Cárteles de Jalisco, Santa Rosa y también el de Sinaloa arrebatan la paz en Guanajuato: analistas

Nacional
/ 23 octubre 2020

Se desconoce si los colores distintivos son resultado de procesos de producción diferentes, o si la coloración es intencional. Podría no ser una coincidencia que el recientemente arrestado líder del cártel de Santa Rosa tenga el sobrenombre de “El Azul”

En el estado de Guanajuato, en el centro de México, el color de la metanfetamina o las marcas del paquete en el bolsillo de un adicto podrían determinar si vive o muere.

"El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) vende metanfetamina transparente a 2.30 dólares la dosis. El grupo narcotraficante local, Santa Rosa de Lima, vende una sustancia de color azul a menor precio, 1.40 dólares. Y los grupos rivales no aceptan competencia en una lucha por el control que ha convertido a Guanajuato en uno de los estados más peligrosos del país.

“Es una sentencia de muerte segura”, que sorprendan a un traficante con el color de cristal equivocado, dijo el analista de seguridad David Saucedo, quien trabaja en Guanajuato. “Las masacres de narcomenudistas, estos son los ataques a funerales, donde seguramente el familiar tenía algún nexo con otra organización”.

Se desconoce si los colores distintivos son resultado de procesos de producción diferentes, o si la coloración es intencional. Podría no ser una coincidencia que el recientemente arrestado líder del cártel de Santa Rosa tenga el sobrenombre de “El Azul”.

Ambos grupos colocan sus marcas en los envoltorios de plástico. Los de Jalisco podrían traer la leyenda de “CJNG” o “Grupo Elite”, o tener el dibujo de un cráneo con una bayoneta y una pistola. El símbolo de Santa Rosa es un triángulo, con un cráneo y dos mazos, en referencia al mote de otro de sus capos que fue arrestado este año.

Sophia Huett, comisionada de seguridad del estado de Guanajuato, dijo que esas marcas podrían ser más importantes.

“Más que el color, es una idea, por un tema de sello, de identidad”, señaló.

En cualquier caso, los dos cárteles del narcotráfico más poderosos del hemisferio están disputándose el control del estado, un centro industrial y agrícola que ha atraído al crimen organizado por la misma razón por la que atrajo a las automotrices: redes carreteras y ferroviarias que llevan directamente a la frontera mexicana con Estados Unidos.

Preocupado por el ascenso del Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa ha formado alianzas en los últimos meses con Santa Rosa de Lima y otras bandas locales de menor tamaño.

Guanajuato, el sexto estado más poblado de México, registró más de 3 mil 400 homicidios en los primeros nueve meses de este año, más que cualquier otra entidad del país. También ha sufrido la muerte de la mayor cantidad de policías en servicio que cualquier otro estado.

La batalla se ha vuelto similar a la ocurrida en Chicago durante la era de la Prohibición, cuando hombres armados baleaban casas o negocios en los que operaban rivales, ya sea con drogas u otro contrabando.

“Son las masacres en puntos de venta de narcomenudeo y huachicol (combustible robado). Van a una tienda, un expendio, un vulcanizador (reparación de neumáticos) y matan a todos, para destruir un punto de venta, estallan granadas de fragmentación”, explicó Saucedo.

El cártel Santa Rosa de Lima se extendió a las drogas después de haber comenzando asaltando trenes de carga y robando combustible de oleoductos del Gobierno, una actividad que atrajo fuertemente la atención de las autoridades, enfurecidas por la pérdida de ingresos.

Con la policía acercándosele en julio, el líder del cártel de Santa Rosa, José Antonio Yépez Ortiz —conocido como “El Marro”—, solicitó desesperadamente una alianza con el cártel de Sinaloa para frenar al CJNG, actualmente el grupo criminal de más rápido crecimiento y más violento de México.

El CJNG ya ha ingresado en al menos 20 estados, en ocasiones publicando videos en internet en los que aparecen columnas de hombres fuertemente armados con vehículos blindados a mano y emitiendo promesas vagas y que no suelen cumplir sobre no cometer secuestros ni exigir el pago de cuotas a civiles a cambio de protección.

Saucedo dijo que el cártel de Sinaloa se mostró reacio a apoyar al de Santa Rosa, cuyos líderes eran considerados pandilleros poco confiables y burdos. Pero, de acuerdo con Saucedo, la detención de “El Marro” ha llevado al cártel de Sinaloa a intervenir en Guanajuato, a fin de evitar que el CJNG tome el control.

“Habíamos tenido la pugna entre dos cárteles, pero ya lamentablemente ha entrado un tercer cártel (el de Sinaloa) en el conflicto”, afirmó.

Por su parte, Huett señala que el cártel de Santa Rosa busca “apoyar organizaciones locales justamente para que tengan la capacidad de fuego, incluso numérica o incluso de perfiles criminales, es decir, de homicidas, para poder hacer frente a esta organización de Jalisco, buscando un poco contener su expansión”.

El grupo también envía armas y dinero, al igual que a sus propios operadores. Huett informó que 10 sicarios procedentes de Sinaloa fueron capturados este mes.

Es una práctica común del Cártel de Sinaloa. Al comenzar el siglo, el grupo entró en guerra con el Cártel de Juárez por el control de la lucrativa urbe fronteriza de Ciudad Juárez, al apoyar a pandillas locales como “Artistas Asesinos” y “Los Mexicles” para lidiar con los grupos armados del cártel local, como eran “La Línea” y “Barrio Azteca”. Esas cuatro pandillas convirtieron a Ciudad Juárez, limítrofe con El Paso, Texas, en un campo de guerra entre 2008 y 2012.

En Guanajuato, los asesinatos han alcanzado proporciones similares.

En julio, hombres armados del cártel asesinaron a 26 personas en un centro de rehabilitación de adictos a las drogas no registrado de la ciudad de Irapuato. Los atacantes balearon a todos los hombres del lugar y permitieron que las mujeres escaparan.

A finales de septiembre, hombres armados asesinaron a 11 personas, incluyendo a cuatro mujeres, en un bar de Jaral del Progreso. Otras cinco personas de esa misma localidad murieron este mes en un ataque durante un funeral.

El CJNG ha recurrido a descuartizar los cuerpos de narcomenudistas rivales y acomodar sus extremidades para que sostengan la cabeza en la parte superior, en ocasiones con una expresión de sorpresa debido a que los párpados de las víctimas han sido cortados.

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