‘Estamos preparados para lo que venga’
Médico de Matamoros da cuenta del estado de ansiedad y estrés con el que labora el personal del Hospital Integral
MATAMOROS, COAH.- “El frente de batalla no tiene disparos ni explosiones, tiene incertidumbre”, comenta el doctor Abraham Torres Álvarez, encargado del departamento de Urgencias y del módulo de Detección de Enfermedades Respiratorias del hospital Integral de Matamoros.
Y esa incertidumbre, dice el médico, ha generado estrés y ansiedad en el personal médico, en los compañeros. Es tanto, dice Abraham Torres, que en ocasiones que entran y salen de un módulo sienten que traen fiebre o que le duelen los huesos o que le duele la garGanta. “Pero es estrés, el estrés genera esos síntoma”.
Para el doctor Abraham Torres, ayer que se decretó la Fase 3 de la contingencia sanitaria en México por el COVID-19, el sentimiento fue el mismo. “El sentimiento es que estamos preparados a lo que venga. Tenemos que enfrentar”, menciona.
Por eso, para el médico, hablar del “frente de batalla” es una cuestión de tipo poético. “Es nuestro trabajo”, aclara y añade que no necesariamente deben catalogarlos como héroes. ¿Pero cómo es ese frente de batalla? Torres Álvarez responde:
“Es estar en el módulo o urgencia, donde ves puro paciente sospechoso para una enfermedad respiratoria como COVID que es letal. Diario estás vestido con protección, sin saber quién va a llegar, sin saber que al que estás tocando, con el que estás hablando, atendiendo, es positivo o no; si mañana amaneces enfermo o no, si contagias a tu familia, si contagias a tus compañeros. Eso es lo que tiene, y eso ha generado estrés y ansiedad en todos los compañeros”, recalca.
UN MES SIN VER A SUS PADRES
Para el doctor Torres la vida se ha modificado, principalmente en su entorno familiar y de amistades. Dice que un doctor también es un hijo, un padre, un hermano, por lo que su labor ha provocado un distanciamiento necesario con sus seres queridos, articularmente con sus padres.
“Mis padres son adultos mayores, ambos con enfermedades crónicas. Tengo un gran apego con ello, pero ahora solo los veo por llamada o video llamada. Es que no quiero llevar alguna contaminación”, explica.
El doctor tiene alrededor de un mes sin ver personalmente a sus padres, que viven en el municipio conurbado de Gómez Palacio. Antes de la contingencia sanitaria solía visitarlos dos o tres veces por semana.
Para el médico esos temas pegan, aunado a la carga de trabajo y al estrés. “Estar enclaustrado, pensando y oyendo lo mismo porque COVID son las 24 horas del día, y tener ese desapego afecta, pero también motiva la llamada y nos hace pensar que esto va a pasar y volveremos a rencontrarnos”, concluyó.