Jóvenes que crecieron sin Fidel Castro se preguntan por el futuro
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Emocionada, Chanely Matos, de 15 años, no pudo evitar las lágrimas al hablar de quien condujo los destinos de Cuba durante 47 años y que delegó el poder, por problemas de salud, cuando ella apenas tenía cinco años.
Muchos de los jóvenes que fueron a despedir a Fidel Castro con sus uniformes escolares a la Plaza de la Revolución de La Habana tenían menos de diez años cuando él dejó el poder en 2006.
Saben de memoria sus hitos y legado, pero para ellos el ex líder cubano, fallecido el viernes a los 90 años, es una figura mucho más lejana de lo que fue para sus padres o abuelos y sus preocupaciones no están en el pasado sino en el futuro.
"Lo que yo quiero es que pase lo que debe pasar: que haya un cambio. Que nosotros fuésemos los que eligiéramos las cosas. Yo no creo que tarde tanto, pero tampoco va a ser en el momento. Van a pasar dos o tres años hasta que cambie el chip", dijo a dpa David, un estudiante de 16 años.
Desde los edificios que rodean la Plaza de la Revolución la luz hacía brillar las imágenes de los guerrilleros Ernesto "Che" Guevara y Camilo Cienfuegos en la noche habanera para el acto encabezado por el hermano de Fidel, el presidente Raúl Castro, de 85 años.
Grupos de jovencitas con camisas blancas y falda caminaban entre la gente conversando mientras desde los parlantes se escuchaban los discursos de presidentes como el venezolano Nicolás Maduro, el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega.
Eran dos mundos distantes, aunque de la voz de algunos de los más jóvenes también salían palabras de reconocimiento hacia los logros de Castro, inculcados desde su infancia por padres o maestros.
Emocionada, Chanely Matos, de 15 años, no pudo evitar las lágrimas al hablar de quien condujo los destinos de Cuba durante 47 años y que delegó el poder, por problemas de salud, cuando ella apenas tenía cinco años.
"Desde chiquitita siempre Fidel fue Fidel, es como un padre", dijo a dpa. "Gracias a él tenemos salud y podemos estudiar. Todo ciudadano cubano se va a identificar con Fidel".
Con tres niños de 9, 7 y un año, su esposo, su hermana y su madre, Patricia Bisbé, una mujer de 36 años, bisnieta del primer embajador de la Cuba revolucionaria en la ONU, fue también a despedir al ex líder, que el domingo será sepultado en Santiago de Cuba después de un recorrido de cuatro días de sus cenizas que comienza hoy.
Para Bisbé, llevar a sus hijos a la Plaza de la Revolución fue una forma de mantenerles viva la figura del guerrillero de la Sierra Maestra. "A mí me duele que ellos no lo hubieran conocido", lamentó.
Defensora del socialismo cubano como el resto de su familia, Bisbé piensa que "se cometieron errores, pero al final Fidel era un ser humano y eran otros tiempos".
"Con la crisis económica del 'periodo especial' (1990) cambió un poco mi visión, pero por arriba de todo eso valoro lo grande que se hizo. Como que se lo perdono", señala. "Los de 20 ya lo ven distinto. Uno piensa según vive. Yo soy todavía de la generación que creía en él".
Félix, un estudiante de 16 años, está ansioso por ver cambios en la isla. "El cambio viene obligatoriamente. Tiene que venir", sostiene. "Yo sí lo veo posible. No veo que el problema sea totalmente externo. Hace falta libertad de expresión, el cambio depende de la generación que viene".
Dice que su sueño sería lograr lo que se merezca por su propio esfuerzo. "Mucha gente lucha y no consigue lo que busca", lamenta. "Yo amo a mí país, pero soy de los que dicen: Yo quiero triunfar".
Bisbé cree que habrá cambios en la isla de aquí a unos años, sobre todo económicos, pero advierte: "La gente piensa que todos van a ser ricos y tampoco será así. Están pensando en una utopía”.