La obra de Andy Warhol, aunque popular por ello, no se redujo a serializar las imágenes de icónicas marcas, latas de comida y rostros de ídolos del cine, la música y la televisión, pues abordó tanto como le fue posible el capitalismo en todas sus facetas.
Esto, aunado a que él fue un hombre religioso, católico creyente —aspecto de su vida que rara vez se menciona en los libros y artículos que hablan del artista—, resultó en una particular fascinación por la Navidad.
Ya fuera en su trabajo artístico como en su vida personal, Warhol reservaba un lugar especial para la época decembrina, a la cual dedicó varias piezas, como serigrafías e ilustraciones de nochebuenas, pinos navideños, coronas, zapatos de tacón festivos y otros elementos más que dedicaba a sus amigos y colegas cercanos.
De hecho, al principio de su carrera, cuando colaboró como diseñador gráfico a cargo de proyectos de comercialización, algunos de sus primeros encargos fueron para la compañía Tiffany’s, tarjetas navideñas publicadas por la empresa desde 1956 a 1962 —y fue en este periodo que comenzó con la serie de “Latas de Sopa Campbell”—.
Estas ilustraciones iban desde simples dibujos lineales y caricaturas hasta elaboradas composiciones de diversos elementos que en conjunto formaban pinos de navidad u otras figuras —práctica que si bien no la inventó sí fue masificada por aquellos años y se replica hasta el día de hoy en el diseño gráfico—.
Al haber sido criado por padres católicos en lo que ahora es Eslovaquia pero con el ya conocido interés por la cultura pop, él encontró en la navidad el equilibrio perfecto entre espiritualidad y materialidad, pues se trata de una época que a la vez incentiva los valores de comunidad y solidaridad y el desenfrenado consumo superficial.
Ambiente festivo
Y aunque este primer periodo como diseñador gráfico —en el que incluso trabajó para las revistas Vogue y Glamour— es poco conocido no tanto así resulta su aparición en la portada de la revista “High Times” vestido de Santa Claus al lado de Truman Capote con paletas de dulce gigantescas.
En una declaración que aparece en “Los diarios de Andy Warhol” el artista comentó que la idea era que Capote —a quien admiraba desde joven— vistiera un disfraz de niña, para que quedara dentro del mismo tema navideño al lado del alegre San Nicolás.
Sin embargo, el escritor no estuvo muy de acuerdo en travestirse para la ocasión y en el mismo texto dijo que “de todas formas ya estaba vestido como un niño pequeño”.
Devoto católico
Resultará para algunos sorprendente conocer que el pionero del arte pop haya sido en vida un hombre religioso, pero aunque se trate de otro aspecto de su vida también pasado por alto por los historiadores y críticos de arte, Warhol le dedicó a su fe un par de obras, como una rendición personal de “La Última Cena” y una ilustración de “La Natividad”.