Genaro García Luna permitió que la Familia Michoacana torturara y matara a 12 federales
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Los 11 hombres y una mujer policías fueron enviados a Arteaga, Michoacán, un poblado pequeño, a realizar un trabajo bajo cubierta, vestidos de civiles y desarmados, pero fueron identificados por integrantes del grupo delincuencial
MÉXICO.- Doce policías federales fueron torturados, agredidos sexualmente y asesinados en 2009 porque los exfuncionarios Genaro García Luna, Ramón Enrique Pequeño García y Luis Cárdenas Palomino los abandonaron, lo que habría funcionado para favorecer al Cártel de Sinaloa, de acuerdo con una investigación de la periodista Dolia Estévez.
“Esto justificó un despliegue masivo de 5 mil 500 elementos de la Policía Federal y del Ejército en Michoacán y eso le sirvió desde luego al cártel de Sinaloa, que era con los que estaban presuntamente coludidos el grupo de Garcia Luna y Pequeño”, dijo la reportera en entrevista con Alejandro Paéz Varela para el programa “Los periodistas”, de La Octava.
Los 11 hombres y una mujer policías fueron enviados a Arteaga, Michoacán, un poblado pequeño, a realizar un trabajo bajo cubierta, vestidos de civiles y desarmados, pero fueron identificados por integrantes del grupo delincuencial La Familia Michoacana.
La reportera dijo en la entrevista que los sicarios que detuvieron a la y los agentes federales usaron unos de los celulares de los policías para comunicarse con su jefe inmediato en la Policía Federal, después, Pequeño García, exjefe de la División de Inteligencia de la Policía Federal, tomó el caso y lo consultó con su jefe, el ex-secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, Genaro García Luna, y decidieron que no negociarían la liberación.
“Dentro de las súplicas de las víctimas admitieron que eran policías federales, pero los jefes directos de Pequeño, que era García Luna, dijeron: ‘No vamos a hacer nada’. Y de inmediato fueron cruelmente asesinados, torturados, la mujer fue violada por varios de los sicarios, ese fue el día más negro para la Policía Federal”, dijo la periodista independiente.
Para la reportera, ese hecho significó que “se viniera abajo la moral de las fuerzas policiacas, de los elementos de calle” y los asesinatos “de estos 12 policías que estaban cumplieron órdenes y fueron traicionados por sus jefes” siguen sin ser perdonados entre integrantes de la Policía Federal.
Las 10 personas asesinadas eran elementos del Grupo Especial de Operaciones, también había un hombre y una mujer del área de la Dirección de Investigación contra el Crimen Organizado, pertenecientes a la sección Tercera o sección Antidrogas, de la que era titular Pequeño.
Precisó que una parte de esa plantilla del área Antidrogas que dirigía Pequeño sigue en el Gobierno actual. “Los que eran escoltas, ahora son directores de áreas. Se los trajo Francisco Almazán Barocio, actual jefe de la Policía de Investigación de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX, sucesor de Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad de la Ciudad de México. En 2009, cuando asesinaron a los policías, Almazán Barocio trabajaba bajo Pequeño y era jefe inmediato de algunos de los compañeros sacrificados. Recibió entrenamiento de la DEA”, expuso.
Autoridades federales de Estados Unidos que llevan la causa contra el exsecretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, Genaro García Luna, acusaron formalmente de narcotraficantes a los exfuncionarios mexicanos Luis Cárdenas Palomino, extitular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), y Pequeño García el pasado 30 de julio.
Los fiscales que llevan el caso de García Luna dijeron que ambos individuos brindaron protección al cártel de Sinaloa, que comandaron Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos dijo que tanto Pequeño García como Cárdenas Palomino “aceptaron millones en sobornos para proteger al cártel de Sinaloa”.
“Ambos hombres eran socios cercanos de García Luna y pasaron gran parte de sus carreras en los servicios federales de seguridad persiguiendo ostensiblemente a los mismos traficantes a los que se les acusa de ayudar”, citó Alan Feuer, quien cubre juzgados para The New York Times.