Critican nueva imposición de Trump por nombrar a su aliado Richard Grenell, como director de inteligencia nacional de EU

Nacional
/ 20 febrero 2020

Desde el principio de su presidencia, Donald Trump ha tenido enfrentamientos con la comunidad de inteligencia

El presidente Donald Trump anunció este miércoles en Twitter que Richard Grenell, el actual embajador de Estados Unidos en Alemania, será el nuevo director interino de inteligencia nacional, un nuevo movimiento del mandatario para eliminar contrapesos y poner a sus aliados en posiciones de poder, en este caso, al frente de las 17 agencias de inteligencia y espionaje de la nación, un terreno en el que Trump todavía no tiene todo el control.

"Rick ha representado a nuestro país extremadamente bien y espero trabajar con él", tuiteó Trump, y agredeció a Joseph Maguire, el precedesor en el cargo, por su "magnífico trabajo". "Esperamos trabajar de cerca con él, tal vez en otro puesto dentro del gobierno", escribió en otro tuit.

Richard Grenell, embajador estadounidense ante Alemania desde 2018, es un leal seguidor del presidente Trump. Bajo la administración de George W. Bush se desempeñó como portavoz esadounidense ante las Naciones Unidas (ONU), en donde sirvió bajo la dirección de John Bolton, quien fue embajador de EU ante la ONU entre 2005 y 2006.

Tras dar a conocer la noticia a través de Twitter, una práctica habitual del presidente, no tardaron en aparecer las críticas que aseguran que un puesto como ese debe ser ocupado por alguien con gran experiencia en el trabajo de inteligencia y condenan la politización de un cargo de ese tipo. Al ser nombrado por el presidente en calidad de interino, la nominación no tiene que ser aprobada por el Senado.

El demócrata de mayor rango en el Comité de Inteligencia de esa cámara, Mark Warner, declaró que Trump había "seleccionado a un individuo sin ninguna experiencia en inteligencia para servir como el líder de la comunidad de inteligencia de la nación" y acusó al presidente de tratar de eludir la autoridad constitucional del Senado para dar el visto bueno a las posiciones críticas de seguridad nacional.

"La comunidad de inteligencia merece estabilidad y un individuo experimentado para liderarla en un momento de enormes desafíos de seguridad nacional y global", dijo Warner en un comunicado. "Ahora más que nunca, nuestro país necesita un director de inteligencia confirmado por el Senado que brinde la mejor inteligencia y análisis, independientemente de si es conveniente o no para el presidente que lo nombró".

Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, en 2004 el presidente George W. Bush firmó la Ley de Reforma de Inteligencia y Prevención del Terrorismo con el objetivo de mejorar el intercambio de información entre todas las agencias de inteligencia. Esa ley establece que el presidente nombrará a un director de inteligencia nacional con el asesoramiento y consentimiento del Senado. También establece que "cualquier persona nominada para el cargo (...) deberá tener una amplia experiencia en seguridad nacional".

Susan Hennessey, egresada del programa sobre leyes de seguridad nacional en el Brookings Institution y exabogada de la Agencia de Seguridad Nacional, tuiteó: “Esto debería asustarte. No solo la descarada politización de la inteligencia, sino también el nombramiento de alguien completamente incompetente en un importante rol de seguridad. Se perdieron los límites".

Desde el principio de su presidencia, Donald Trump ha tenido enfrentamientos con la comunidad de inteligencia, en especial con el tema de Rusia. El presidente ha llegado a descalificar públicamente, junto a Vladimir Putin, el trabajo de sus funcionarios de inteligencia con respecto a la interferencia rusa en las elecciones de 2016.

A su llegada a la Casa Blanca, James Clapper, quien se desempeñaba como director de Inteligencia nacional, renunció. Su puesto lo ocupó Dan Coats en marzo de 2017, pero dos años después y tras varios encontronazos con el presidente, también renunció.

Ante la dimisión de Coats, Trump nominó al congresista republicano de Texas John Ratcliffe, pero hubo una lluvia de críticas por su falta de experiencia y credenciales para el puesto, lo cual obligó al presidente a retirar la nominación apenas cinco días después de haberla anunciado.

Finalmente, Trump consiguió nombrar a Joseph Maguire en agosto de 2019. Pocos meses después, Maguire recibió una denuncia de uno de sus funcionarios sobre una llamada telefónica entre el presidente y su homólogo ucraniano Volodymyr Zelensky. Para el funcionario, lo hablado en esa llamada fue "inquietante" por lo cual interpuso la denuncia, que luego Joseph Maguire tardó en procesar. El entonces jefe de inteligencia tuvo que declarar ante el Congreso y dio lugar a un juicio político contra el presidente que finalmente terminó con su absolución.

Tras ese proceso, Trump ha ido destituyendo a funcionarios que se vieron implicados y sustituyéndolos por personas de su confianza. Por segunda vez, el presidente nombra a una persona sin experiencia para este cargo.

Este miércoles, John Rood, funcionario del Pentágono que certificó el año pasado que Ucrania había cumplido con las condiciones necesarias en su lucha contra la corrupción para que Estados Unidos pudiera entregarle la ayuda, pidió su renuncia, afirmando que lo hizo a pedido del presidente.

COMENTARIOS

TEMAS
Selección de los editores