De sufrir bullying en la escuela a ser el único luchador en Río 2016
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Alfonso Leyva sufrió el acoso de sus compañeros pero con constancia y disciplina superó las barreras y representará a México en Juegos Olímpicos
A los 14 años, cuando empezaba a practicar la lucha grecorromana, Alfonso Leyva fue víctima de bullying en Guadalajara. Recibía golpe tras golpe de compañeros cuando entrenaba y no lo hacía bien. “Decidí que iba a ser el mejor para poder defenderme’”, manifiesta ‘Larry’, cuyo apodo fue obra de la misma historia que le dejó una huella que luego encausó positivamente.
“Así me decían en la lucha. Decían que ‘Larry’’ era como algo chafita, algo equis, algo insignificante, y había muchos ‘Larrys’ en el grupo. Crecí con ese apodo y en todos lados me dicen así”, agrega el deportista de 23 años.
“Siempre era el niñito al que todos le pegaban; pero soy una persona que nunca se ha dado por vencida. Yo decía: ‘Si este güey me pega tal vez le tenga miedo afuera, pero luchando lo voy a agarrar y le voy a ganar para que me respete’. Mi mentalidad era de ‘quiero ser el mejor de México, quiero llegar muy lejos’”, relata a ESPN Digital.
Recuerda que a esa edad tenía sobrepeso y una molestia en la cadera que le hacía caminar “chuequito”; era considerado el más lento en los ejercicios y siempre se ganaba golpes en la espalda y en la cabeza. “Yo le decía a mi mamá que ya me sacara de ahí, pero ella me veía como un desastre en la casa y pensaba que las clases me estaban disciplinando, pues yo era hiperactivo”.
Alfonso, nacido en El Salto, Jalisco, ha superado todo y es el único representante de México en lucha grecorromana en Río 2016. Competirá en la categoría de 85 kilogramos buscando dar la sorpresa así como la dio en el torneo preolímpico donde fue segundo lugar.
ENTRE LOS MEJORES DEL MUNDO
Aunque sufrió en sus primeros años por ser buleado, nunca perdió la autoestima. Con seguridad afirma que en el continente americano se ubica entre el segundo y el primer lugar. “He mejorado bastante” y a nivel mundial se ve con posibilidades de subir al pódium.
“Estuve a dos puntos de ganarle al campeón del mundo –un ucraniano- por un detalle mínimo. Luego me enfrenté al campeón mundial preolímpico –un alemán- y perdí por un punto. Estoy entre los mejores del mundo”, asegura.
Dice que puede combatirle a cualquiera arriba, pero el problema podría ser abajo, que es donde se pierden los puntos; sin embargo, no se intimida. “Hay que salir con la mente fría y con el deseo de tener una medalla. ¿Por qué decir que no se puede? Todos somos seres humanos, con dos manos, dos piernas, una cabeza, pensamos. Nunca he estado entre los 10 del mundo, pero en Río todo puede pasar. Si tengo que dejar brazo en el colchón lo dejo”.
DANIEL ACEVES FUE SU SALVADOR
Alfonso ahora sabe que Daniel Aceves es el único luchador mexicano en obtener una medalla olímpica (Los Ángeles 1984), pero cuando lo conoció lo ignoraba y no imaginó que en un momento dado sería su salvador.
Se encontraron cuando competía en el Panamericano 2013 en Santiago de Chile y se alzó como campeón juvenil. Alfonso había logrado llegar a la final luego de recibir un golpe en la quijada, razón por la que se le quería dar la medalla de plata sin haber peleado por la de oro contra un estadounidense.
Esto no le gustó y apareció en su camino Aceves, quien intercedió por él ante los jueces y el cuerpo médico. “La cabeza de un brasileño me había caído en la quijada y me noqueó. No me acordaba del momento, pero me sentía bien. No querían que luchara; pensaban que podría haber secuelas. Al final luché y gané y fui campeón panamericano. Después de esto subí a la categoría mayor”.