‘Dos Tipos Peligrosos’: Balas y risas
Shane Black regresa a la dirección en lo que bien podría ser calificado como la mejor comedia de lo que va del 2016
Calificación 8.8 de diez
Dicen que todo tiempo pasado fue mejor. Quizá por eso muchas cintas de nuestra actualidad están ubicadas en las décadas de los 70 u 80. Pero más que simplemente ponerlas ahí o tener una llamativa producción que retrate perfectamente cómo era el mundo entonces, el gran reto es capturar la esencia de la época. Me refiero a un sentimiento, algo que se logra con algo más que tipos de vestimenta o géneros musicales. Por ejemplo, en los 80 se usaron mucho las “buddy comedies” de acción. Aquel término vendría ser en español algo así como “comedias de cuates, compadres o camaradas”. Échele una buena dosis de balas y ya tiene más o menos la idea. La esencia de esas cintas es el corazón de “The Nice Guys” (“Dos Tipos Peligrosos”).
La película se ubica Los Ángeles en 1977, cuando un investigador privado borracho y padre soltero (Ryan Gosling), se encuentra trabajando en la desaparición de una joven, que coincide con la muerte de una estrella porno. Su labor también coincide con la de un panzón amargado que se dedica a golpear gente por dinero (Russell Crowe). Cuando descubran que la situación es mucho más compleja de lo que se imaginan, sus caminos se cruzarán y se irán enredando en un laberinto de problemas, que involucra giros inesperados, secretos, peligrosos matones, sensuales mujeres y un humor incisivo.
La película es la tercera bajo la dirección de Shane Black, quien anteriormente se encargó de realizar “Iron Man 3” (2013) y “Kiss Kiss Bang Bang” (2005), aunque sus créditos incluyen otra cinta más vieja y más icónica: “Lethal Weapon” (“Arma Mortal”, 1987). En aquel entonces, el señor Black sólo se dedicaba a escribir guiones y hacer pequeños papeles secundarios. Para la épica de Mel Gibson y Danny Glover, que desató una franquicia con tres secuelas, fungió como guionista, pero es importante señalarla. Podemos decir que “The Nice Guys” es como si metiera en una licuadora “Kiss Kiss Bang Bang” y “Lethal Weapon”. Una “buddy comedy” de acción con muchos enredos.
La energía que Shane Black le imprime a sus películas, aunque no sea director más que de tres, es impresionante. Y si algo necesitan este tipo de comedias es energía, vibrante movimiento que nos lleve de manera fluida por los rincones más alocados. Es por eso que esta cinta retrata muy bien lo que fue el estilo de cintas que él mismo hizo en 1987, aunque su nueva cinta se ubique justamente 10 años atrás. Es el sentimiento lo que captura, una nostalgia agradable que nos hace pensar: “vaya, tenía mucho tiempo que no veía una película así”. Claro, yo no vivía en el momento en que se estrenó “Lethal Weapon”, pero sé que no hay ninguna película parecida en tiempos modernos. Porque las cosas cambian, porque no se puede repetir la misma fórmula por siempre, etcétera. Pero este es un agradable regreso, no una copia.
En la química de sus protagonistas, los chistes bobos en el momento adecuado y la dosis justa de acción y construcción de personajes, hablan del gran talento del también guionista de esta historia. Y esto entonces levanta la excelente producción y música, que naturalmente también pretenden transportar al espectador a la década de los 70. Gracias a esto podemos entrar sin ningún problema a este fantástico mundo, donde la línea que divide a la violencia y la risa se desdibuja con gran facilidad. Pero existe algo que trasciende el simple homenaje. Más que una repetición esta cinta se las arregla para sentirse fresa e interesante, casi como si viéramos “Lethal Weapon” por primera vez en nuestra vida.
que esto se debe en gran parte al estilo que ha trabajado Shane Black. Es un director de forma más que de fondo. Y su forma es tan precisa que en cada cosa donde pone su nombre, podemos leer claramente los signos. La época navideña, los perdedores atormentados, los enredos que involucran al cine porno… Pequeños detalles quizá sin importancia, pero que son el sello característico de Black. Y un sello que se transforma en mucho más cuando tomamos en cuenta su sentido del humor. Las bromas forman parte de su personalidad. Una personalidad que más que ser de los personajes es de toda la cinta.
Cabe destacar que hace tiempo que no veía una película tan buena de Russell Crowe y me parece que nunca había visto a Ryan Gosling en un papel tan divertido. Los dos actores son espectaculares y verlos en este tipo de personajes es toda una delicia. A veces el ejercicio de llevar a un actor cómico a un papel serio, puede funcionar de forma excelente. En este caso es al revés, actores serios en un papel cómico, que se vuelven un deleite en la pantalla. Ahora bien, los personajes están construidos de tal forma que los podemos entender, tienen peso, profundidad y una historia seria detrás y es aquí donde viene el conflicto que da nombre a la película en inglés: “los buenos chicos”.
La cinta pretende tener un par de escenas sobre las personas “buenas” y “malas”. Y funcionan muy bien, pero este tema parece ser de peso para la trama y al final no logra aterrizarlo a la perfección. Es decir, se queda corta en el aspecto conmovedor y serio. La cinta funciona como una diversión y en ese sentido triunfa con creces. Entretenimiento de mayor calidad no encontrará, pero le faltó muy poquito para ser una película grandiosa.
Lejos de la perfección, esta cinta no deja de ser la más divertida que he visto en lo que va del 2016. Y será difícil superarla.
El dato
> Director: Shane Black.
> Elenco: Russell Crowe, Ryan Gosling, Angourie Rice, Matt Bomer, Kim Basinger.
> Género: Comedia / Acción.
> Clasificación: B15
> Duración: 116 minutos