Civiles huyen semidesnudos de Mosul
Los hombres se ven obligados a quitarse la ropa para mostrar a las tropas que no llevan explosivos adosados al cuerpo, después de que en los pasados días terroristas suicidas del EI se hayan infiltrado entre los civiles.
Los civiles atrapados en el casco antiguo de la ciudad septentrional de Mosul intentan huir de la zona aunque sea sólo con su ropa interior puesta, para que las fuerzas iraquíes no los confundan con yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
Los hombres se ven obligados a quitarse la ropa para mostrar a las tropas que no llevan explosivos adosados al cuerpo, después de que en los pasados días terroristas suicidas del EI se hayan infiltrado entre los civiles.
Los atacantes consiguieron salir de las zonas de combate junto a los desplazados y explosionaron los artefactos cuando alcanzaron a las tropas iraquíes que ayudaban a evacuar a los civiles.
Un hombre de 47 años, identificado como Abu Sara (padre de Sara), tuvo que salir del casco antiguo semidesnudo, junto a su familia, después de pasar días bajo los bombardeos de la aviación iraquí y de la coalición internacional, y los disparos del EI, relató.
"Estábamos atrapados en túneles bajo tierra, luchando contra la muerte", aseguró a Efe tras hacerse con una botella de agua y un cigarrillo que le cedió un soldado iraquí.
"Lo hemos perdido todo, solo hemos logrado salvar nuestras vidas", destacó el hombre, vestido sólo con su ropa interior.
Todos aquellos que salen del casco antiguo llevan consigo los recuerdos de los ataques aéreos y de artillería sobre sus hogares y tienen hambre y sed, después de semanas de asedio.
Una niña de ocho años de nombre Hana consiguió alcanzar un puesto de las fuerzas iraquíes sólo con su mochila a hombros y pidió, en primer lugar, "agua fría" y que la llevaran junto a su familia a un lugar “seguro".
Tras beber el agua y cubierta de polvo, relató a Efe que en los pasados tres años, en los que el EI ha mantenido Mosul bajo su férreo control, no pudo ir a la escuela.
Una madre de cuatro hijos identificada como Um Zamer (madre de Zamer) también pidió agua a las fuerzas iraquíes, tras conseguir escapar del barrio de Al Maidan, uno de los contados reductos donde aún resiste el EI en el casco antiguo.
La mujer explicó a Efe que hace aproximadamente un mes los aviones bombardearon su casa y sus cuatro hijos resultaron heridos y tuvieron que ser atendidos por unas vecinas, ya que en la ciudad vieja tampoco hay médicos ni suministros básicos.
Además, las altas temperaturas, de hasta 50 grados, dificultan la vida de aquellas personas que permanecen en el interior de Mosul sin agua potable ni apenas víveres.
En los últimos días, al menos 170 personas han sido evacuadas de del casco antiguo, dijo a Efe el coronel Hadi, un uniformado que ayuda a evacuar a los civiles de las zonas donde se desarrollan los combates o en las que se atrincheran los yihadistas.
"Nos han llegado llamadas de socorro de familias que intentan escapar, pero los francotiradores y terroristas suicidas del Dáesh (acrónimo en árabe del EI) les impiden salir", aseguró Hadi.
Las organizaciones internacionales, incluida la ONU, y las autoridades iraquíes han denunciado reiteradamente que los yihadistas emplean a los civiles como "escudos humanos" para no ser bombardeados en sus bastiones, lo cual ha limitado el uso de la artillería pesada y la aviación, sobre todo en el casco antiguo.
Según las últimas estimaciones de la ONU, entre 10,000 y 20,000 residentes permanecen atrapados en las áreas controladas por el EI dentro de la zona histórica, donde antes de la ofensiva se cree que habitaba hasta medio millón de personas.
Actualmente, los combatientes del EI dominan un área en el extremo nororiental del casco antiguo cada vez más reducida, a medida que las tropas avanzan por el oeste y por el sur, mientras que por el este se encuentra el río Tigris, lo cual imposibilita su huida.
Desde el pasado mes de octubre, cuando dio comienzo la ofensiva sobre Mosul, las fuerzas gubernamentales han expulsado a los yihadistas de casi todos los barrios de la ciudad y los combates han provocado el desplazamiento de 900,000 personas.
Asimismo, la parte occidental de Mosul, que está dividida en dos por el cauce del Tigris, ha sufrido una gran destrucción, tal y como han denunciado la ONU y otras organizaciones humanitarias.