"Ejercicios de supervivencia", el grito póstumo de Semprún sobre la tortura
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En "Ejercicios de supervivencia" el escritor y exministro de Cultura de España, que trabajó en la clandestinidad en el franquismo con el nombre de Federico Sánchez, reflexiona sobre la importancia de la fraternidad.
Cuando faltan pocos meses para que se cumplan los cinco años de la muerte de Jorge Semprún, sale a la calle su libro póstumo, "Ejercicios de supervivencia", una conmovedora narración en la que abordó, por primera vez, el tema de las torturas a las que fue sometido por la Gestapo.
Publicado por Tusquets, el libro, que estará en la venta en marzo en Latinoamérica, se complementa con un broche de oro, el prólogo escrito por Mario Vargas Llosa.
En "Ejercicios de supervivencia", un texto breve de 133 páginas, el escritor y exministro de Cultura de España, que trabajó en la clandestinidad en el franquismo con el nombre de Federico Sánchez, reflexiona sobre la importancia de la fraternidad y el valor de la solidaridad frente a la injusticia y la tiranía.
"Ejercicios de supervivencia" es un libro que Jorge Semprún (Madrid, 1923) estaba escribiendo hasta que le alcanzó la muerte en su casa de la rue de l'Universite de París, el 7 de junio de 2011.
Tras exiliarse con su familia en París al final de la Guerra Civil, se enroló en la resistencia francesa contra la ocupación nazi y por ello fue detenido e internado en el campo de concentración de Buchenwald.
En este libro -que el autor de "Autobiografía de Federico Sánchez" entendía como el inicio de "un ciclo autobiográfico, definitivo y sistemático", explica Tusquets- Semprún volvió a hacer memoria pero para buscar a aquel joven, exiliado en París, y que en 1943, por ser miembro de la Resistencia francesa es detenido y torturado por la Gestapo.
En "Ejercicios de supervivencia", publicado en Francia hace dos años, el intelectual relata por primera vez el catálogo de horrores a los que él, delatado por un infiltrado, y otros, fueron sometidos por los nazis, antes de acabar deportados en el campo de concentración de Buchenwald.
"El tipo hacia el que me había vuelto tenía ya la pistola en la mano, y una gruesa automática de nueve milímetros, a primer vista. Durante una fracción de segundo, me evadí de la realidad, me pareció ver la escena como si estuviera en el cine. Estaba en el cine, veía una película policial y aquel tipo al que tenía delante de mí iba a disparar, iba a apretar el gatillo de su Parabellum", escribe Semprún.
Pero después de narrar capítulos brutales, el escritor, el superviviente, hace hincapié en la importancia de la fraternidad y el valor de la solidaridad frente a la injusticia y la tiranía.
"Un hombre no es auténticamente humano solo porque haya aguantado la tortura, eso sería una regla extraordinariamente reductora...", dice Semprún y continúa: "la experiencia de la tortura...es una experiencia de solidaridad a la par que de soledad. Una experiencia de fraternidad, no hay palabra más apropiada".
El libro póstumo de Jorge Semprún es un texto emocionante y valiente que constituye todo un manual ético, el de un testigo que supo superar el horror del nazismo y hacer de ello una de las grandes conciencia del mundo, como recuerda el premio nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en el prólogo.
"Jorge Semprún fue uno de estos héroes discretos gracias a los cuales el mundo en que vivimos no está peor de lo que está y queda siempre margen para la esperanza", escribe Vargas Llosa.
El escritor peruano también da detalles de la pesadilla que sufrió Semprún: "La inmersión de las aguas heladas en una bañera llena de basuras y excrementos; la privación de sueños; las uñas arrancadas; el crujir de los huesos del esqueleto al ser colgado del techo de los talones amarrados a sus manos; las descargas eléctricas y las palizas salvajes en las que el desmayo resultaba una liberación".