La edad de la razón

Politicón
/ 4 octubre 2015

Por Jesús Carranza

Recuerdo como si fuera ayer. 1975. Tenía 10 años cuando de repente… pero a diario, empezó a hacerse costumbre que un golpe en la puerta de mi casa me despertara. Mientras estiraba los brazos al tiempo que bostezaba, recibía la orden. Ve por el periódico.

Desde entonces se me hizo costumbre, a mí y a la ciudad. Poco a poco, ir por el periódico empezó a significar ir por el VANGUARDIA. Después, los saltillenses decidieron ahorrarse inclusive la palabra periódico. Ya sólo decíamos, VANGUARDIA, o EL VANGUARDIA (quedando el artículo como un vestigio de la palabra ‘periódico’). En efecto, éste fue el primer periódico joven y dinámico, el de ideas frescas, innovadoras. El primero que inició una campaña de suscripciones que en poco tiempo cubrió Saltillo con una eficiencia casi militar.

Oír el golpe del periódico en el portal es uno de los mejores sonidos que he escuchado en mi vida. Me levanto y salgo por el diario. Lo tomó entre las manos, lo desdoblo y veo con la tenue luz del amanecer los encabezados. Entro a la casa y regreso a la cama a seguir durmiendo. Ya en la mañana lo leo por completo. Cuando las encomiendas de la vida profesional obligan a uno a enterarse de las noticias más temprano. El repaso de las secciones nacional y local se hace desde la madrugada en que llega.

Más entrada la mañana le doy vuelta a todas las secciones. Leer el periódico los domingos, naturalmente, rompe con el ritual de la semana. La lectura de asueto procuro hacerla después de la comida. Acompañada de un fuerte café o de un trago de Juanito el Caminante —por cierto, ya mayor de edad—, ese personaje que nunca invitó Robin Hood a su pandilla, acaso porque todavía no nacía, pero que quedaría muy bien en la novela de Tom Jones, ese clásico de la picaresca inglesa escrito por Henry Fielding, en el siglo 18, en claro homenaje a Don Quijote.

Con el avance de las nuevas tecnologías y el mal llamado progreso, que en vez de ir hacia adelante, nos conduce hacia atrás, con el uso del internet, digo, los periódicos han dado un salto involutivo al pasar del papel a la hoja virtual. Ahora la gente lee los periódicos en la computadora, en la tableta y en el celular. Por mi parte, prefiero seguir escuchando el golpe en el portal, levantarme de madrugada y desdoblar el periódico para ver los encabezados. Oler la tinta también es adicción, una sana adicción, como dijera nuestra gloria monclovense.

VANGUARDIA, quinta columna, llegó a Coahuila para convertirse en un equilibrio de poder. Recuerdo las campañas periodísticas en contra de regímenes de gobierno, en contra de empresas y de empresarios. Aun a costa del boicot publicitario, VANGUARDIA ha sorteado y sobresalido de toda clase de ataques, sin agachar la cabeza. Hace varios sexenios, las instalaciones del periódico fueron atacadas por un grupo de porros –iba a teclear canes- universitarios. Recientemente, miembros de la delincuencia organizada también pusieron la mira en VANGUARDIA. Una noche, una granada explotó en el frente del edificio. Afortunadamente, nadie salió lesionado.

VANGUARDIA es como un tigre con muchas rayas. Tiene muchas cicatrices. Esas cicatrices lo han marcado y le han aportado sabiduría y experiencia. Por sus páginas han desfilado infinidad de escritores, articulistas, editorialistas que  han aportado sus ideas para la sana convivencia: por sus páginas han desfilado una multitud de reporteros y fotógrafos que escribieron y siguen escribiendo la crónica de México, Coahuila y Saltillo.

En sus páginas están escritas una infinidad de buenas acciones de hombres y mujeres de esta generosa tierra. También, están impresas las crónicas de quienes se han burlado del pueblo, echando mano de las más variadas formas de delinquir. Están documentados los fraudes, los asaltos bancarios y los asaltos mayores a las instituciones públicas. Todo está escrito. Con nombre y apellido.

Desde hace 40 años están escritos en VANGUARDIA los nombres de deportistas, empresarios, políticos, obreros, amas de casa, restauranteros, escritores, funcionarios que funcionan y que no funcionan, delincuentes, políticos, las distintas combinaciones de estos dos últimos tipos, y toda esa gama de la actividad humana de finales de siglo pasado y de éste que empieza. Bueno, con decirles que para cuando VANGUARDIA salió a la luz, Noé Garza, ese creatura prehistórica convertida ahora por malabarismos políticos, en aspirante independiente al Gobierno de Coahuila, llevaba cinco años viviendo del presupuesto. Y no solo Noé, con él toda una legión de políticos a quienes sería mejor llamar gourmets del presupuesto.

¿Y usted, funcionario de hoy, cómo quiere que quede a resguardo su nombre en VANGUARDIA…? Recordémoslo, todas las acciones de nuestros hombres públicos quedarán escritas para la posteridad y el juicio histórico en las páginas de un periódico que, si no es el más viejo de Saltillo, continúa siendo el más joven, pues a sus cuarenta años presenta una combinación ideal de madurez y de experiencia, de audacia juvenil y sabiduría previsora.

www.jesuscarranza.com.mx

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