Cimienta Maduro su poder y se aísla internacionalmente

Internacional
/ 21 mayo 2018

Venezuela vive una crisis dramática, considerada por muchos como la peor en décadas en el hemisferio occidental.

Tal y como se esperaba, Nicolás Maduro cimentó el vasto poder del chavismo en Venezuela con su victoria en las controvertidas elecciones presidenciales del domingo, aunque las acusaciones de fraude deben aumentar su aislamiento internacional y podrían incluso volver a reunir a la oposición.

El único candidato opositor de peso que había aceptado medirse con Maduro, el ex chavista Henri Falcón, desconoció la reelección incluso antes de que se dieran a conocer los resultados que le dieron la triunfo al actual presidente con el 68 por ciento de los votos.

"Desconocemos este proceso electoral y lo calificamos como ilegítimo", señaló en la noche del domingo Falcón, que obtuvo el 21 por ciento de los apoyos, según el Consejo Nacional Electoral (CNE). "Exigimos que se convoquen nuevas elecciones", agregó.

Ese rechazo contundente es un revés para Maduro, ya que muchos opositores que habían llamado a boicotear los comicios, sobre todo la antigua Mesa de la Unidad Democrática (MUD), acusaban a Falcón de legitimar al líder chavista con su participación.

Otros antichavistas sugerían incluso que Falcón, un antiguo aliado del fallecido presidente Hugo Chávez hasta 2010, tenía pactado dar más adelante su apoyo al Gobierno.

Ese cercanía parece ahora difícil tras los duros ataques del candidato opositor. El desconocimiento por parte de Falcón, consideró el analista venezolano Luis Vicente León, más bien "reunifica a la oposición" y significa "su alineación con la comunidad internacional”.

La oposición tiene ahora un objetivo común, agregó Vicente en su cuenta de Twitter: "Provocar la implosión en un chavismo que debe tener tensiones gigantes”.

Las fuerzas opositoras venezolanas estaban divididas en dos posiciones antes de la elección: aquellos como los principales líderes de la MUD, que creían que participar en los comicios equivalía a legitimar una elección fraudulenta, y el grupo en torno a Falcón, que creía que la grave crisis venezolana representaba una oportunidad única para el cambio.

Falcón esperaba atraer a los simpatizantes del chavismo desencantados por el colapso económico y la crisis de abastecimiento que afecta sobre todo a las clases más pobres.

Venezuela vive una crisis dramática, considerada por muchos como la peor en décadas en el hemisferio occidental.

Debido a la falta de divisas, el país sudamericano no puede importar gran parte de los alimentos y las medicinas que necesita. El país con las mayores reservas de petróleo del mundo registra además la peor inflación a nivel global. El Fondo Monetario Internacional espera un retroceso del PIB del 15 por ciento este año y una hiperinflación acumulada del 13.000 por ciento a final de 2018.

La situación no parece mejorar a corto plazo. Y la comunidad internacional reiteró hoy que no reconocerá las elecciones en las que Maduro fue reelegido para un segundo mandato de seis años, más de un lustro después de que asumiera el poder tras la muerte de Hugo Chávez.

Debido a las pecualiaridades de los comicios adelantados por la controvertida Asamblea Nacional Constituyente (ANC), electa el año pasado ya en medio de acusaciones de fraude, Maduro no asumirá su nuevo mandato hasta enero.

El llamado Grupo de Lima, que reúne a 13 países de América Latina y el Caribe además de a Canadá, declaró de antemano su rechazó a las elecciones. El presidente argentino, Mauricio Macri, reiteró en la noche del domingo las críticas.

"Hoy tuvimos otro simulacro de elección democrática en Venezuela", declaró Macri. Los países más grandes de América Latina, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea critican la falta de garantías electorales y que los principales líderes opositores fueran inhabilitados o encarcelados en los últimos años. Otros están en el exilio.

En varios países de la región hubo protestas contra la reelección de Maduro, sobre todo en Colombia, donde se estima que vive un millón de venezolanos tras el éxodo de los últimos meses. Sólo antiguos aliados como la Bolivia de Evo Morales celebraron el resultado del domingo.

Quizá consciente de la gravedad de la situación de cara a los próximos meses, Maduro pidió el diálogo después de que se diera a conocer su triunfo electoral.

"Yo soy el presidente de los que votaron por mí, de los que votaron por los candidatos de la oposición y los que no votaron", dijo el líder chavista para mostrarse conciliador. "Hoy mismo convoco a una gran jornada de diálogo nacional”.

El descrédito de su Gobierno, sin embargo, no augura un buen futuro. "Los escenarios económicos y políticos venezolanos están cantados", lamentó el analista Vicente León, que vaticina ahora una mayor tensión y radicalización política y un desconocimiento internacional masivo. Y un "clímax de la crisis económica".

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