Teléfono descompuesto
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No es ninguna novedad encontrarnos con encabezados amarillistas en los stands de revistas y periódicos, o al navegar en nuestras redes sociales. Desafortunadamente es lo que nuestra cultura llena de morbo e ignorancia consume, pero cuando se trata de educación y concientización, nunca es tarde para generar un cambio, y es parte de la responsabilidad que como Asociación Civil, tenemos. La semana pasada se viralizó por medio de redes sociales una nota sumamente amarillista en la que se afirmaba que un perro había asesinado a una señora de edad avanzada en nuestra ciudad, mismo perro que supuestamente había sido rescatado entre otros cuantos, por el hijo de la señora. En instantes nos llegaron miles de mensajes compartiéndonos la noticia, cosa que lamentamos profundamente en primer lugar por la muerte de la señora, y también porque sabemos el mensaje que este tipo de notas deja en la gente acerca de todo el tema de los animales de la calle y su rescate, como si en nuestra ciudad los rumores no se esparcieran al estilo “teléfono descompuesto”…
Horas más tarde, una nueva nota fue publicada desmintiendo la primera y afirmando que después de la necropsia, los médicos confirmaron que la causa de muerte de la señora fue un infarto fulminante, y se especula que los perros pudieron herirla después. Tal vez nunca sabremos la verdadera versión de los hechos, lo que sí sabemos es que los perros pasaron a disposición de la Policía Ambiental (que solo los traslada a control canino) y también sabemos lo que pasa ahí después de 72 horas…
En Internet circulan ya cuando menos 10 notas al respecto, todas con datos diferentes sobre la cantidad de perros involucrados, la situación de la señora, su edad, ¡E incluso hablando y opinando sobre la relación con su hijo! pero eso sí, a ninguna se le escapa el detalle amarillista, morboso, gráfico, y ante todo, innecesario. ¿Qué como sociedad no deberíamos mejor aprovechar los medios de comunicación para reflexionar e informar sobre el problema de animales en las calles? Después de todo es el motivo por el que seguimos teniendo animales enfermos y agresivos allá afuera, muchos de los cuales nunca serán adoptados por tal motivo y tendrán finales como este, en el que ponen en peligro a la población.
El tema del rescate de animales es sumamente delicado. En proporción al número de animales sin hogar, necesitaríamos que todo mundo lo hiciera, pero hay casos para los que no todo el mundo está capacitado, incluso nosotros hemos tenido percances en la labor. En los países del primer mundo, el rescate de animales se hace por profesionales y está regulado por el gobierno.
Tenemos que entender que cada animal que vemos en la calle, tiene un pasado. Ahí ellos viven cosas horribles; pasan hambre, sed, frío, sufren enfermedades y mal trato a niveles que no nos imaginamos. De ahí que muchos de ellos (no todos) aprendan a vivir a la defensiva y desconfiando de nosotros, es su mecanismo de supervivencia y son conductas que aprenden y heredan entre ellos.
Sylvia Arrau, docente de Medicina Veterinaria de la Universidad del Pacífico, asegura que los animales también pueden desarrollar traumas psicológicos. Algunos de los detonantes pueden ser el maltrato físico, el abandono, la restricción del espacio, mantenerlos amarrados, los accidentes, peleas, mal manejo de dolor y enfermedades etc. Nosotros lo hemos visto, el comportamiento de cada perro que recibimos dice mucho sobre su pasado, y tenemos que ser muy inteligentes al interpretarlo para saber cómo manejar su caso, pero si algo es seguro, es que NO todos los perros son rescatables o aptos para entrar a algún refugio directo desde la calle, hacerlo puede poner en peligro a los demás perros e incluso a la gente encargada. Como hemos hablado en columnas anteriores, cada animal tendrá su proceso de adaptación en el que pueda confiar de nuevo en el entorno y pueda ser adoptado.
Tragedias como esta nos dejan más que claro que aún hay mucho por hacer, y que hacen falta esfuerzos tremendos por parte del gobierno y la sociedad para erradicar el problema de sobrepoblación de animales en las calles, y el maltrato que no es más que un problema social y cultural que refleja nuestra insensibilidad y lo lejos que estamos de poder llamarnos civilizados.
Pepita, junto con los casi 40 perritos de Brigada Rescate que ya están listos para ser adoptados, esperan muy pronto encontrar un hogar. Esperamos que sigas leyéndonos y que nos sigas en nuestras redes sociales como “Brigada Rescate Saltillo” en Facebook e Instagram.
#JuntosDejamosHuella