Avión de Aeroméxico fue azotado por ráfaga de viento y granizo , narra sobreviviente

Nacional
/ 1 agosto 2018

Alberto Herrera contó que cuando despegó, el avión fue golpeado por el granizo y viento que hace que se mueva 'gravemente y luego golpea contra el suelo'.

DURANGO.- Un pasajero estadounidense a bordo del vuelo que se estrelló tras despegar en Durango dijo este miércoles que una fuerte ráfaga de viento y granizo golpeó al avión de Aeroméxico, aparentemente azotándolo al suelo, donde se arrastró por un campo antes de detenerse. Los 103 ocupantes tuvieron apenas unos minutos para evacuar la aeronave antes de que se incendiara.

Alberto Herrera, de Chicago, describió los momentos aterradores que vivieron pasajeros y tripulantes cuando el avión se elevó brevemente antes de desplomarse en un campo más allá del límite de la pista.

"Empezábamos a ganar velocidad y tan pronto como comenzábamos a despegar, de repente el avión tiene problemas y es golpeado por el granizo", dijo Herrera, hablando en inglés. El ingeniero de páginas web, de 35 años de edad, visitó Durango para el bautismo del bebé de su primo.

"Cuanto más entrábamos en la tormenta, más pesado se hacía el granizo y nos llegaba más viento", relató desde su habitación de hotel. "Entonces, de repente, el avión empieza a balancearse y a moverse gravemente, a moverse gravemente y luego golpea contra el suelo".

Ambas turbinas se desprendieron. El aparato acabó en posición normal y se activaron los toboganes de evacuación.

El fuego alrededor de las alas eliminó la posibilidad de usar las salidas en esas partes, así que Herrera dijo que se fue hacia una salida trasera y comenzó a ayudar a otras personas a abandonar la aeronave. Muchos caminaron hasta el final de la pista para esperar ahí los vehículos de emergencia.

El gobernador de Durango, José Aispuro, dijo que los 99 pasajeros y cuatro tripulantes lograron salir del avión, pero que el piloto resultó herido de gravedad.

Alrededor de 49 personas fueron hospitalizadas con lesiones. Algunas tenían quemaduras en un cuarto de sus cuerpos, dijo el portavoz de la secretaría de Salud de Durango, Fernando Ros.

Un sacerdote de Illinois estaba en el avión. La arquidiócesis católica de Chicago dijo que el reverendo Esequiel Sánchez sufrió algunas lesiones, pero que estaba alerta y descansando.

Aispuro dijo que es demasiado pronto para conjeturar sobre la causa del desplome. Una falla mecánica o un error humano pudieron ser factores, pero el tiempo era desfavorable.

El director ejecutivo de Aeroméxico, Andrés Conesa, describió el día como “muy difícil” y dijo que la reacción oportuna de la tripulación y los pasajeros coadyuvó a la ausencia de muertos.

Conesa precisó que entre los pasajeros había 88 adultos, nueve niños y dos bebés y que la tripulación estaba compuesta por dos pilotos y dos asistentes de vuelo.

Apuntó que la aeronave fue llevada a mantenimiento en febrero y que los tripulantes estaban bien descansados, ya que su jornada comenzaba en Durango.

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