Como cerrar la brecha entre la fe y las finanzas

Vida
/ 10 marzo 2016

“Dios y el dinero: cómo descubrimos la verdadera riqueza en la Escuela de Negocios de Harvard” ayuda a los creyentes a mirar al mundo de las finanzas con otros ojos

John Cortines y Greg Baumer no podían ocultar la risa mientras sostenían billetes de cien dólares en el aire.

Eran los únicos estudiantes de negocios en un seminario de la escuela de teología y querían crear una buena primera impresión. Pero entonces el profesor pidió a los alumnos que sacaran el efectivo de sus billeteras.

“Todo el mundo agitaba billetes,” dijo Cortines, “Dios nos estaba jugando una broma.”

Si bien juran que lo del efectivo fue una coincidencia, este suceso revivió antiguos estereotipos de la diferencia entre financistas y creyentes. Se cree que los negocios y la fe –o cristianismo y capitalismo- están en tensión constante porque Wall Street va detrás del dinero y los líderes religiosos predican contra la codicia.

“La cuestión fundamental es si los procesos y convenciones morales del mercado son compatibles con el cristianismo,” dijo Jay Richards, profesor adjunto de la Escuela de Negocios y Economía de la Catholic University of America.
Cortines y Baumer pasaron el primer semestre de 2014 argumentando que las los disciplinas están alineadas. Ambos pertenecen a iglesias evangélicas cristianas pero decidieron asistir a la Escuela de Negocios de Harvard porque también les gusta el dinero.

“Creo que otros estudiantes valoraron nuestro punto de vista,” dijo Baumer, quien, después de graduarse en mayo de 2015, fue nombrado vice-presidente de desarrollo e innovación de un start-up orientado al cuidado de la salud.

El seminario, llamado “Dios y el dinero”, fue la fuente de inspiración para su libro homónimo, “Dios y el dinero: cómo descubrimos la verdadera riqueza en la Escuela de Negocios de Harvard”. El libro ofrece consejos basados en la Biblia sobre gastos, ahorros y donaciones monetarias.

Richards y otras personas que trabajan en el vínculo de la religión con Wall Street dijeron que el libro sirve como recordatorio de que los creyentes pueden salir beneficiados si analizan con cuidado su relación con el dinero. Resulta casi imposible escapar al mercado en la sociedad moderna y tanto los líderes religiosos como los feligreses pueden hacer el bien cuando lo enfrentan cara a cara.

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La brecha entre Dios y el dinero 

El recelo que las comunidades religiosas sienten frente al mundo de los negocios generalmente surge de su falta de conocimiento sobre el mismo, dijo Harvey Cox, profesor de la beca Hollis Research de la Escuela de Teología de Harvard e instructor del seminario “Dios y el dinero” que Baumer y Cortines habían cursado.

“El problema es que mucha gente con capacitación en teología les asusta la idea de tratar el tema del dinero o incluso considerarlo. Les acobarda o intimida,” dijo.

“Esa vacilación implica que en los seminarios muchas veces se omite el tema del mercado del programa. Los estudiantes piensan en la riqueza en el contexto de la teología de la liberación o del movimiento social evangélico, ambos críticos del mundo de los negocios,” destacó Cox.

“Cuando pienso en mi formación teológica, veo que el aspecto monetario no se trató explícitamente. Hablábamos sobre historia y teología como si el conflicto financiero no ejerciera influencia alguna,” agregó Cox.

Esa falta de discusión, destacó Cox, puede surgir del hecho de que el dinero provoca conflictos. Incluso los cristianos que 
figuran en el Nuevo Testamento debatían el modo de distribuir la riqueza entre los miembros de la iglesia.

Hoy en día, los creyentes, candidatos presidenciales incluidos, son juzgados de acuerdo al monto que donan a los grupos religiosos a los que pertenecen. Un grupo político conservador, Estadounidenses Unidos por Valores, publicó en enero un anuncio radial de 60 segundos de duración en el que critican a Ted Cruz por donar menos del uno por ciento de sus ingresos a obras de caridad entre 2006 y 2010.

Mientras el dinero siga siendo un tema espinoso, seguirá en pie la división entre fe religiosa y negocios, dijo Richards y agregó que las visiones demasiados simplistas del mercado tampoco son de gran ayuda.

Mucha gente cree que el altruismo, un valor cristiano, y el capitaloismo no pueden coexistir pero hay lugar en el mercado para la generosidad, explicó.

“Incluso si un carnicero es egoísta o codicioso, para tejer éxito en su rubro debe tener algo para ofrecer,” apuntó Richards, reflexionando sobre la explicación del libre mercado del célebre economista Adam Smith.

En otras palabras, el mercado asegura la disponibilidad de recursos como los alimentos, aun si las personas religiosas y otras también a veces tengan que intervenir para asegurar el acceso a los mismos.

El panorama general 

Cox también dijo que la tensión entre capitalismo y cristianismo tiene variadas consecuencias.

“Creo que mucha gente de negocios tiene dudas. Las decisiones que toman tiene una faceta moral y quisieran discutirlas” con sus correligionarios o con un líder religioso, agregó.

Asimismo, a las personas religiosas se las invita a dar su opinión acerca de complicados temas financieros, como la conveniencia de invertir en la industria petrolera cuando los científicos la relacionan con el calentamiento global. Las universidades de Notre Dame, Dayton e instituciones católica afiliadas liquidaron sus inversiones en combustibles fósiles desde que el tema llegó a las tapas de los periódicos en 2014. La Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos pondrá ese a votación en su asamblea general de junio.

Sin embargo, si nociones incorrectas o incompletas sobre estrategias de inversión y otros temas financieros influyen en la toma de decisiones, los grupos religiosos pueden tomar decisiones poco sostenible so hipócritas, dijo Richards. Dio el hipotético ejemplo de líderes religiosos que cancelan inversiones en petróleo a nivel nacional pero que conducen vehículos y viven en hogares que dependen de ese recurso.

A la gente religiosa “le cuesta ver las consecuencias reales” de una visión negativa del mercado, comentó Richards.

La Escuela de Negocios y Economía de la Universidad Católica de América fue creada para abordar este problema y para darles a sus estudiantes, algunos de los cuales se ordenarán como sacerdotes o conducirán organizaciones religiosas sin fines de lucro, la oportunidad de compenetrarse en la economía al igual que en su religión.

“No todo lo que sucede en el mundo de los negocios tiene una justificación moral pero nada relacionado con el mercado libre… contradice la teología cristiana,” concluyó.

Es algo personal
 

Cox, que es ministro baptista y realiza actividades religiosas en el campus de la Escuela de Teología de Harvard, dijo que los líderes religiosos deben estudiar temas financieros porque sus feligreses les harán preguntas relacionadas.

“Muchos de mis estudiantes tienen abundantes recursos financieros pero les preocupa cómo deben tratarlos, especialmente si adhieren a alguna región,” dijo, y destacó que con frecuencia le piden consejos.

Con o sin ayuda de sus líderes religiosos, los creyentes deben ser capaces de interactuar con el mercado en sus propios términos, dijo Baumer. Y destacó que “Dios y el dinero” describe maneras de gastar dinero como si la riqueza personal perteneciera a Dios.

“Esto implica hacerse la pregunta de “¿Con cuanto debo quedarme?” en vez de cuanto dar en diezmo.

Los célebres oradores y escritores Dave Ramsey y Michelle Singletary sintetizan este enfoque. Les piden a sus seguidores que tomen sus finanzas tan en serio como sus creencias religiosas, ya que, dicen, ser responsable con el dinero en honrar a Dios.

“Ser próspero en la vida significa esforzarse por dirigir nuestros recursos hacia las cosas que enaltecen a Dios,” según explica el sitio web Prosperity Partners Ministry dirigido por Singletary.
Transparencia 

En los nueve meses que pasaron desde su graduación de la Escuela de Negocios de Harvard, Baumer, 29, y Cortines, 27, han tenido oportunidad de seguir sus propios consejos acerca de gastos, ahorros y donaciones.
Por ejemplo, el start-up de cuidado de la salud donde trabaja Baumer fue adquirido por una compañía más grande a los seis meses de que se sumara al equipo y él y su esposa de repente se encontraron con un ncheque de seis cifras en el banco.

“Al tener un plan de inversiones, pudimos destinar grandes sumas en cada categoría,” dijo. “Donamos una gran parte de esos fondos.”

Baumer agregó que hubiera tenido una visión distinta del dinero antes del seminario “Dios y el dinero” y el libro. “Me preocupaba por asegurar el diezmo y pensaba que podía actuar de forma egoísta con el 90 por ciento restante de mis ingresos,” dijo.

Cortines, que tenía planeado aceptar un puesto importante en el exterior, se sintió llamado a aceptar un puesto en Generous Giving, una organización religiosa que propugna la generosidad de personas adineradas.

“Nunca hubiera hecho esto, especialmente porque planeaba jubilarme a los 40 y llegar a millonario a los 30,” dijo Cortines.

Tanto Baumer como Cortines, que planean donar los recaudado con la venta de su libro, dijeron que lo más importante que aprendieron durante la investigación y redacción del libo fue que las personas creyentes deberían hablar de dinero entre ellos con mayor soltura.

“La cultura de la comunidad cristiana es de compartir y rendir cuentas de todo” menos del dinero, dijo Cortines. 

“Tendríamos que preguntarnos cosas como “¿Cuál es tu postura frente a la codicia? ¿Y la avaricia? ¿Cuánto gastaste el año pasado?”… y trabajar junto a un grupo de asesores para lograr la transparencia financiera.

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