¿Qué bolsas debo usar para las compras?

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Sea cual sea el material de tu bolsa, los expertos coinciden en que reutilizarla tantas veces como sea posible es clave para reducir su huella medioambiental.
Por: Rachel Nuwer
Cada vez más ciudades, estados y países han prohibido las bolsas de plástico de un solo uso, y con ello el papel se ha convertido en una alternativa popular en la caja del supermercado. A primera vista, parece una victoria obvia para el medioambiente. Al fin y al cabo, las bolsas de plástico se fabrican con combustibles fósiles y son una importante fuente de contaminación.
Sin embargo, las bolsas de papel no son necesariamente una mejor opción. Tienen su propia lista de advertencias medioambientales, al igual que las bolsas reutilizables.
He aquí algunas de las cosas que debes tener en cuenta para tomar una decisión informada sobre cómo embolsar tus compras.
Plástico y papel
Es difícil comparar los distintos tipos de bolsas para la compra. Esto se debe a que la huella medioambiental de una bolsa depende de una plétora de factores: cómo se fabricó, qué materiales se utilizaron, cuánta distancia fue transportada y mucho más. Pero los pocos estudios exhaustivos que se han hecho sobre el tema ofrecen algunas conclusiones útiles.
Las bolsas de papel suelen requerir más energía para su producción que las de plástico. Un estudio de 2011 de la Agencia de Medio Ambiente británica, por ejemplo, concluyó que tendrías que reutilizar una bolsa de papel tres veces para que su impacto en el calentamiento global se equipare al de una bolsa de plástico utilizada una sola vez.
Un estudio de 2018 de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Dinamarca llegó a la conclusión similar de que las bolsas de plástico fabricadas con polietileno de baja densidad, una forma de plástico versátil y muy utilizada, tienen la menor huella medioambiental de ocho tipos de bolsas para la compra, incluidas las de papel.
¿Qué ocurre con las bolsas desechadas? Según el estudio británico, lo que ocurre con una bolsa al final de su vida útil contribuye muy poco a su impacto en el calentamiento global. Pero desde una perspectiva medioambiental más amplia, sigue valiendo la pena reflexionar sobre esa pregunta.
Solo alrededor del 10 por ciento de las bolsas de plástico se recicla en Estados Unidos, según la Agencia de Protección Ambiental. La tasa de reciclaje de la categoría que incluye las bolsas de papel es significativamente mayor, del 43 por ciento.
Pero esto sigue significando que la mayoría de las bolsas de papel y plástico acaban en un vertedero o, en menor medida, en una incineradora. En los vertederos, las bolsas de papel al descomponerse producen metano y dióxido de carbono, ambos gases de efecto invernadero potentes. Una bolsa de plástico en un vertedero no produce ninguno de los dos, pero, cuando el plástico se escapa al medioambiente, puede degradarse en microplásticos que a veces duran siglos.
Samantha MacBride, experta en residuos urbanos del Baruch College de la City University de Nueva York, subrayó otra consideración que los consumidores deben tener en cuenta: el uso de bolsas de plástico perpetúa la industria de los combustibles fósiles. “Ese sistema tiene que retraerse si queremos tener un futuro”, dijo.
Lo que hay que saber sobre las bolsas de tela
Las bolsas reutilizables de tela han ganado popularidad como una forma de reducir la demanda de bolsas de un solo uso. Pero esas buenas intenciones han resultado contraproducentes en cierto modo, ya que las bolsas con marcas impresas se han convertido en un botín omnipresente en conferencias, actos de empresa y con determinados minoristas.
Si un hogar acumula más bolsas de las que puede utilizar, se frustra el propósito de reducir el consumo. También es una mayor huella medioambiental, ya que las bolsas más resistentes requieren más recursos y materiales para su producción en comparación con las de un solo uso.
El material importa especialmente. El estudio británico descubrió que una bolsa de algodón, por ejemplo, tendría que reutilizarse 131 veces para alcanzar la huella de carbono equivalente a la de una sola bolsa de plástico de un solo uso. El estudio danés estimó que son 149 veces. Esto se debe a la tierra, el agua y los fertilizantes necesarios para cultivar algodón, a la energía necesaria para procesarlo y convertirlo en hilo, y al hecho de que la mayoría de las bolsas de algodón se envían desde China o India.
MacBride recomienda buscar bolsas reutilizables fabricadas en tu propio país con fibras más sostenibles, como el cáñamo o el bambú. O, mejor aún, de retazos de tela usada.
Lo esencial
Sea cual sea el material de tu bolsa, los expertos coinciden en que reutilizarla tantas veces como sea posible es clave para reducir su huella medioambiental.
Aquí es donde fallan las bolsas de papel, dijo Steven Cohen, experto en política medioambiental de la Universidad de Columbia, porque son la opción menos duradera. Quien vive en la ciudad y tiene que cargar con la compra desde la tienda, por ejemplo, tiene que preguntarse: “¿Llegará esto a casa?”, dijo Cohen.
Si eres diligente en cuanto a la reutilización, las bolsas de tela resistentes son probablemente la mejor opción, sobre todo las fabricadas con material reciclado. Eso sí, no acumules decenas de ellas.
Michael Overcash, ingeniero químico y director ejecutivo de la Environmental Genome Initiative, un grupo sin ánimo de lucro que evalúa la huella medioambiental de los productos, citó un estudio de 2020 en el que él y sus colegas compararon el potencial de calentamiento global de 20 productos y descubrieron que los reutilizables eran sistemáticamente mejores que los de un solo uso. La misma conclusión debería aplicarse a las bolsas, dijo.
“Si reutilizas una bolsa de algodón cien veces, puede que se ensucie y quieras lavarla, pero eso significa que no se han tenido que fabricar 100 bolsas de papel o plástico”, dijo Overcash. “Las matemáticas son sencillas”.