado judío instaura en la práctica una forma de "apartheid" en el país y se mostró por eso avergonzado por tener esa nacionalidad.

"Ahora tenemos una ley que confirma la condición de la población árabe como ciudadanos de segunda clase. Por consiguiente, se trata de una forma muy evidente de apartheid", escribió el músico de 75 años en un artículo publicado hoy por el diario español "El País”.

"No creo que el pueblo judío haya vivido 20 siglos, la mayor parte de ellos sufriendo persecución y soportando crueldades sin fin, para ahora convertirse en el opresor que somete a los demás a sus crueldades", criticó.

"Precisamente esto es lo que hace la nueva ley. Por eso, hoy me avergüenzo de ser israelí", concluyó Barenboim, que tiene también las nacionalidades argentina, española y palestina.

El Parlamento israelí aprobó la semana pasada una controvertida ley que define al país como patria de los judíos y degrada el árabe, que deja de ser una lengua oficial y pasa a tener un "estatus especial”.

La ley también reafirma el estatus de Jerusalén como capital de Israel y dice que "únicamente los judíos tienen derecho a ejercer la autodeterminación nacional en el Estado de Israel". Además, ya solo reconoce el hebreo como lengua oficial.

Barenboim, impulsor de numerosas iniciativas para promover el entendimiento como única solución al conflicto en Medio Oriente, recordó que los fundadores de Israel hace 70 años se comprometieron a "procurar la paz y las buenas relaciones con todos los países y pueblos vecinos”.

"¿Tiene sentido la propia independencia a costa de los derechos fundamentales del otro?", se preguntó el músico en el artículo. "¿Puede el pueblo judío, cuya historia es una crónica de sufrimiento continuo y persecución implacable, consentir la indiferencia hacia los derechos y el padecimiento de un pueblo vecino?

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