120 años de Hitchcock: recordando al maestro del suspenso

Cine
/ 13 agosto 2019

El 13 de agosto de 1899 nación Alfred Hitchcock, uno de los mayores genios en la historia del cine, autor de películas legendarias como ‘Psicosis’ y ‘Los Pájaros’; el cineasta británico es considerado como el gran maestro del suspenso y el thriller

Estoy seguro que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima”.

 LOS ÁNGELES.- Hoy se cumplen 120 años del nacimiento de Alfred Hitchcock, uno de los mayores genios en la historia del cine, autor de películas legendarias, considerado como el gran maestro del suspenso y un personaje vigente en las influencias de los más brillantes autores modernos del género.

Desde Jordan Peele (“Déjame salir” y “Nosotros”) hasta David Fincher (“Perdida” y “La Habitación del Pánico”), pasando por Martin Scorsese (“El Cabo del Miedo” y “Shutter Island”), gran parte de la trayectoria de Brian de Palma e incluso David Lynch (“Mulholland Drive”), las referencias al cine de Hitchcock se suceden en tramas que convierten al espectador en voyerista, con falsos acusados, víctimas rubias e identidades dobles.

François Truffaut aseguraba, incluso, que Hitchcock se encontraba al nivel de artistas como Kafka, Dostoyevsky y Edgar Allan Poe a la hora de describir la ansiedad del hombre. “Hitchcock es puro cine, influencia ‘a fuego’ en el género y fuente de inspiración para tantos cineastas”, dijo a el director español Francisco Javier Gutiérrez (“Rings”), un gran admirador de Hitchcock al que rindió homenaje con el cortometraje “Norman’s Room”, que giraba en torno a la célebre secuencia de “Psicosis” en la ducha, “de brillante ejecución e impacto”.

Aquel asesinato de Marion Crane es para Gutiérrez “referente y objeto de fascinación casi obsesiva”, un “momento irrepetible” del séptimo arte que logró “clavar en la retina” de los espectadores.

UN LEGADO ÚNICO

Nominado al Oscar en cinco ocasiones como Mejor Director (“Rebeca”, “Náufragos”, “Recuerda”, “La ventana indiscreta” y “Psicosis”), únicamente recibió el reconocimiento de la Academia de Hollywood con la estatuilla honorífica que se le hizo entrega en 1968 de manos de Robert Wise. Además, cuatro de sus obras obtuvieron la nominación como Mejor Película (“Enviado especial”, “Sospecha”, “Recuerda” y “Rebeca”, que se llevó el galardón).

Pero su talento iba mucho más allá de lo que los premios podían atestiguar. El orondo realizador de papada prominente, nacido en Essex el 13 de agosto de 1899, construyó una filmografía sin parangón a lo largo de seis décadas. Sus inicios en la época del cine mudo dejaron perlas como “El Enemigo de las Rubias”, en la que comenzó a labrar su peculiar capacidad para crear tensión y suspenso (el denominado estilo “Hitchcockian”), esta vez con una historia en la que una mujer sospecha que uno de sus huéspedes es un temido asesino en serie conocido como “El Vengador”.

Además, la cinta es recordada por ser la primera ocasión en que el director hizo acto de presencia en la pantalla, una seña que se convertiría en característica de su cine. Su primer trabajo hablado fue “Chantaje”, un film rodado originalmente en mudo y que, posteriormente, fue reeditado con sonido.

Y antes de dar el gran salto a Hollywood convencido por el productor David O. Selznick (con quien firmó un contrato por cinco películas y 800 mil dólares), dejó dos de los mejores thrillers británicos de la historia (“39 escalones” y “Alarma en el Expreso”) con elementos tan recurrentes de su cine como el espionaje y la confusión de identidades.

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UN HÉROE EN HOLLYWOOD

Después de partir a Estados Unidos, se vio al Hitchcock más brillante, no pudo comenzar esa andadura con mejor pie que con un clásico en toda regla como “Rebeca” (1940), una película protagonizada por Laurence Olivier y Joan Fontaine que obtuvo 11 candidaturas a los Oscar. Fontaine, un año después, se llevó el premio de la Academia por “Sospecha”, algo que ningún otro actor (hombre o mujer) logró con una película del cineasta británico.

Esa cinta supuso también su primer trabajo con Cary Grant, con quien volvió a colaborar en “Encadenados”, “Atrapa a un ladrón” y la mítica “Con la muerte en los talones”, cuya escena del avión acechando al protagonista pasa por ser una de las más recordadas del celuloide. “La Soga” (1948), su primera película en color, fue también el inicio de sus trabajos con James Stewart, con quien filmó después “La ventana indiscreta”, “El hombre que sabía demasiado” y “Vértigo”.

Y en ese catálogo faltan aún por mencionar títulos como la célebre “Los Pájaros”, “Topaz”, “Cortina rasgada”, “Extraños en un tren”, “Crimen perfecto” o “Marnie, la ladrona”, entre otros, además del famoso formato televisivo “Alfred Hitchcock presenta”, cuya inolvidable sintonía daba paso a la aparición de perfil del celebrado realizador.

SU LADO OSCURO:

Es sabido que el orondo director británico tenía fijación por las mujeres rubias. Janet Leigh, Eva Marie Saint, Kim Novak o Tippi Hedren fueron algunas de las actrices de dorada cabellera que rodaron a las órdenes de Hitchcock. Esta última, madre de Melanie Griffith, aseguró en sus memorias que había sufrido abusos por parte del cineasta. Según Hedren, Hitchcock la sometió a tocamientos y en una ocasión se abalanzó sobre ella en una limusina e intentó besarla.

“Hitch dijo que podría arruinar mi carrera si contaba lo que me hizo. De esto hace 50 años, pero es el momento de que las mujeres empiecen a ponerse en pie por ellas mismas como ha pasado con el caso Weinstein. ¡Bien por ellas!”, aseguró Hedren hace unos meses a través de Twitter.

A SABER:

Alfred Joseph Hitchcock nació en Leytonstone, Inglaterra, en el año de 1899. Incursionó en el séptimo arte, en la época en que las películas no tenían sonido; su primer filme fue El jardín de la alegría, en 1925. Dirigió, en 1929, la primera película sonora del cine británico: Blackmail.

Hitchcock, considerado el maestro del suspenso, innovó en el uso de encuadres que llegaban a alterar al espectador. Fue precursor de técnicas que caracterizan al género, hoy conocido como thriller, y del cameo.

Murió en 1980, a la edad de 80. Sus restos yacen en la Iglesia del Buen Pastor, en Beverly Hills, California. Sarcástico como era, ideó como epitafio la siguiente frase: “Esto es lo que le pasa a los chicos malos”, aunque a decir verdad, nunca fue labrada en su lápida.

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