La La Land: Una Historia de Amor

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/ 26 enero 2017

    Si otra cosa no pasa, mañana se estrena finalmente en las salas de cine de Saltillo, justo una semana después de su pre-estreno nacional que no incluyó la plaza, “La La Land”, de Damien Chazelle.

    Teniendo el subtítulo innecesario en español de “Una Historia de Amor”, la cinta “La La Land” adelanta su estreno nacional que estaba previsto para el próximo viernes 3 de febrero. Y esto es debido al récord de nominaciones (14 en total) que obtuvo para los premios Oscar el pasado martes (el doble del número de galardones que ganó en los pasados Globos de Oro). Esta cantidad de nominaciones sólo la habían conseguido en toda la historia de este premio “La Malvada” (“All About Eve”), de Joseph L. Mankiewicz, en 1950, y la superproducción “Titanic”, de James Cameron, en 1997.

    Hasta aquí estamos bien, porque por sólo este antecedente “La La Land: Una Historia de Amor” es la muy segura ganadora del Oscar a la Mejor Película del 2016, y es también muy probable que gane en la mayoría de las ternas para las que está nominada, dista mucho de estar a la altura de las antes mencionadas, e inclusive de grandes musicales en la historia del cine desde la primera que correspondió a su vez a la pionera del cine sonoro norteamericano “El cantante de jazz” (Alan Crosland, 1927) a la más reciente ganadora del Oscar en este género la cual fue “Chicago” (Rob Marshall, 2002).

    Vayamos por partes: “La La Land” inicia con un espectacular número musical en la hora pico de una de las principales autopistas de Los Ángeles, California, donde coinciden de carro a carro y de forma por demás muy fugaz y abrupta Sebastián (Ryan Gosling), un joven músico de jazz, y Mia (Emma Stone), una aspirante a actriz que trabaja de mesera en una cafetería.

    La siguiente ocasión en la que Sebastián y Mia se vuelven a encontrar es cuando el primero es despedido de su trabajo como pianista de un restaurante justo el día de Navidad y ella es testigo de ese incómodo momento; posteriormente, el músico se ve forzado a tocar para sobrevivir en un grupo que covers de los 80 y coincide otra vez con Mia en la fiesta en esta ocasión rompiendo el hielo y las ásperas situaciones que compartieron las veces pasadas e iniciando la por demás anticipada historia de amor al encontrar, entre varias afinidades, que tiene sueños en común de fama y fortuna: uno en la música y la otra en la actuación.

    Como se puede comprobar con esta sinopsis de la trama, “La La Land” no descubre el hilo negro en cuanto a fórmulas hollywoodenses de historias de amor, y precisamente para pasar a un nivel “oscareable” es que aunque tiene también su consabido final feliz es una variable de clásicos del género que van del musical francés “Los paraguas de Cherbourg” (Jacques Demy, 1964) a “Nueva York, Nueva York” (Martin Scorsese, 1977), con una estética impecable en la que mucho tuvo que ver su plausible selección por regresar al celuloide de 35 mm y una banda sonora que es una de sus principales virtudes y por lo tanto donde tiene sus más seguras estatuillas doradas.

    Por lo demás, si bien es un manjar muy disfrutable para los amantes del cine musical, “La La Land” tiene su talón de Aquiles en la falta de originalidad que la hace ser olvidable apenas a unos minutos de salir de la sala, y por lo mismo en la historia de grandes musicales del cine, aunque gane muchos Oscar.

    Comentarios a: alfredogalindo@hotmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo

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