Inicia juicio que podría encarcelar o inhabilitar a Lula da Silva en Brasil
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Tres jueces decidirán el futuro de Lula, al frente de una celebrada gestión entre 2003 y 2010. La votación a favor o en contra puede ser unánime (3-0) o por mayoría (2-1).
La Justicia brasileña abrió hoy el juicio que podría confirmar una pena de nueve años y medio de cárcel para el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, o inhabilitarlo para buscar un nuevo mandato en unas elecciones previstas para octubre en las cuales es claro favorito.
El tribunal de apelación de Porto Alegre, en el sur de Brasil, empezó la sesión en segunda instancia puntualmente a las 08:30 de la mañana locales (10:30 GMT) con un enorme despliegue de seguridad. Las calles aledañas a la corte regional TRF4 estaban todas bloqueadas.
Decenas de miles de seguidores de Lula viajaron a Porto Alegre en los últimos días para protestar en caso de que se confirme la condena.
El propio Lula no asiste al juicio. El ex presidente encabezó sólo horas horas, en la noche del martes, un mitin multitudinario en Porto Alegre, en el que volvió a acusar a la Justicia de impulsar un "juicio político" contra él y a rechazar los cargos de corrupción.
"Tengo abogados competentes que ya probaron mi inocencia", sostuvo Lula antes unos 70,000 simpatizantes, según los organizadores. El ex mandatario ya volvió en la noche a Sao Paulo.
Tres jueces decidirán el futuro de Lula, al frente de una celebrada gestión entre 2003 y 2010. La votación a favor o en contra puede ser unánime (3-0) o por mayoría (2-1).
Se espera que la sentencia se dé a conocer hoy mismo, aunque no está descartado que uno de los tres magistrados pida un mayor plazo para revisar el caso y aplace el fallo.
Incluso en caso de que la sentencia sea confirmada, es improbable que Lula sea encarcelado pronto, ya que sus abogados pueden presentar varios recursos más y llevar el caso hasta la Corte Suprema en los próximos meses.
El juez Sérgio Moro, conocido internacionalmente por dirigir los principales procesos del caso "Lava Jato" ("Lavado de autos"), declaró a Lula en julio de 2017 culpable a haber aceptado de la constructora OAS la reforma de un apartamento que él planeaba comprar en el litoral de Sao Paulo, a cambio de favorecer a la empresa en sus negocios con la petrolera estatal Petrobras.
El apartamento no llegó a ser propiedad de Lula. El ex jefe de Estado debe responder aún en otros seis juicios de Lava Jato", una megacausa sobre corrupción que sacude a la clase política brasileña desde 2014.
El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y varios movimientos sociales convirtieron la antesala del juicio en un enorme acto político en Porto Alegre.
Decenas de miles de militantes de izquierda se congregaron en la noche del martes para oír a Lula en la Esquina Democrática", una plaza usada tradicionalmente para eventos políticos en el centro.
"Sólo una cosa me va a sacar de las calles de este país y eso es el día que yo muera", arengó a sus partidarios el carismático ex líder obrero, que compareció acompañado por su sucesora en el cargo, la ex presidenta Dilma Rousseff, destituida en 2016 en un controvertido juicio político de "impeachment" por el Congreso.
Cientos de simpatizantes de Lula esperan también con expectación desde hace días al juicio acampados en el parque del Anfiteatro, a unas pocas calles del TRF4.
"Una elección sin él sería fraude", dijo a la agencia dpa Cristina dos Santos, una cocinera desempleada de 33 años.
El caso de Lula, sin embargo, polariza al país y también los críticos del ex presidente anunciaron protestas. El conservador Movimiento Brasil Libre convocó un acto en el parque Molinos de Viento, ubicado en el barrio de clase acomodada del mismo nombre.
"Lula es tan culpable como todos de la corrupción, pero en su caso es peor por la posición que ocupaba", comentó el contable de 44 años Rafael Pereira, que se declaró profundamente decepcionado por los escándalos de corrupción que sacuden a toda la clase política.
"Yo voy a votar por Bolsonaro. En este país se necesita una revolución", agregó. El militar de ultraderecha Jair Bolsonaro, conocido como el "Donald Trump brasileño" por su discurso agresivo y populista, marcha actualmente segundo en las encuestas electorales con hasta un 18 por ciento de los apoyos.