Inflación no está fuera de control, asegura Carstens
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En la primera quincena de mayo, la inflación fue de 6.17 por ciento, medida en términos anuales, el mayor nivel en ocho años
Ciudad de México. Aun cuando ha estado arriba de la meta de 3 por ciento anual por 10 meses consecutivos, la inflación "no está fuera de control", aseguró este martes Agustín Carstens Carstens, gobernador del Banco de México.
"De lo que los quiero convencer es que las expectativas no están desancladas, ni la inflación está fuera de control; ese es el punto importante", afirmó Carstens al participar en la reunión anual de consejeros regionales de BBVA Bancomer, el principal grupo financiero del país.
En la primera quincena de mayo, la inflación fue de 6.17 por ciento, medida en términos anuales, el mayor nivel en ocho años.
El objetivo permanente del banco central es una inflación de 3 por ciento anual, con un intervalo de variación de un punto porcentual hacia arriba o abajo.
Las acciones que ha llevado el Banco de México para hacer frente a los choques de precios que llevaron la inflación al nivel actual, "están rindiendo frutos", dijo Carstens, en un encuentro que reúne a miembros de los consejos de administración de BBVA y de BBVA Bancomer.
"Vemos que hay una buena probabilidad de converger a una inflación de 3 por ciento a finales del año entrante. Los analistas son un poco cautos todavía, esperan una un poco arriba, pero el consenso es que vamos a regresar al intervalo de variabilidad (de 3 a 4 por ciento) y que se confirme que la serie de choques externos ha sido transitoria", añadió el gobernador Carstens en el encuentro, que convoca a los integrantes de consejos regionales de BBVA Bancomer en todo el país.
El gobernador Carstens planteó que el incremento por 10 meses consecutivos de la inflación -que había llegado a un nivel mínimo histórico de 2.3 por ciento en diciembre de 2015- fue la consecuencia de "choques" que, aseguró, no han desembocado en un alza generalizada y sostenida de precios. "Lo que hemos observado es un alza en precios relativos, que es cuando algunos suben respecto a otros" y eso se refleja en la "inflación medida, sin que ello signifique que todos suben al mismo nivel".
El primero de los "choques" de precios ocurrió entre 2014 y diciembre de 2015, expuso, y se debió a la expectativa de que iniciara la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, es decir, que en ese país comenzara a subir la tasa de interés. Ello provocó una "apreciación abrupta" del dólar respecto de otras monedas, como el peso, que se combinó con una "caída brutal" del precio del petróleo.
Un segundo "choque" ocurrió entre enero y octubre de 2016, periodo en el que los precios del petróleo siguieron bajos (lo que también influyó en la depreciación del peso), lo que se combinó con la incertidumbre del proceso electoral en Estados Unidos. Aquí el tema, añadió, fue la retórica del hoy presidente estadunidense, Donald Trump, de cuestionar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El tercer periodo, que se mantiene a la fecha, inició en diciembre de 2016 con el triunfo electoral de Trump, dijo. Los factores que inciden en el entorno inflacionario es la incertidumbre de la relación bilateral con Estados Unidos y el ajuste de los precios de los energéticos, en enero de este año, así como el incremento del salario mínimo. Ello se ha combinado con alza en el precio de algunos bienes agropecuarios y en el transporte público en algunas ciudades.
"Esto ha tenido como efecto una depreciación del tipo de cambio desproporcionada que, con base en el actuar del Banco de México se logró mitigar y se ha dado ya una apreciación importante.
Carstens, quien a finales de noviembre dejará el Banco de México para ir a dirigir el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), dijo que la política monetaria del banco central se va a concentrar en anclar las expectativas de inflación, sobre todo las de mediano y largo plazo.
"Lo importante es que las expectativas para el año entrante y subsecuente nos están dando luz de que la inflación va a regresar a un nivel más normal", sostuvo.
En lo que coinciden las expectativas, aseguró, es que al inicio del año que entra va a haber una caída importante en la inflación, en parte por un efecto aritmético porque no habrá el incremento de precio de los energéticos que se dio en enero pasado.
"El punto complicado es que todavía no vemos la trayectoria esperada. Ese es el grado de dificultad que tenemos en la conducción de la política monetaria. Para garantizar que va a suceder (la reducción de inflación) el Banco de México ha aumentado de manera importante la tasa de interés. Empezamos a actuar en diciembre de 2015, en el momento en que la inflación estaba en su nivel más bajo y a partir de ahí hemos venido aumentando de manera persistente las tasas. Eso es lo que ha ayudado a que las expectativas de mediano y largo plazo estén bien ancladas y que sea muy probable que empecemos a converger a 3 por ciento en los próximos meses", aseguró.
En diciembre de 2015, la tasa de interés era de 3 por ciento y, desde entonces, ha sido incrementada en nueve veces por el banco central hasta el nivel actual de 6.75 por ciento. Una mayor tasa incide en el costo del crédito de empresas y personas y, en ese sentido, tiende a disminuir la actividad económica y con ello la inflación. Según el banco central, el efecto del alza en la tasa de interés se refleja en la actividad entre 12 y 18 meses después de que fue tomada la decisión.