Ida Vitale, una poeta humilde con una voz poderosa
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Minutos antes de recibir el Premio Cervantes 2018, la poeta uruguaya Ida Vitale reconoció que a quien echa de menos en estos momentos es a su marido, Enrique Fierro, fallecido hace tres años.
"Ver cómo subía la escalera, verla bajar y luego cómo proyectaba la voz a los 95 años, mejor que todos los que han hablado, es algo increíble". Así se expresó Nuria Flo, la nieta de Ida Vitale, que hoy no paraba de llorar mientras su abuela recogía el Premio Cervantes.
Una circunstancia, que Ida Vitale reinterpretó con mucho humor diciendo a los periodistas, tras romperse el protocolo y en medio de los corrillos: "ellas creían que me moría de ésta".
Y es que hoy la ceremonia de entrega del Premio Cervantes a la poeta uruguaya Ida Vitale estuvo marcada, además de por la lluvia, un elemento fundamental en su obra, por la humanidad, humildad y el agradecimiento que ha mostrado en todo momento la autora de "Luz de esta memoria".
"Es la humildad uruguaya", recalcaba la nieta de Vitale, que entusiasmó a todos los asistentes al acto en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) también por su vitalidad y la profundidad de su discurso, como señaló la poeta y directora General del Libro, Olvido García Valdés.
Así es que haciendo guiños, incluso a los reyes, llevándose las manos al pecho constantemente y dando las gracias, se metió en el bolsillo a todos los invitados, que le regalaron un intenso aplauso.
Vestida con un abrigo negro y una bufanda blanca, elegante y con frío, Vitale explicó durante su discurso, con voz firme y sin gafas, su entusiasmo por la pareja española (Sancho y Quijote ) "tan tiernamente compatible..., ese Quijote y ese Sancho que hablaban de otra manera que acepté de inmediato, como un lenguaje que integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme con él como si fuese el mío propio".
Subida al atril -"cuando iba subiendo las escalera me caía de espíritu", recordaba después la poeta-, su discurso estuvo lleno de referencia a autores, como Garcilaso, Dante y Homero, y leyó un poema de Baudelaire en perfecto francés.
Pero Vitale, tras halagar el discurso del rey y del ministro de Cultura, José Guirao, sí que dijo que había echado mucho de menos a Machado, "no lo ha mencionado nadie", se lamentó.
"Juan Ramón Jiménez, me inspiraba respeto, pero Machado era cariño. Era una especie de abuelo para mí", comentó feliz en medio de los besos y abrazos que recibía de familiares (llegó con su hija Amparo Rama y sus nietas), amigos, escritores, o el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.
Y fue García Montero, quien hoy al entrar en el Paraninfo hizo referencia a la lluvia y la relación con la autora de "Cada uno en su noche".
"La lluvia en Ida es importante porque para ella es muy importante la naturaleza, y ese estado de animo se hace conceptual cuando se medita en su poesía, donde está muy presente también los animales, las plantas, los cambios climáticos y siempre como camino de reflexión porque es una poesía intelectual que consigue equilibrar sentimiento y razón", subrayó Montero.
"Una lluvia de un día puede no acabar nunca/ puede en gotas, en hojas de amarilla tristeza/irnos cambiando el cielo todo, el aire...", dice un poema de Vitale, que hoy parece resultar premonitorio, porque esta hacedora de una poesía con "un lenguaje intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo", como señaló el jurado al fallar su premio, estaba llena de luz.
"La poesía de mi abuela me gusta mucho, pero a veces es difícil", subrayó la nieta, para quien la abuela que mas le gusta es "la del sentido del humor y la que "improvisa"".
Y eso de improvisar lo hizo hoy bastante Vitale, porque cuando ya había acabado su discurso de agradecimiento ha pedido perdón por "la osadía" de meterse en el Paraninfo para hablar de Cervantes.
En cuanto al humor y sin quererse meter en la política española, sí que deseó que la ultraderecha el día de las elecciones generales -este próximo domingo- se quede enferma en la cama.-
A quién echo de menos en estos momentos es a mi marido
Minutos antes de recibir el Premio Cervantes 2018, la poeta uruguaya Ida Vitale reconoció que a quien echa de menos en estos momentos es a su marido, Enrique Fierro, fallecido hace tres años.
"Era un ayudador, sin él no habría hecho muchas de las cosas que he hecho, es el que me empujaba y me animaba a hacer las cosas", señaló Vitale, nerviosa ante la ceremonia en la que recibirá el premio de manos del rey Felipe VI.
La poeta, de 95 años, ha dormido mal y ha llegado pronto al Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, donde se celebra la entrega del premio.
Con un vestido verde, la poeta se abrigaba del frío reinante este martes en Alcalá con un abrigo negro y una bufanda blanca, mientras esperaba a que diera comienzo la ceremonia.
Y fuera del edificio caía de forma intermitente la lluvia, algo muy importante para ella, como ha resaltado el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, que se ha referido al amor por la naturaleza de la poeta uruguaya.
Las escritoras y académicas de la Lengua Clara Janés y Soledad Puértolas también están presentes en el acto, así como la administradora única de la RTVE, Rosa María Mateo, o el presidente de la Agencia Efe, Fernando Garea.
Ida Vitale (Montevideo, 1923), referente para poetas de todas las generaciones, es la quinta mujer premiada con el Cervantes, un galardón dotado con 125,000 euros, que le fue otorgado por su trayectoria poética e intelectual de primer orden.
Reivindica la poesía del Quijote
La poeta uruguaya Ida Vitale reivindicó este martes, tras recoger el Premio Cervantes, la poesía del Quijote, cuya locura considera "frenesí poético", y aseguró que su "devoción cervantina carece de todo misterio".
Así lo señaló una emocionada Vitale en su discurso en la ceremonia del Premio Cervantes que presiden los reyes en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) tras recibir el premio de manos de Felipe VI. Y ha dicho que más que leer "nada" lo que le gustaría es "abrazar, decir cosas que me salieran del alma".
Y en su defensa de la poesía en el personaje de Cervantes sostuvo: "muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto".
La poeta, de 95 años, recordó en su discurso cómo llegó a Cervantes en su Montevideo natal y se declaró agradecida y emocionada por recibir este galardón que, dijo, le ha llegado tarde.
"Mi devoción cervantina carece de todo misterio. Mis lecturas del Quijote, con excepción de la determinada por los programas del liceo, fueron libres y tardías", rememoró.
En realidad, confesó, supo de don Quijote "por una gran pileta que, sin duda regalo de España, lucía en el primer patio de mi escuela. Allí nos amontonábamos en el recreo en busca de agua".
Posteriormente, sus lecturas del Quijote, a excepción de las programadas en la escuela, fueron "libres y tardías".
Pero se convirtió en una "devoción total" cuando intimó "con aquella pareja española tan tiernamente compatible, entre sí y con una lectora inocente y deseosa de amistades literarias a su alcance, ese Quijote y ese Sancho que hablaban de 'otra' manera".
Un lenguaje que aceptó "de inmediato": "me integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme en él como si fuese el mío propio", recalcó la poeta, para la que, a la alegría de este galardón, se une el poder agradecerlo en español.
Pero junto a la poesía que ve en el Quijote, Ida Vitale señaló que pocos personajes como este han sido más "habitados" por la realidad.
"Porque aun lo que es astuta malquerencia vestida de supuestas precipitaciones mágicas, tiene detrás acciones de criaturas humanas, que pueden ser malignas y burlonas, pero siempre comprensibles, terrestres y sin inexplicables auxilios divinos", defendió.
Lo que sí quiso "disculpar" de lo sostenido por don Quijote, cuyos pensamientos generalmente "acata", es que "no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo".
"No es mi caso, puedo asegurarlo. Sin duda, don Quijote no imaginó jamás que ese género femenino al que se consideraba por oficio llamado a honrar y defender, pudiera caer en tan osada pretensión. Y en eso, estoy segura que acertó", dijo la poeta.
Y agregó para finalizar su discurso, cuando los aplausos ya sustituían a sus palabras: "Quería hacerme perdonar la audacia de venir aquí y a este lugar meterme a hablar del Cervantes”.