Arrastra Trump a México al ‘infierno’ diplomático

Nacional
/ 3 septiembre 2016

Antes que por razones políticas y de política exterior, la decisión –así de precipitada y mal ponderada– de invitar a Donald Trump a reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto, se tomó por un motivo económico: mandar una señal de estabilidad a los mercados financieros del mundo

Antes que por razones políticas y de política exterior, la decisión –así de precipitada y mal ponderada– de invitar a Donald Trump a reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto, se tomó por un motivo económico: mandar una señal de estabilidad a los mercados financieros del mundo.

En efecto, diversos medios y articulistas coinciden en que fuentes cercanas a Los Pinos, apuntan a que el “infierno” diplomático al que el candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos arrastró a México tenía como objetivo calmar los temores sobre el impacto que tendría en el País el eventual triunfo electoral de Trump.

La decisión, escribieron ayer por separado Raymundo Riva Palacio y Carlos Loret de Mola en sus respectivas columnas periodísticas, causó tal impacto en el primer círculo del presidente Peña Nieto, que dos titulares del gabinete ofrecieron sus renuncias por estar en desacuerdo con la medida.

“La visita de Donald Trump a México causó la crisis política más profunda que ha tenido el presidente Enrique Peña Nieto. Su gabinete se partió por la invitación, y tres secretarios de Estado se enfrentaron”, escribió Riva Palacio en su columna “Estrictamente personal”.

“Por un lado Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, quien insistió al Presidente que cancelara el encuentro y se ofreció como el chivo expiatorio del desaire de último minuto, y la canciller Claudia Ruiz Massieu quien, al ser excluida del proceso, presentó su renuncia, sin que se la aceptaran. Por el otro, el arquitecto de la reunión, Luis Videgaray, secretario de Hacienda, quien convenció al Presidente de que o se acercaban a Trump, o el 8 de noviembre, si ganaba la elección, sería la catástrofe económica para México. El Presidente, de principio a fin, respaldó a Videgaray”.
Sin embargo, según las reacciones que siguen apareciendo después de la polémica visita, no es probable que se haya alcanzado el objetivo, ni al interior ni al exterior del País.

Ha trascendido el enojo que causó el encuentro Peña-Trump en el equipo de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton, y la desaprobación en la administración del presidente Barack Obama.

En declaraciones a la prensa, Andrés Rozental, Embajador Eminente de México, dijo que la invitación a Trump fue una grave falla de política exterior.

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“Fue una idea de alguien, yo no sé de quién, y se hizo con una rapidez inusitado, sin planear”, cuestionó.

Observó que los encuentros de Presidentes de México con candidatos estadounidenses se han concretado en el pasado, pero de manera discreta, y criticó que en esta ocasión el abanderado republicano recibiera trato casi de Jefe de Estado: fue recibido en el Hangar Presidencial, se traslado a Los Pinos en un helicóptero del Estado Mayor y dio una conferencia de prensa junto con el Presidente de México con el escudo nacional al fondo.

“Solo faltó que hubieran tocado los himnos de los dos países y colocado una bandera de Estados Unidos, para ponerlo a la altura de un Jefe de Estado”, criticaron otros observadores.

Todo ello molestó a la Canciller Ruiz Massieu quien según todas las versiones, se enteró que Trump estaría en México cuando ella volaba de regreso al País, precisamente después de inaugurar el Consulado número 50 en Estados Unidos.

“Por las declaraciones que han hecho desde el Gobierno federal, da la impresión de que su cálculo [de Videgaray] fue que con el costo político que pagó el presidente Peña Nieto con esa visita, compró un ‘seguro anti-Trump’”, dice Loret de Mola.

“Esta es su lógica: en este momento, el mayor riesgo estratégico para México es que Trump llegue a la Presidencia de Estados Unidos, así que hay que tender un puente, acercarse, y que el daño, si sucede, sea menor”.

Sin duda, este episodio del sexenio de Peña será uno de los más controvertidos del periodo.

Y es que el intento de Donald Trump por aclarar sus políticas migratorias más bien enturbió algunas de las circunstancias reales de la gente que se encuentra en el ilegalmente en el país o de la economía de Estados Unidos.

Trumpolandia, o el mundo al revés

El seguimiento puntual de las reuniones, conferencia y mítines que encabeza Donald Trump, nos dan una idea de lo que es como político este empresario desmedido.

Y se puede definir básicamente en que no parece creer en lo que dice porque cambia de opinión de un momento a otro, y va armando su idea de País según su cambiante ánimo lo empuje a decidir.

Donald Trump vive un mundo hecho a la medida de su desatinado enfoque, por lo que si bien no es consistente, no deja de ser en cierto modo simpáticamente peligroso.

En la tierra de Trump pasan cosas que en la realidad no suceden:

TRUMPOLANDIA: “El presidente Obama y Hillary Clinton han cometido una grave negligencia al comprometer la seguridad del pueblo estadounidense para abrir las fronteras”.

LA REALIDAD: En el pasado, Trump elogió a Obama por deportar a un número de personas sin precedentes en su primera legislatura, dato que no encaja con la acusación de apoyar una frontera “abierta”.

EL DATO DURO: Obama aumentó el personal de la Patrulla Fronteriza a un máximo histórico de 21 mil 444 agentes en 2011 y su gobierno prácticamente ha puesto fin a los “regresos voluntarios”.

TRUMPOLANDIA: Dijo sobre las personas que viven en Estados Unidos sin permiso: “Reciben un trato mejor que nuestros veteranos de guerra.

LA REALIDAD: Los ilegales carecen del derecho a trabajar, votar o recibir la mayor parte de las prestaciones del gobierno. Una cifra modesta ha quedado exenta de ser deportada debido a una medida del gobierno de Obama.

EL DATO DURO: Los veteranos de guerra tienen garantizada la atención a su salud por parte del gobierno y, como casi todos son ciudadanos estadounidenses, cuentan con el derecho al voto y prestaciones gubernamentales.

TRUMPOLANDIA: “Cuando los políticos hablan sobre una reforma migratoria usualmente quieren decir lo siguiente: amnistía, fronteras abiertas, menores salarios... “.

LA REALIDAD: Ningún político de cualquiera de los partidos que respalde una reestructuración de las leyes de inmigración respalda una “amnistía”, pero el significado de “amnistía” varía según quién hable de ella.

EL DATO DURO: La Ley de Inmigración que el Senado aprobó en 2013 proponía gastar miles de millones de dólares para duplicar el número de agentes de la Patrulla Fronteriza. Y la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso estudió el proyecto y pronosticó que reduciría los salarios para toda la fuerza laboral los primeros 10 años tras convertirse en ley, y luego incrementaría los sueldos para toda la fuerza laboral, impulsaría la producción económica y aumentaría el producto interno bruto.

TRUMPOLANDIA: Sobre el número de personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia dijo: “Nuestro gobierno no tiene ni idea. Podrían ser tres millones, podrían ser 30 millones “.

LA REALIDAD: En realidad, el gobierno se hace una idea. El Departamento de Seguridad Nacional estima que hay 11.4 millones de personas que viven en Estados Unidos sin autorización.

EL DATO DURO: La estimación procede de un análisis sobre los datos más recientes del censo. El gobierno compara el número de personas que según el censo nacieron fuera del país con el número de personas que entraron de forma regulada y obtuvieron la ciudadanía.

TRUMPOLANDIA: Sobre poner fin a la práctica de liberar a gente a la que se atrapa cruzando la frontera de manera ilegal, dijo: “Vamos a poner fin a la captura y suelta... En mi gobierno, cualquiera que cruce la frontera de forma ilegal será detenido hasta que sea expulsado del país”.

LA REALIDAD: Muchas de las liberaciones en cuestión fueron ordenadas por tribunales. No eran una política del gobierno de Obama.

EL DATO DURO: Un juez federal en Los Ángeles determinó el año pasado, que la detención por parte del gobierno federal de niños y menores a los que se había descubierto cruzando la frontera de manera ilegal, violaba un acuerdo judicial de 1997. En julio, una corte de apelaciones acotó esa decisión al decir que los menores deben ser liberados con rapidez, pero sus padres no.

TRUMPOLANDIA: “Completaremos por fin el sistema biométrico de seguimiento de entrada y salida de visados. Hace años que el Congreso exige sistemas biométricos de entrada y salida de visados, pero nunca se han completado. En mi gobierno nos aseguraremos de que este sistema se aplique”.

LA REALIDAD: Trump tiene razón al señalar las estancias más allá del plazo del visado como una fuente de buena parte de la inmigración irregular. El sistema biométrico que quiere completar, sin embargo, plantea enormes desafíos logísticos, técnicos y financieros y el candidato republicano no dio detalles sobre cómo los abordaría.

EL DATO DURO: El Congreso ordenó introducir el sistema en 1996 y sólo ahora ha empezado a implementarlo el gobierno de Obama, en vuelos selectos de nueve aeropuertos y un puesto de frontera entre San Diego y Tijuana, México.

TRUMPOLANDIA: Tras reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto dijo: “Compartí mi punto de vista firme de que el TLCAN ha sido mucho más beneficioso para México de lo que ha sido para Estados Unidos... Expresé quedebemos actuar para detener esta tremenda salida de empleos”.

LA REALIDAD: Algunas compañías estadounidenses han enviado puestos de trabajo a México, pero hay pocos datos que respalden que la tendencia está “empeorando cada vez más”.

EL DATO DURO: No existen mediciones anuales confiables del flujo de puestos de trabajo entre Estados Unidos y México. Los estadounidenses sufrieron una hemorragia de empleos de manufactura de 2000 a 2010, pero la mayoría de los economistas culpan de ello al surgimiento de China como una potencia de manufactura

TRUMPOLANDIA: “No hablamos de eso. No hablamos de quién paga el muro. Eso será para una fecha posterior”.

LA REALIDAD: Enrique Peña nieto publicó en Twitter “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”.

EL DATO DURO: Los hechos dependen de cuál sea su definición de lo que es una conversación. Si el presidente de México comenzó con un comentario sobre que su país no pagará el muro y Trump no respondió, puede que en su cabeza eso no fuera una conversación”. 

(Información de periodistas de AP)

 

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