Caravana de migrantes descansa pero seguirá adelante

Nacional
/ 28 octubre 2018

Algunos descansaron a la sombra de toldos colgados en la plaza del pueblo o de basureros. Otros se fueron a refrescar al cercano río Novillero.

TAPANATEPEC, México.— Miles de migrantes centroamericanos descansaron el domingo de su largo recorrido por el sur de México, pero estaban decididos a seguir hacia la frontera estadounidense que les queda a unos 1.600 kilómetros (1.000 millas), mientras las agencias públicas mexicanas parecían vacilantes: a veces los ayudaban, otras veces les ponían trabas.

Algunos descansaron a la sombra de toldos colgados en la plaza del pueblo o de basureros. Otros se fueron a refrescar al cercano río Novillero. 

La tensión causada por la larga caminata en medio de un calor insoportable, con pocas raciones de alimentos y otras provisiones, se agravó el sábado por la noche, cuando una pelea en una fila por comida terminó la golpiza de un hombre acusado falsamente de robar a un niño. 

Raúl Medina Meléndez, jefe de seguridad del pequeño municipio de Tapanatepec, en el estado de Oaxaca, dijo que el pueblo estaba distribuyendo emparedados y agua en un campamento de migrantes en la plaza central el sábado por la noche cuando un hombre con un megáfono pidió a la gente que esperara su turno y algunos hombres le insultaron. 

Mientras el hombre corría, se propagó el falso rumor de que había arrebatado a un niño para protegerse y lo agarraron y golpearon. La policía lo rescató y llevó a un hospital para ser tratado, aunque no se supo de inmediato cuál era su estado. 

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El domingo, varias personas de la caravana usaron el megáfono para denunciar el ataque. Otros se quejaron de que unas personas estaban fumando marihuana y de que las imágenes de basura y alimentos no comidos que deja la caravana a su paso parecen irrespetuosas. 

El sábado, por primera vez una rama del gobierno federal parecía ayudar directamente a los migrantes en lugar de tratar de frenarlos. El Grupo Beta, la agencia mexicana de protección a los migrantes, dio aventones a los rezagados y distribuyó agua. 

Martín Rojas, del Grupo Beta, dijo que había heridos y gente que se había desmayado. El Grupo Beta habló con The Associated Press después de dar un aventón en auto a un grupo de mujeres y niños en Tapanatepec, luego de verlos en una carretera caminando con las justas bajo un calor que llegaba a los 40 grados centígrados (104 Fahrenheit). 

Otras agencias, sin embargo, han tratado periódicamente de impedir o socavar la migración masiva, que ha causado que el presidente Donald Trump amenace con tomar medidas contra México. 

El sábado, más de un centenar de policías federales antimotines bloquearon una carretera rural poco antes del amanecer para alentar a los migrantes a que soliciten asilo en México en lugar de continuar la ardua marcha hacia el norte. Trump ha exhortado a México a que no permita el arribo de la caravana a la frontera. 

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La policía les permitió avanzar después que representantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos los convencieron de que el tramo de carretera rural donde estaban los migrantes - sin sombra, baños ni agua - no era lugar para que ellos se pusieran a pensar sobre si solicitan asilo o no. Muchos migrantes han estado caminando durante más de dos semanas, desde que el grupo inicial se formó en San Pedro Sula, Honduras. 

La caravana todavía debe recorrer 1.600 kilómetros hasta llegar al cruce fronterizo más próximo, en McAllen, Texas. El viaje podría ser el doble de largo si los alrededor de 4.000 migrantes se deciden por el cruce Tijuana-San Diego como hizo una caravana similar a principios de año. Apenas unos 200 llegaron a la frontera. 

Paralelamente, otros grupos de migrantes centroamericanos han intentado salir de sus países para seguir los pasos de este primer grupo. El domingo unos 300 salvadoreños iniciaron su propia marcha. Comenzaron a reunirse la noche del sábado a la Plaza El Salvador del Mundo, en San Salvador, y dijeron a The Associated Press que dejan su tierra para buscar mejor sus condiciones de vida. Todos coinciden que la situación económica, la falta de trabajos y la 
inseguridad, los impulsa a correr el riesgo. 

“Me voy para ayudar a mi mamá, ella es madre soltera, y somos tres hijos y ella no puede mantenernos. Yo me voy para ganar dinero y ayudarle”, dijo Geovanny Martínez, de 19 años, que llegó desde San Francisco Gotera, departamento de Morazán, a 168 kilómetros al nordeste de la capital. 

Estos salvadoreños se animaron emprender el viaje luego que se publicara una iniciativa en Facebook en la que les invitaban a reunirse en la plaza para luego partir hacia Estados Unidos. 
“Esta es una oportunidad para irme. Yo no lo había hecho porque no tengo el dinero para pagar a un coyote, y aquí no pagamos nada vamos seguros de pasar, dijo a su vez José Ortiz, de 22 años. 
La caravana de migrantes salvadoreños era custodiada por un contingente de la Policía Nacional Civil, que los acompañará en todo el trayecto hasta llegar a la frontera con Guatemala, a 122 kilómetros al suroeste capital. 

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