¿No te alcanza el tiempo? Recupéralo identificando en dónde lo pierdes
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Ese desperdicio de tiempo puede mostrarse principalmente en la oficina y, por supuesto, también en el hogar. Tal vez si detectas en qué pierdes el tiempo te resulte más sencillo buscar métodos para recuperarlo
No es un secreto a voces o algo que no queramos saber, pero muchas veces nos acostumbramos a llevar el día con una rutina absoluta de tal modo que no queda espacio para salir de esa línea que pintamos, y de la que sentimos que si la rebasamos puede acontecer alguna tragedia. Para romper la rutina hay que darle paso a la improvisación en muchos sentidos de la vida, pero hay que detectar exactamente en cuáles situaciones nos conviene más hacerlo.
¿Alguna vez te has puesto a pensar en el tiempo que desperdicias todos los días? Nada más como ejercicio, haz la suma. Funciona como el llamado “gasto hormiga”: verás que son cantidades que parecieran insignificantes pero que, al final, se terminan convirtiendo en un gran cúmulo que bien podría utilizarse en mejores momentos.
Ese desperdicio de tiempo puede mostrarse principalmente en la oficina y, por supuesto, también en el hogar. Tal vez si detectas en qué pierdes el tiempo te resulte más sencillo buscar métodos para recuperarlo.
Por lo pronto, checa algunas acciones que haces en las que pierdes tiempo sin darte cuenta o con alevosía:
Los 5 minutos más
Este es todo un tema: cuando uno se despierta temprano, pedirle cinco minutos más al despertador es de lo más maravilloso que puede uno pensar. Sin embargo, bien valdría la pena cambiar un poco la mentalidad y pensar en dormirse cinco minutos antes de la hora acostumbrada para aprovechar cinco minutos más del día en las actividades. Claro que si tu trabajo requiere de tu presencia en las madrugadas (como algún tiempo me pasó), entonces hay que revisar a detalle lo que se puede hacer.
Rituales sin objetivo
Sin afán de ofender, pero hay algunas prácticas que tenemos que se asimilan al momento en que los perros dan vueltas y vueltas sobre sí mismos para poderse echar en el suelo al fin. Esto se asemeja a llegar a trabajar y caminar sin rumbo fijo o esperar el chocolate, o privilegiar siestas por la tarde en casa; todo esto puede, en ocasiones, perjudicarnos más, ya que luego uno se queja de que no hay tiempo para finalizar las labores cotidianas.
Pensar demasiado las cosas
Es un asunto importante: dicen que el tren de las oportunidades únicamente pasa una vez en la vida. Si tienes ante ti alguna oportunidad de cambiar tu rutina o incluso tu vida tal y como la tenías construida –la llamada zona de confort–, hay que darle el tiempo necesario para decidir, pero no más que eso.
Creo que si una idea te pasa por la cabeza tres veces, entonces es viable realizarla, de modo que no pierdas mucho tiempo en meditar de más, decide si te conviene o no, y a lo que sigue.
La red de redes que envuelve
Lo sé, hoy por hoy internet es más que únicamente una distracción, representa la fuente de trabajo principal para muchos y la verdad, dedicarse a temas de internet requiere una enorme cantidad de horas en computadora o dispositivos móviles.
El “pero” está en la procrastinación (diferir, aplazar) propia de tener tentaciones tan cercanas como una pestaña de navegador, entrar a juegos, revisar páginas de redes sociales para ver lo que han puesto los demás, las novedades, entre otros asuntos; son tremendos distractores que terminan por perjudicar verdaderamente el tiempo que debe emplearse para el trabajo o para dedicárselo a la familia.
Así que el consejo es muy sencillo: aprovecha tu tiempo en la realidad, haz que valga la pena, y la gloria, cada minuto de tu vida.