Adrián Rodríguez García, el loco-genio de Saltillo
Esta es la historia de un hombre que se autoproclamó presidente de la República, que creó la Universidad Universo y llamó a Saltillo ‘Ciudad Lux’
Nadie es profeta en s propia tierra. Pero hay quienes desafían a la sabiduría popular.
En Saltillo hubo un personaje así que llegó a autoproclamarse presidente de la República y hasta iniciador de la Organización de las Naciones Unidas.
Un hombre que se volvió leyenda por hablar de la Ciudad Lux y regir su vida bajo las reglas de la Universidad Universo.
Adrián Rodríguez García fue rebelde, un filósofo en acción y, dicen, era un genio.
Fue un visionario con mente nublada, que vivía en una realidad muy suya, pero a la vez bastante alterna a lo verdaderamente real.
“Estoy loco, pero no pendejo”, le dijo Adrián a su amigo y periodista Ángel Sánchez.
Entre tazas de café se formó una convivencia de años. La fascinación por este predicador fue tal, que Ángel le dedicó todo un libro en el elogio a la locura.
Adrián vagaba con flores en mano y rollos de manifiestos guardados en los bolsillos del saco desgastado.
Por un tiempo también se le vio vestir un impecable frac y portar un bando tricolor de seda cruzado por el pecho. Esto cuando se decía ser presidente de la República, pero eso lo contaremos más adelante.
Alto y robusto, casi totalmente calvo y con voz afectada por el tabaco.
Era difícil no notar su presencia durante los rondines que daba en las calles y plazas céntricas de Saltillo desde mediados del siglo XX.
Pero antes de esto fue alguien común.
Desde la infancia fue huérfano de padre y solo creció con el amor de su madre, cómplice de sus locuras.
Quienes lo conocieron en su juventud fueron testigos de su vida normal y cotidiana. Pero vivir la Revolución Mexicana tan de cerca y tan cruenta como fue, lo cambió para siempre.
Amó a una mujer que murió en la época revolucionaria, y sumándole la Gran Depresión de 1929, Adrián no tuvo retorno a la cordura.
Así, de pronto, regaló sus propiedades y abrió las puertas de su casa. Con el nombre de “Hotel Rodríguez” recibió a los necesitados de techo.
Más tarde llamó a ese lugar “Sede de la paz”. Aquel sitio no era más que cuartos de adobe a medio caer.
En el patio, latas de pintura por doquier que usaba para plasmar sus ideas en los muros de Saltillo, a la que siempre llamó Ciudad Lux.
Así, Adrián se refería a que la verdadera realidad no es la apariencia superficial de las cosas, que no es sino ilusión, engaño.
Sobre el concepto de Ciudad Lux, en su libro, Ángel explica que en lo cotidiano se esconde la verdad trascendente del universo.
“Las definiciones del diccionario no nos servirán de gran cosa si lo que queremos es explorar la esencia y significado de la vida”, escribió el periodista.
Universidad Universo
Ciudad Lux fue una de sus ideas más conocidas, pero Adrián no hubiera sido el mismo sin la Universidad Universo, también conocida solo como “UU”.
“La Universidad Universo no tiene sede; existe a tu alrededor, está en todas partes y todos forman parte de ella”.
Eso dijo Adrián en una entrevista con Martha Guadalupe Cárdenas del periódico estudiantil ABC, en noviembre de 1976.
“Mira hacia arriba y ahí estará. No la puede borrar nadie, existe de hecho, pero la gente no la entiende porque es pendeja”, agregó Adrián.
Desde su trono invisible siempre estuvo ocupado rigiendo la UU. Y es que Adrián nunca aceptó otra autoridad más que la de su propia conciencia.
Adrián llegó a referirse a las personas como enanos. “No quieren reconocer que yo soy su dios”, se le escuchó decir.
Su lema predilecto y campaña de vida fue la Universidad Universo, la que representó en paredes con grafitis de dos “U” cuadradas.
Así plasmó su concepto de una utopía poética, de un filósofo, un artista y un loco.
Junto con la Universidad Universo y Ciudad Lux, también la Columna Universal de Paz formó parte del repertorio de ideas de Adrián.
Así le llamó a los murales que hacía por las calles derramando manchas de pintura por el piso y pavimento.
‘El legítimo presidente de México’
“Huelga Electoral y el Frente Único de Ciudadanos No Votantes”, así se llamó la campaña política de Adirán que no siguió ni reglas ni leyes, mucho menos se registró.
Sus propuestas buscaban dar solución a la crisis económica con ideas sencillas como que se pagaran 40 pesos a las personas que trabajaran y 20 pesos a los que no.
También inventó el Banco Público y fue por las calles aventando monedas. En esa campaña se autoproclamó Ciudadano Economista Non.
En una de sus actividades de campaña reunió a cocineras en la calle de Zaragoza y les dijo que prepararan antojitos para todos aquellos que los pidieran.
Su madre, Dolores García, siempre se mantuvo leal a su hijo y lo apoyó solventando la campaña Adrianista.
“Esta lucha bien vale un sacrificio, la presidencia de la República no es cualquier cosa”, le dijo Adrián a su mamá durante el evento de antojitos.
Adrián no era de quedarse callado. Hubo una ocasión en la que fue detenido por alterar el orden público, por ofensas y burlas a la institución presidencial.
Ante tales acusaciones, Adrián le dijo a los policías: “Pero si yo soy el presidente constitucional, ¿qué chingaos no lo sabían?
Los años siguientes la vida de Adrián vino en decadencia cuando enfermó.
Murió el 15 de enero de 1984, en Plaza de Armas, aunque en un espacio lleno de gente, falleció solo pobre y en abandono.
Pero no así su legado, sus ocurrencias y locuras, que han quedado plasmadas en libros literarios, fotos, y ahora en esta nota.
Así, este loco-genio tan complejo sigue vigente en la mente de quienes habitamos Ciudad Lux y conformamos la Universidad Universo.
Si aún siguiera aquí, tal vez diría que nos toca tomar las riendas de la Universidad Universo, o quizá no, porque él continuaría siendo el rector.
Con información de Ángel Sánchez “Universidad Universo” y Jorge Fuentes Aguirre “Saltillo insólito, cien años de sucesos extraordinarios”.
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