Ai Weiwei explora la noción de desarraigo y deforestación en su nueva muestra "Raíces"

Artes
/ 5 octubre 2019

La exposición "Raíces", del artista chino Ai Weiwei en la galería londinense Lisson Gallery, explora la noción de desarraigo y deforestación, y su conexión con la situación política en varios países.

La exposición "Raíces", que el artista chino Ai Weiwei inauguró este miércoles en la galería londinense Lisson Gallery, explora la noción de desarraigo y deforestación, y su conexión con la situación política en varios países, a través de esculturas hechas de raíces de árboles milenarios.

La muestra, que podrá visitarse hasta el próximo 2 de noviembre, se basa en una serie de obras escultóricas monumentales realizadas en hierro a partir de raíces de grandes árboles procedentes de Brasil, algunos de los cuales tienen millones de años.

Para recolectar este material, Ai trabajó con artesanos locales y comunidades de todo Brasil, donde visitó Trancoso (en el este del país) para localizar raíces y troncos de la variedad Pequi Vinagreiro, un árbol que se encuentra típicamente en la selva tropical de Bahía y ahora está en peligro de extinción.

Las raíces fueron cuidadosamente moldeadas, unidas y luego fundidas para crear unas llamativas composiciones que reflejan su herencia brasileña y recuerdan a grandes bestias de la selva o a criaturas fantásticas.

Los títulos de todas las obras, como "Fly and Level" o "Party y Martin", fueron sugerencias del hijo de Ai Weiwei, Ai Lao, quien se basó en su experiencia al visitar Brasil junto a su padre.

Con estas esculturas, el artista chino pretende reflexionar sobre el concepto de desarraigo, que ha experimentado en su propia piel, después de abandonar China en 2015, así como sobre la difícil situación de los refugiados, a los que ya dedicó otras de sus instalaciones.

Su objetivo es llamar también la atención en torno a la dependencia que las diversas poblaciones indígenas tienen de los árboles y bosques de Brasil para su hábitat y sustento, y cómo estos se ven amenazados por la deforestación y la explotación desmesurada de recursos naturales.

El material empleado en la fabricación de las obras (hierro fundido cubierto con una pátina de óxido de naranja) y sus técnicas hacen alusión a la cultura antigua y a las primeras herramientas que se usaron en la tala de árboles y la carpintería.

Estos métodos representan una forma de vida tradicional, que ha sido reemplazada por la industrialización y la modernización, con las que el artista pretende reflejar cómo el progreso a menudo puede ir a costa del bienestar cultural y social.

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La exposición incluye además una instalación realizada con piezas de Lego que representan distintos acontecimientos políticos, como cuando a un barco de refugiados no se le permitió atracar en la isla italiana de Lampedusa y tuvo que estar dos semanas en el mar.

También realizadas en lego se pueden ver la portada del informe Mueller (sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de Estados Unidos en 2016) y la tragedia de la Plaza Tiananmen (Pekín), donde el Ejército chino acribilló a un gran número de personas que protestaba pacíficamente en 1989.

Ai Weiwei (Pekín, 1957) reside actualmente en Berlín debido a los problemas que tuvo tras investigar la muerte de miles de estudiantes en un terremoto en China en 2008.

Desde entonces, ante la negativa de las autoridades chinas de ofrecer respuestas y la insistencia del artista por conseguirlas, no es bien recibido en su país natal, por lo que, a través de su arte, denuncia las limitaciones a la libertad de expresión que allí existen.

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