11 secretos de belleza que podemos aprender de Marilyn Monroe
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El contouring labial o las cremas hormonales son solo algunos de los trucos de tocador del mito dorado de Hollywood
Decía que la imperfección era bella y de alguna manera elevó las suyas propias hasta conseguir convertirse en un mito admirado por sus curvas y por su estilo. Lo dejan claro las celebrities de ahora: Todas quieren ser como Marilyn Monroe. Ese glamour que irradiaba por los poros de su piel formaba parte de una personalidad irresistible, un vestuario de infarto y una rutina de belleza que lleva años acaparando ríos de tinta. Estos son algunos de sus secretos:
1. La rutina facial, a capas: Ante la cámara, la piel de la actriz tenía un brillo espectacular que conseguía utilizando vaselina, crema hidratante de Nivea y productos del dermatólogo Erno Lazlo, como su bálsamo botánico reparador ‘Phormula 3-9’ o su hidratante 'Active Phelityl Cream’. El famoso 'Elizabeth Arden Eight Hour Cream’ estaba entre sus básicos, al igual que las cremas hormonales. Estas le llevaron a desarrollar vello facial rubio que se negaba a afeitarse. Como recogían en Popsugar, era precisamente lo que le daba un aspecto todavía más radiante cuando incidía la luz sobre su rostro. Ante la falta de iluminadores, la vaselina jugaría un papel importante aplicada por ejemplo en los pómulos.
Marilyn daría más importancia al hecho de lucir una piel brillante que al moreno, tan en boga en la California de los años 50. En una entrevista concedida para la revista Pageant en 1952, la artista reconocía que para ella la piel morena no era “más atractiva que la piel clara, o incluso más sana”.
2. El poder de una mirada seductora: El responsable fue Allan "Whitey" Snyder, también maquillador de Katherine Hepburn o Doris Day. Para añadir profundidad, utilizaba lo que Monroe llamaba “el ojo de Greta Garbo”, es decir, difuminar sombra blanca por el párpado móvil (la estrella fue una de sus precursoras). A veces jugaban con un efecto húmedo sobre los párpados, que Marilyn creía muy sexy, utilizando vaselina o una gota de aceite. La estrella también era una defensora de las pestañas postizas, que cortaba por la mitad y aplicaba solamente en la parte de fuera del ojo, para agrandar la mirada.
Synder se servía de cuatro delineadores, entre ellos de la marca Elizabeth Arden: Uno blanco en la línea de agua para hacerlo más grande visualmente, uno negro para ese característico ‘cat eye’, uno rojo con el que aplicaba un punto en la parte de dentro del ojo para hacer que sus ojos pareciesen más blancos y uno marrón, que extendía ligeramente en las pestañas inferiores, simulando la sombra de las superiores.
3. Sí al contouring, pero en los labios: Antes que Kim Kardashian, ya lo hizo Marilyn Monroe. El secreto de una de las bocas más deseadas de Hollywood estaba en las capas. Synder podía llegar a utilizar hasta cinco tonos diferentes para los labios, del más oscuro en los bordes al más claro en el centro. La edición estadounidense de Marie Claire trató de conseguir ese efecto tridimensional: Primero se creaba la forma de los labios con el delineador más oscuro, como un marrón chocolate. Después, se rellenaba el resto de labios con otro delineador más claro. El siguiente paso era utilizar el rojo más vivo para ayudar a difuminar, pero sin llegar a las líneas más oscuras, para no restar profundidad al labio. Se aplicaba iluminador en el centro para dar más sensación de volumen y se remataba con un toque de bálsamo labial transparente.
4. Y también en la nariz: Synder utilizaba colorete para dibujar el contorno de la nariz de la estrella. Lo aplicaba en la punta, para conseguir el efecto de una nariz más corta y definida.
5. Hacía ejercicio, pero no demasiado: Nunca se interesó por los deportes al aire libre ni “destacar en tenis, natación o golf”. Por el contrario, pasaba al menos diez minutos al día en su habitación “haciendo ejercicio con pequeñas pesas” para los músculos que le “gustaría mantener firmes”. Para mantener el busto en su sitio realizaba una rutina en la que levantaba pesas de 5 libras (unos 2,27 kilos) con los brazos y que repetía unas 15 veces. Después, hacía otra rutina en la que dibujaba círculos con las pesas hasta que se cansaba. “No cuento rítmicamente como la gente de la radio. No soportaría el ejercicio si me diese la sensación de que es reglamentado”.
6. Los hombres las prefieren rubias: Marilyn llevó siempre a rajatabla ese mantra y desde sus primeros años como modelo, tiñó su cabellera castaña de rubio platino. El tono, al que ella misma denominó “blanco funda de almohada”, fue obra, según explicaban en Allure, de la colorista Pearl Porterfield (también responsable años antes de la melena de Jean Harlow). Porterfield aplicaría peróxido y mechas decolorantes cada tres semanas. También se dice Monroe utilizaba polvos de talco de bebé para las raíces a modo de champú en seco.
7. Marilyn Monroe fue pionera en eso de la paleodieta: La starlet describía la entrevista concedida a Pageant sus curiosos hábitos alimenticios. Lo primero que hacía antes de ducharse era desayunar una pastilla multivitamínica acompañada de dos huevos crudos que mezclaba en una taza con leche tibia. Ahora suena bizarro, pero por aquel entonces, al menos en Estados Unidos, se creía que los huevos mantenían más proteínas crudos que cocinados. Para cenar, se acercaba al mercado y compraba un filete de ternera, cordero o algo de hígado y se lo hacía en el hornillo eléctrico de su habitación. De acompañamiento, “cuatro o cinco zanahorias crudas”, de las que “nunca se aburría”.
Como licencia, cuando volvía a casa de sus clases de interpretación, se tomaba un ‘hot fudge sundae’, una bomba calórica que lleva helado, nata montada, sirope de chocolate y frutos secos entre otros ingredientes. “Estoy segura de que puedo permitirme este capricho, ya que mi dieta está compuesta casi totalmente de proteínas" comentaba la actriz a la revista.
8. Pijamas, nunca: Dependiendo de su agenda diaria, dormía entre 5 y 10 horas cada noche, en una cama individual extra grande, con un único y pesado edredón para cubrirla tanto en verano como en invierno. Marilyn conocía los beneficios de dormir desnuda: “Jamás he llevado pijamas o esos repulsivos camisones, interrumpen mi sueño”, confesaba a Pageant.
9. Una filosofía anti-estrés que aplicaba al despertarse: En la entrevista para Pageant la estrella comentaba que odiaba hacer las cosas deprisa y en una atmósfera tensa. No era precisamente de las que se levantaba a la carrera de la cama. De hecho los domingos, que solían ser su día de ocio, tardaba al menos dos horas en despertarse, “disfrutando cada momento de la somnolencia”.
10. Las fragancias, una de sus pasiones: Con su entrevista (y primera portada) para la revista Life en 1952 nacería la leyenda de las cinco gotas de Chanel nº5 antes de irse a dormir. Pero no solo acompañaba su sueño con perfume. Se decía que le gustaba tanto el olor a rosa de Bulgaria y embriagador jazmín que también vertía la esencia en sus baños de hielo. Otros de sus perfumes favoritos serían ‘Joy’, de Jean Patou, y ‘Rose Geranium’, de la casa británica de perfume, Floris. Como recogía Stylist, el descubrimiento surgió a raíz de la exposición sobre Marilyn que preparó el Museo Salvatore Ferragamo en Florencia hace dos años. El equipo de la perfumería indagó en sus archivos y encontró un recibo de 1959 a nombre de Miss Dorothy Blass, por aquel entonces asistente personal de Monroe, con un pedido de seis botellas de esta fragancia, que se mandaron desde Londres hasta su hotel en Beverly Hills, donde se hospedó tras rodar “Con faldas y a lo loco”. Todavía disponible, la fragancia es una mezcla de rosa, geranio, cidronela y madera de cedro.
11. Serrar el tacón para su bamboleo de caderas: Es solo un rumor, pero se dice que el mito solía llevar un tacón media pulgada más corto que el otro para acentuar su movimiento de caderas, lo que le daba ese característico contoneo cuando andaba.